[Época: En un futuro muy pero que muy lejano...]

Lugar: un cementerio.

Está todo a oscuras, pero en el centro de nuestro campo de visión, la luz de la luna ilumina una lápida, firmemente derecha donde vemos que hay algo escrito, pero a esa distancia, no se puede leer con claridad las letras grabadas en ella.

La cámara hace un zoom, y vemos que a medida que se va acercando y moviéndose a paso humano, las letras se ven con más claridad. A la vez, se oye un débil susurro en la oscuridad de detrás de la lápida, pero también un gran barullo más allá de la oscuridad, casi impalpable. No obstante, ese susurro se oye cada vez más fuerte a medida que la cámara se va acercándose a la lápida.

En un momento dado, la cámara se para, pero las letras se ven difusas debido al mal enfoque del objetivo, ya que el zoom se ha hecho con rapidez. Automáticamente se va ajustando para tener mayor claridad, pero mientras tanto, pequeños golpes se van oyendo... no,... no son golpes, … parecen pasos... fuertes pasos metálicos, que se acercan.

Por fin, vemos las letras y la frase entera. Pero justo cuando empezamos a leer, los pasos se aturan, y un gran guante de color verde se deja ver a la luz de la luna por detrás y encima de la lápida, agarrándose fuertemente a su parte superior. Acto seguido, una figura redondeada se va asomándose a su lado y viéndose detrás de la lápida... parece un casco... si, … es casco del mismo color que el guante.

De repente, una gran explosión suena a nuestra izquierda, y de un salto, aparece el Jefe Maestro, escondiéndose al otro lado de la lápida (el lado que estamos nostros), para protegerse de la metralla que sale de la explosión. En este momento, cuando está recargando su arma preparándose para disparar, su casco mira fijamente en las letras de la lápida. La cámara sigue su mirada, y finalmente, nosotros podemos leer lo que pone:

"Aqui descansa Azidman, el hombre que nunca supo que edición de Halo 3 comprarse".