Si un juego sumamente divertido no puede ser considerado un buen juego, tenemos conceptos diferentes respecto a lo que ha de ser un buen juego. ¿Qué no innova un ápice? Cierto. ¿Qué pasaría desapercibido entre los grandes nombres del género? Cierto. ¿Qué por todo ello es un mal juego? Por lo que a mí respecta, en absoluto.
Y hombre, Zervantes, no pequemos de hipocresía. Si Sony se encuentra en las antípodas de la fiabilidad Microsoft, directamente, desconoce la palabreja de marras y se la pasa por el forro de los huevos, y te lo dice uno que ha vendido su tercera consola hastiado de las lucecitas.