Bajo la Máscara y Spider-Man 3: La opinión de Parras
A la tercera, la vencida.
Esta frase me venía a la cabeza con intensidad al terminar de ver ayer noche Spider-Man 3 en los cines de Artea en Leioa, Bizkaia. Obviamente lo hacía cargada de grandes dosis de ironía, o incluso del más amargo sarcasmo. Spider-Man 3 supuso una decepción bastante seria no ya como fan del arácnido, sino como mero espectador.
Por cierto, que he de dar el primer tirón de orejas para la sala de los cines de Artea, cuya pantalla dejó bastante que desear.
Pero debo ir por partes, para no empezar a dar tirones de oreja por doquier, en un collage que podría resultar escalofriante, sino para exponeros mi punto de vista de la película de forma más o menos ordenada.
ESTA CRÍTICA CONTIENE SPOILERS
Spider-Man 3 tiene un comienzo brillante. Sin rozar tanto la perfección como en las ilustraciones-resumen de Alex Ross para la anterior entrega, los títulos de crédito nos introducen en la película con unos fotogramas hábilmente encajados que nos resumen los sucedido hasta ahora mientras vemos unos efectos en los que el simbionte se va comiendo las telarañas enormes por las que la cámara se desplaza. Pero lo especialmente brillante me parece el aterrizaje. En la primera escena de la película vemos a Mary Jane Watson, en el escenario. Como en los viejos tiempos de Romita senior. En primera fila, un Peter Parker enamorado.
Cerca, en el mismo teatro, hay un Osborn, que no puede olvidar lo que ha visto. Es un planteamiento muy clásico, clavadito al que pudimos leer por ejemplo en el Amazing Spider-Man #96 de Gil Kane y Stan Lee.
Buena puesta en escena.
Pasamos a ver a Peter y MJ, en una gran tela de araña en el parque, sin duda uno de los momentos de mayor plasticidad del film.
Pero el sorprendente protagonista del inicio de la película es Harry Osborn, si bien comienza la película vencido por el odio. La duda, el atisbo de certidumbre ante la verdad o de superación del odio que pudimos intuir en él por momentos en Spider-Man 2, resulta un recurso agradecido en Spider-Man 3. Tras un enfrentamiento después de la escena del teatro, y de que sepamos que Peter se plantea pedir el matrimonio a MJ, Harry se lesiona gravemente y tiene una lesión importante con pérdida de memoria.
Aunque no seamos ingenuos. Es el mismo recurso del primer Duende Verde en el comic, llevado a la pantalla para evitar la repetición excesiva respecto a la primera película, y para abrir camino a la redención de un Harry que hasta ahora había dado muy pocas muestras de ser el mejor amigo de Peter. Anteriormente los celos por las notas en clase, o el odio por Spider-Man no nos permitían ver al Harry del comic. Aquí, por fin, vemos a un Harry verdaderamente libre, un amigo.
Después viene el necesario giro argumental.
Por un lado Spider-Man vuelve a salvar el día, tras rescatar a Gwen Stacy, y recibe un reconocimiento público importante. Por el otro, Mary Jane se deprime ante su fracaso como actriz de Broadway. Peter está crecido, se lo cree y como suele pasar cuando a uno le van las cosas demasiado bien se confía demasiado, olvidando ser más receptivo y cercano para con Mary Jane, que siente celos del éxito como héroe de su pareja.
Por si fuera poco Spidey, en el acto público, decide dar un beso a la chica (Gwen) que salvó para regocijo de los presentes. Salvo Mary Jane, claro está.
Esto empuja a Mary Jane hacia un rehabilitado Harry pero no lo suficiente como para quedarse con él. Al marchar, Harry se vuelve a trastornar, reapareciendo de nuevo la figura de su padre el Duende Verde.
Mientras vemos cómo Peter trata con poco éxito de enderezar su vida personal -resulta memorable la escenita en el restaurante francés- y cómo a pesar del aparente éxito del momento su papel como héroe público peligra -depende de un Harry con amnesia, bastante inestable y que va a explotar a las primeras de cambio- el origen de los 2 villanos del film se nos plantea de una forma clara.
Simple.
Y esto no es una crítica negativa hacia ello. Vemos cómo un ladrón semiarrepentido huye de la policía arriesgándose a pasar a través de un campo de pruebas físicas que le lleva a caer de sopetón en un experimento de materia, y convirtiéndose en el Hombre de Arena, que se nos presenta renaciendo en una escena espectacular, la mejor del film para mí.
Transcurrido un tiempo desde el experimento, el Hombre de Arena se recompone a duras penas, en una escena de gran poder visual, acompañada por la soberbia música de Christopher Young.
Veneno, o mejor dicho, el traje alienígena, llega a la tierra de una forma mucho más simple a la inicialmente pensada por los fans. Como si de un serial de televisión de los años 60 se tratara, un meteorito cae al parque en el inicio de la película, y de él sale una sustancia que se pega al ciclomotor de Peter Parker para seguirle hasta su piso.
Tremendo.
Pero tampoco lo veo como algo necesariamente negativo. Me parecía que Sam Raimi se había tomado todo el revuelo con Veneno y su origen con sentido del humor, y el aire clásico de la caída del meteorito así, como sin venir a cuento, hasta me parecía divertido. Me recordaba además a un viejo juego clásico de los 80 como fue el Maniac Mansion de Lucasarts.
Estoy dispuesto a aceptar estas cosas, si luego me llevan a donde quiero que me lleven. A la diversión.
Como divertido me pareció el enfrentamiento entre Spidey y el arenillas. Otro clásico enfrentamiento que aparece bien encajado en el frenético ritmo del comienzo de la película. ¡Me encanta este Hombre de Arena!
Creo que sé quitarme mi traje de meticuloso fan y disfrutar, si me dejan.
Sin embargo y a partir de llegar a estas situaciones, la película descarrila. Al proyecto de los Raimi, Sargent y Avi Arad se le sale la cadena y ellos, sin darse cuenta, le meten más fuerza a la pedalada. Lo único que consiguen en mi opinión es un atasco monumental, tedioso y despilfarrador en recursos, que incluso llega a dinamitar las grandes posibilidades que algunos personajes podrían haber tenido para la saga en futuras entregas.
Pretenden dar más, y dan mucho menos. Confunden el nivel del volumen con el impacto que se causa sobre la audiencia. La cantidad de efectos, con la diversión para el público y dañan la credibilidad que se pueda dar no ya a las escenas sino a la película en sí.
Y es que vemos como Harry combate a muerte con Peter pero se exigen conductas dignas de un amigo, casi en secuencias plano-contraplano. Vemos como Gwen o incluso Betty son flirteadas por un Peter ultragresivo como resultado del efecto del alienígena para hacer daño a Mary Jane o como simple divertimento. Nos divertimos en parte, sí, pero las exageraciones estéticas (flequillo, balioteo, gesticulaciones) se nos hacen duras de tragar. Vemos como se usa un barato giro argumental de gran calibre (la autoría del asesinato de tío Ben) que tiene que ser explicado varias veces con continuados flashbacks para justificar que Spidey caiga en la sed de la venganza. Vemos un enfrentamiento final en el que se repiten muchas cosas de las dos películas anteriores: vuelven a llevarse como rehén los malos a Mary Jane, que repite sus virtuosos ejercicios de equilibrismo. Se prepara un combate final apoteósico en lo visual pero enormemente predecible en su desenlace argumental y, blando. Que llega incluso a aburrir -que creo que es lo peor que se puede decir de una película como esta-.
No le salvan las dos escenas geniales del nacimiento y muerte de Veneno.
Y entre explosión y explosión, entre muerte y redención, pretenden que nos pongamos sensibleros con varios finales: Peter, Harry, Hombre de Arena, y Mary Jane, que no logran sino descolocarnos un poco más.
La sensación que me quedó al salir del cine fue muy similar a la que me queda cuando voy al campo de fútbol ilusionado por ver ganar a mi equipo y regreso a descansar frustrado, con una goleada por 1-4 o 2-5 encajada en casa. No jugamos del todo mal, pero nos dan palos por todas partes dejando al aire todas nuestras carencias.
No os voy a engañar. A mí las dos películas anteriores no me parecían una obra maestra, ni siquiera unas películas sobresalientes. Se me quedaban en la calificación de un 'bien' holgado, si bien creo que ambas tenían un comienzo sensacional y una segunda parte mucho más decadente.
En ésta el comienzo resulta más extraño por las 'licencias' que se toman con algunos personajes (sobre todo la irreconocible Gwen Stacy que bien podría haber tenido cualquier otro nombre) pero me parece igualmente bueno. La segunda parte de la película, por el collage de propósitos semi-parcheados sobre el guión, resulta poco más que mediocre. El problema es que se ha perdido el norte, y encima con una cuarta entrega a la vista. Y proyectos de 300 millones de dólares deberían ser gestionados más responsablemente.
No por la cantidad de dinero que es, ya que debe ser analizada como proyecto de rentabilidad-coste, sino por la imagen del héroe.
Marvel Comics está vendiendo muchas de sus licencias para ser convertidas en película sin involucrarse o preocuparse seriamente por que el resultado final cumpla con unas expectativas de calidad. Y esto resulta, como hace meses comentaba uno de vosotros nuestros lectores, en que muchas películas se quedan en vulgares medianías con las que no deberían conformarse.
Serán fáciles de vender, pero no de tragar.
Al ver determinadas escenas en la película como a Spidey en las cloacas de Nueva York con el traje negro siguiendo a Sandman, me vienen flashes a la cabeza de lo que podría ser un 'La Última Cacería de Kraven' en la gran pantalla con ese nivel visual. O lo visualmente perfecta que podría quedar una 'La Muerte de Gwen Stacy'. Pero no haría falta ponerse tan serios. Un Spider-Man versus Veneno adaptado de tal y como lo escribió un tal Michelinie -que no es precisamente un prodigio del suspense- podría resultar genial y escalofriante. Pero en Spider-Man 3 nos han metido a Veneno con calzador, aliándose con el Hombre de Arena antes de que podamos siquiera verle, y es el más claro reflejo de que las cosas se pueden hacer mucho, pero mucho mejor.
Marvel, y creo que no me equivoco, decepciona a los fans. Algo que casualmente no pasa tanto con las adaptaciones de los comics de DC. Por lo menos en el pasado reciente. Es algo que me queda cada vez más claro y a Raimi, aunque se nota que ama al personaje, no puedo verlo ni de lejos al nivel de los Nolan o Snyder.
Por Marvel, cruzo los dedos y esperaré hasta los 4F en Junio, pero no le doy mucho margen más. Son ya muchas las oportunidades perdidas.
Lo mejor: la escena del nacimiento del Hombre de Arena. La sensación del inicio de la película con el teatro, con el personaje de Harry rehabilitado, con un Peter crecido e ilusionado y una Mary Jane dubitativa que nos hace creer por momentos en que la libertad de la película puede hacer que llegue a ser la mejor de las tres.
Lo peor: la última hora de película, que no sólo es mala sino que llega a aburrir, y lo poco claro y definido de los cambios del guión: a veces innecesarios como con el asesinato de Ben, otras tirando por el retrete la calidad de la película como con el preparativo y combate final, más digno de Matanza Máxima que de una película con un mínimo de calidad.