Ayer ví por segunda vez -y por primera en los trece años transcurridos desde su estreno- esta película de Ridley Scott, que desde entonces creo que ha quedado como una de las más olvidadas de toda su filmografía. Pese a la grandeza de medios y las tremendas posibilidades que ofrecía una historia a priori muy interesante, la película creo que es un fracaso casi absoluto de Mr. Scott, que al contrario que su protagonista no parece saber hacia dónde dirigir su nave.
Dejando de lado algunas cuestiones de adaptación histórica que creo que resultan discutibles (por ejemplo, el diseño de vestuario de los personajes femeninos), el conjunto falla porque no hay un hilo conductor común, sino una película impersonal en la que la banda sonora de Vangelis -por muy bien que suene para escucharla yendo en coche- parece más propia de la promoción de unas olimpiadas que de las imágenes a las que en teoría sirve, la fotografía de Adrian Biddle es posiblemente la peor de toda la filmografía de Scott -a falta de ver La Teniente O'Neill- por su esteticismo publicitario en grado sumo, mientras que los actores tienen papeles muy reducidos y sin entidad, limitándose a realizar cameos (Sigourney Weaver, Fernando Rey, Ángela Molina, el desaprovechado Armand Assante y un espantoso y ridículo Michael Wincott).
Pero sobre todo porque muestra que por mucho talento visual que posea, Ridley Scott NO es un buen narrador y no domina los tiempos de montaje ni la elipsis cinematográfica, de ahí que los viajes de España al Nuevo Mundo sean tan rápidos como el [garbeo Germania-Trujillo de Russell Crowe en Gladiator o que la historia y los años transcurran a trompicones, de manera torpe e inconexa, bajo un síndrome similar al de El Reino de los Cielos y sus cortes de montaje.
En fin, que mi opinión es una pena que tantos y tan altos valores de producción se esfumen de manera tan absurda y que pese a algún logro en secuencias aisladas la película fracase rotundamente. Ni siquiera Colón queda bien dibujado en ningún momento, pese a que creo que Depardieu -al menos doblado al castellano- no está tan mal como se dijo en su momento.
¿Qué os parece a vosotros? A lo mejor a mí me ha afectado verla a continuación de películas magistralmente narradas como Lawrence de Arabia y Pasaje a la India, en las que David Lean hace que los acontecimientos sucedan o no suceden por cómo los afrontan los personajes; comparar cómo Lawrence consigue unir a las tribus árabes o convencerlos para atacar Aqaba por el desierto en lugar de por el mar con las escenas similares de la película de Scott en las que Colón trata de conseguir que le dejen ir a las Indias por el Oeste es tristísimo. En 1492 parece que se llega a América porque hay que llegar en la fecha que dicen las crónicas que se llegó, que la situación se le escapa de las manos a Colón porque se le tiene que escapar, sin que nada, absolutamente NADA suceda en base a una cadencia de hechos mostrada con una mínima lógica, con los propios personajes como meros testigos de los hechos en lugar de como sus autores.
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Saludos.