Isabel Báthory.
Se suele decir que Bram Stoker, para escribir Drácula, se inspiró más en ella que en Vlad. ¿Qué opináis?
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Isabel Báthory.
Se suele decir que Bram Stoker, para escribir Drácula, se inspiró más en ella que en Vlad. ¿Qué opináis?
Hellsing, serie de manga.
House of Dark Shadows. Creo que os interesará a todos (el tema de esta película está indicado en mi lista de la página 1).
¡¡Gracias Umer!! Si la encuentras, pon alguna referencia al pack completo.
Por el momento aquí tenéis el BD de Night of the Dark Shadows: http://www.amazon.com/Night-Shadows-...e+Dark+Shadows.
No nos podemos olvidar tampoco de este autor: Christopher Moore.
Por cierto, menuda continuación que le dio el sobrino nieto de Stoker a la insuperable novela original. Hasta trataba de mediocre y chiflado a su ancestro. ¡Menudo homenaje! Claro, que hoy día viste más dar caña que respetar. Preciso que Drácula es la mejor novela de horror de todos los tiempos. No es mi opinión, es que LO SÉ, jajaja. Al igual que SÉ que Bela Lugosi ofreció una interpretación del conde única, personal, inquietante, metafísica e imperecedera. A pesar de que mi corazón cinéfilo se reparta entre Lugosi y Christopher Lee. :cortina
La "continuación " de Drácula me la compré a cuatro perras ( puro completismo , no tengo remedio ) y miedo me da empezar su lectura . Por lo pronto recomendar las excelentes El sueño del Fevre de George R. Martin , la imprescindible Carmilla de Le Fanu Soy leyenda de Matheson y Salem’s Lot de Stephen King , homenaje a la novela de Stoker.
Frye lo bordó como Renfield
Y El vampiro de Polidori, Vampirismo de Hoffmann, La familia Wurdalak de A. Tolstoi... Hay mucho donde escoger.
Cierto , cierto . Vampirismo de Hoffman es potentísimo .La madre que parió a Aurelia .:cuniao
Lo bueno sería que Varney el vampiro o El festín de sangre saliera en castellano alguna vez. ¿O ya salió? No me refiero al resumen ese de veinte páginas, sino al tocho de mil páginas.
Creo que no se ha editado ... A ver si Valdemar o alguna otra editorial nos da una alegría .
¡¡Gracias por las estupendas recomendaciones!!, ¡¡vaya títulos!! :palmas
No podrás protestar, Pegaso, que últimamente estos hilos están teniendo vidilla... :ceja
"Drácula," el libro, me parece una obra maravillosa, pero me gustaría mencionar "La guarida del gusano blanco," del que guardo un gran recuerdo tras leerlo un verano hace muchos años... creo recordar que leí que lo escribió bajo efectos narcóticos... no es de extrañar. Casi tan alucinado como la película de Ken Russell, también destacable.
Muchos relacionan esa novela con el círculo de Lovecraft. Es lógico. Mi segunda favorita de Stoker es La joya de las siete estrellas.
Bueno, siento disentir con la mayoría de vosotros. Es verdad que Drácula es una de las obras cumbres del terror (y reconozco que una de las primeras novelas largas que me leí de adolescente, y en gran medida, el origen de mi pasión por el terror...¡y qué disgustos me acarreó entonces! todo el mundo decía que cómo me podía leer aquello)...pero, literariamente hablando es normalita. Para mí, valen mucho más el Frankenstein de Mary Shelley o las Narraciones Extraordinarias de Poe, y tienen más calidad literaria y trascendencia. Cuidado, que no estoy diciendo que sea mala: el modo en que Stoker articula la narración y la dota de verosimilitud sustituyendo la figura del narrador por una serie de documentos que son presentados como reales y obra de los diversos personajes, hacidendo que todo gire en torno a Drácula pero al mismo tiempo manteniendo a éste ausente, es sumamente original y crea un efecto singular y difícilmente olvidable. Bram Stoker, además, creó al archivampiro por excelencia: Drácula, a día de hoy, sigue siendo sinónimo de vampiro. Pero yo creo que esto es más por el talento de Stoker para inspirarse en diversas figuras del folclore y la literatura que ya existían (los villanos shakespirianos como Shylock o Macbeth -no olvidemos que durante muchos años Stoker estuvo muy ligado al mundo del teatro y siempre tuvo vocación frustrada de dramaturgo- vampiros de la literatura anterior como Carmilla de Sheridan Le Fanu o el "byronic type" Lord Ruthven de Polidori, o Varney el vampiro...) que por crear algo realmente nuevo. Lo que sí hizo fue darle una forma compresible para el gran público que rápidamente se hizo popular. Pero esta popularidad no se la debe Drácula a Stoker...sino al teatro y al cine. Drácula se convirtió gracias a ellos en uno de los primeros personajes mediáticos de la historia: hoy todo el mundo sabe quién es Drácula -y los vampiros- gracias al cine, a pesar de la aparición de otras figuras vampíricas (como los vampiros descafeinados de Ann Rice o los muy edulcorados de Crepúsculo). Y a pesar de la aparición de éstos, Drácula mantiene su corona como rey de los vampiros.
Drácula fue, sin duda, la obra más lograda de Stoker, tal vez porque su profesión de mánager teatral no le dejaba demasiado tiempo para escribir, o porque el éxito de esta empañó sus restantes obras. Yo he leído varias de ellas (La dama del sudario, amén de varios cuentos cortos), y soy de la opinión de que están muy por debajo de Drácula (si exceptuamos El invitado de Drácula, cuya indefinición y atmósfera misteriosa en algunos momentos superan a la propia Drácula, y El entierro de las ratas, cuyo aire de sordidez y veracidad y angustiosa acción me impresionaron). El éxito de Drácula se debe en gran medida al cine, y yo creo que las mejores adaptaciones han sido las menos literales, o las que se han fijado en aspectos de la novela que estaban implícitos en ésta, pero no en primer plano. Creo que los germanos han sido los que mejor han comprendido a Drácula: no en vano ellos inventaron el cine y la literatura de terror, y para mí, las mejores películas de vampiros son el Nosferatu de Murnau y el Vampyr de Dreyer, que toman pocos elementos de las obras de Stoker y Sheridan Le Fanu, pero logran plasmar maravillosamente su atmósfera, esa atmósfera que muchas veces es más importante que la propia historia. Hay que decir también que Stoker probablemente concibió su personaje de una manera muy moderna, comercialmente hablando, pensando desde muy pronto en su adaptabilidad a otros medios -como el teatro- o puede que incluso en la posibilidad de secuelas. Pero, aunque conocido en su tiempo, Drácula nunca llegó a alcanzar las cotas de popularidad que tenía, por ejemplo, Sherlock Holmes. Y es que Drácula, aunque asuste y fascine, no es un monstruo simpático, no es el típico marginado al que se mire con interés: no es como el Monstruo de Frankesntein, el Fantasma de la Ópera de Leroux o los Quasimodo y Gwynplaine de Victor Hugo. No, Drácula es un archivillano, y como tal, aunque pueda atraer, al final acaba repugnando. Y ni siquiera es un villano atrayente, como pueda ser un Mefistófeles.
Es curioso cómo el cine y la literatura de terror han reflejado los temores y sentires de la época mejor que otros géneros: en ese sentido, Drácula es una novela singularmente interesante. Si en Frankenstein se estaban viendo los efectos tanto de la Revolución industrial y el temor hacia los nuevos descubrimientos científicos, que no se sabía áun cómo iban a afectar a la vida de la gente, tanto como los efectos de las revoluciones liberales del los siglos XVII y XVIII (las preguntas que el Monstruo se hace son las mismas que se hace cualquier hombre moderno surgido de esas revoluciones: sin Ilustración no hubiera habido Frankenstein), Drácula es singularmente ilustrativo de la época victoriana: la falsa moral, la hipocresía, el puritanismo que dominaban la vida pública en contraste con las vidas privadas de corrupción y libertinaje. En Drácula vemos el antropocentrismo del hombre victoriano, la creencia de que el ingés es superior a los demás hombres, la visión del extranjero como un ser inferior y tal vez decididamente maligno, el temor a la sexualidad, y concretamente, el miedo que inspiraban las enfermedades venéreas (muchos críticos modernos de Drácula han visto a las vampiras del castillo como caricaturas de prostitutas victorianas, consideradas como focos de enfermedades, corruptoras de la juventud y desestabilizadoras de la sociedad), el miedo a la emancipación femenina y a la sexualidad de las mujeres (las "nuevas mujeres" como entonces se las llamaba, eran frecuentemente ridiculizadas por la prensa: en Drácula, la mujer es o bien una ardiente tentadora o un ser débil al que hay que proteger), el interés por el ocultismo y las sociedades secretas (se cree que Bram Stoker pudo pertenercer a alguna de ellas...) En este sentido, creo que la adaptación de la BBC hecha en 2006 es muy interesante: a mi juicio, más que la de Coppola, que quiere ser original y es extravagante, quiere fascinar y más que fascinar, confunde, quiere ser el Drácula de Bram Stoker y logra ser el Drácula de Francis Ford Coppola. Aunque también tiene cosas buenas, todo hay que decirlo.
Si me tuviera que quedar con una adaptación de Drácula, aparte de las ya mencionadas, me quedaría con la de Dan Curtis con Jack Palance como el conde. Es uno de los Dráculas más asustantes que he visto, y una de las adaptaciones más fieles al libro. Lugosi inventó un personaje nuevo: el Drácula Lugosi. Lee lo tenía todo para ser un buen Drácula excepto buenos guiones (con la salvedad, quizá de Drácula Príncipe de las Tinieblas y El poder de la Sangre de Drácula).Frank Langhella me gusta, pero no puedo tomármelo demasiado en serio, al contrario que a Marc Warren, a pesar de que el papel le venía algo grande. Tampoco me puedo tomar en serio a Louis Jourdan. Y Gary Oldman...bueno, pues creo que es un buen actor...pero su Drácula me parece una acumulación de tópicos y lugares comunes sobre Drácula que al final convierten su actuación en una caricatura. Y no tengo más que añadir.
¿Qué quieres que te diga? Cada uno con sus gustos. Ya ves, para mí es una hermosa y tenebrosa historia la de Drácula vuelve de la tumba, superior a El poder de la sangre de Drácula, en la que el personaje se diluye ante Lord Curtley, que no deja de ser un sicario. A pesar de que también me gusta. Pero disiento. Y todos tenemos favoritismos, pero para mí el Drácula de Curtis queda bastante lejos de otros logros, y en nada la considero fiel. Adelanta el tema extraliterario de los amores humanos del conde, pero se aleja del texto. He leído seis veces la novela y no diría que es la más fiel, porque entre otras cosas, es una novela que aún no ha sido fielmente adaptada.
Con respecto a la novela Drácula, lo siento, me parece algo fascinante y único, también en conceptos literarios (ninguna novela la he leído seis veces), por contra a lo discursivo y a la moralina de Frankenstein. Y también me gusta, conste en acta, pero...
Es verdad que Frankenstein peca quizá en ocasiones de un exceso de sensiblería. Pero creo que en el caso de Drácula podemos hablar también de fin moralizante, "de moralina" al gusto de las convenciones de la época. Es que si no hubéramos tenido en Drácula un final en el que triunfan el honor, la virtud y la honestidad, sencillamente esa novela no podría haber salido en aquella época. Drácula ha hecho el mal, y ha arrastrado a varios inocentes en su camino, por tanto tiene que ser castigado, y tenemos un final edificante, de acuerdo a la moral de la época, en el que no falta incluso la muerte de uno de los héroes. Los buenos, en Drácula, son muy buenos. Los malos, muy malos, y además son siempre así. Quizá esta es una de las razones que hace que este libro me guste ahora menos que cuando me lo leí por primera vez. El único personaje más complicado es a mi entender el demente Renfield, quizá el más interesante de todo el libro -dejando aparte al propio Drácula, con lo que tiene de encarnación del poder del mal-, que unas veces está loco y otras cuerdo, unas veces está con Drácula y otras con los héroes. Por que Drácula se convirtió en un vampiro y es tan malvado es algo que en el libro nunca se explica, y acaso esto contribuye a hacer el personaje más antipático, pero también más poderoso y a rodearlo de misterio. La mayoría de las adaptaciones han fallado al tratar de conectar a Drácula con una de esas historias de amor más allá de la muerte, lo que yo creo va en contra de la intención de Stoker, que no quería crear una figura romántica, sino más bien terrorífica y repulsiva, al estilo del Nosferatu de Murnau, una representación de los peores instintos del alma humana. Drácula es el Otro, como lo era el Monstruo de Frankenstein, el Mr Hyde del Dr Jeckyll, el Fantasma de la Ópera: un marginado, un símbolo de las partes más oscuras del alma humana, una representación de aquello que ocultamos porque no queremos que se vea, porque yo creo que el terror va fundamentalmente de éso. No es un muerto ni un vivo; es un extranjero exótico en tierra extraña y se alimenta como un parásito sembrado la muerte a su alrededor, esparciendo plagas. Es, como todos los grandes personajes del terror, un símbolo de aquello que no queremos ver, aquello que se rechaza, pero de algún modo se desea. ¿Por qué? Pues probablemente el que mejor lo explicó fue el propio Bela Lugosi: "Ser Drácula es una bendición y una maldición" y "Drácula no muere nunca".
En efecto, esa historia de amor no está en el texto, aunque algunos autores hayan querido justificarlo: él representa el horror químicamente puro, la repulsión, el espanto total. Y eso que cuentas sobre la moral, es que era una novela victoriana. Y cada obra en su tiempo. Es impensable lo que ha hecho Dacre Stoker, con una Mina que no tiene nada que ver con la mujer de su tiempo. Si Stoker hubiera pitado otra sociedad, sería una novela de ciencia ficción, o política ficción. En nada afecta al ritmo, a la tensión. Muchos que leen ahora Frankenstein se quejan de que falta chicha, que va por derroteros ajenos al fantástico; más bien hacia la exposición de una lección moral: el castigo de creerse Dios un simple mortal; mas es muy discursiva en su contexto global. Fíjate que el pasaje de la creación son unos pocos párrafos. Y repito que yo la tengo entre mis diez mejores novelas de terror de todos los tiempos. Stoker persiguió una novela de pesadillas (nacida del reto de su jefe, el insigne actor que supongo conoces) y consiguió lo que para mí es un monumento a la poesía macabra. Los iconos y sueños que desprende el libro son de una fuente inagotable. Pero bueno, repito, cada cual tendrá su opinión. La mía es igual que la de Oscar Wilde.
La novela de Dacre Stoker no me la he leído, así que no puedo opinar.
Creo que fallan los que meten en Drácula una historia de ésas del tipo "amor más allá de la muerte", aunque reconozco que hay algunas versiones de ese tipo que me gustan. Ésta es, sin embargo, una de las pegas que le pongo a la versión de Dan Curtis: creo que al Drácula de Jack Palance no le pega nada ser un enamorado. Drácula no es el Imphotep de La momia. Drácula es una historia policíaca de suspense con elementos de terror sobrenatural: no una novela romántica. Para monstruos enamorados ya tenemos al Quasimodo de Victor Hugo o al Erik de Leroux.
Para mí la novela Drácula es genial. Su innegable permanencia en el tiempo la hace así.
Si bien los momentos -pocos- en los que el conde aparece en el relato resultan ser los más destacados e impactantes (incluso en los largos párrafos del Dr. Van Helsing se lo extraña); también lo son aquellos que Stoker describe brillantemente como la consecuencia siniestra de sus actos.
En fin, una obra imperecedera como la adaptación de Browning:cortina
Es verdad que los momentos en que Drácula aparece son los mejores del libro. También lo son aquellos que están ahí simplemente para crear atmósfera, como la parte en que Jonathan viaja a Transilvania y su estancia en el Castillo de Drácula, que siempre han sido mis favoritos de todo el libro. Pero yo creo que la versión cinematográfica definitiva de Drácula aún está por hacer.
Objetivamente hablando, y aunque, por muchas razones, es una película mítica, a mí, sin embargo, el Drácula de la Universal me parece mediocre. Quitando la extravagante presencia de Lugosi, que en Drácula es capaz de llevar por sí solo el peso de una escena (Drácula fue el cénit de su carrera y también el inicio de su declive) el buen hacer con la cámara de Karl Freund y los decorados de Charles D. Hall, me parece una película realizada con evidente desgana. Varios de las personas que tomaron parte en ella la recordaban así años más tarde. David Manners, que interpretaba a John Harker tan insípidamente como exageradamente Lugosi a Drácula, no comprendía por qué la gente sólo quería hablar con él sobre Drácula. Desde luego, el estudio pasaba por serias dificultades económicas, y Carl Laemmle se mostraba muy escéptico respecto a las películas de terror, a pesar de que en la época muda habían ganado una fortuna con películas de Lon Chaney como El jorobado de Notre Dame o El Fantasma de la Ópera. Pero Drácula era distinto, era el primer thriller de horror sobrenatural que se hacía en América, y se temía que resultara demasiado para los nerviosos públicos de la Gran Depresión. Antes y después del estreno tuvieron problemas con la censura (aunque es cierto que el famoso Código Hays todavía no se aplicaba muy rigurosamente). El presupuesto además era enormemente ajustado, y Drácula, que se había planteado como una superproducción, acabó siendo casi una película de serie B, más aún después de que todos los grandes nombres, como Paul Leni, Chaney padre y Conrad Veidt se cayeran del proyecto. La dirección acabó recayendo sobre Tod Browning, que fue uno de los grandes directores del período silente (en mi opinión, sus Garras humanas, Muñecos infernales, o su El trío fantástico superan con mucho a Drácula, pero es que Drácula fue una de las primeras películas de terror habladas), pero que nunca se acabó de sentir del todo cómodo con el sonoro y cuya carrera prácticamente acabó con el sonoro patinazo que supuso Freaks, concebida como la película de terror definitiva, y que resultó ser a la postre una de las películas más malditas de la historia. Ya fuera por el poco entusiasmo y medios que el estudio dedicaron a Drácula, o por la depresión que le había producido la muerte de su gran amigo Lon Chaney (que iba a ser el protagonista), Browning afrontó la dirección con singular desgana, y parece que la mayor parte de las escenas las acabó dirigiendo el propio Freund. Algunos de los actores recordaban años más tarde que tenían la impresión de que no había nadie tras la cámara. En una de las escenas finales en el cuarto de Mina, hay un pedazo de cartón pegado a una lámpara claramente visible y que se tira allí varios minutos. Hay personajes e hilos argumentales que son seccionados de cuajo de la acción de la película, bien por descuido, por falta de presupuesto o por la obra de la censura (como la trama secundaria relativa a Lucy, que sí se resuelve en la versión española, rodada al mismo tiempo y en los mismos decorados). Los personajes vagan de acá a allá recitando diálogos, que, vistos hoy, resultan extraordinariamente banales, pero que, supongo, es lo que el público de aquella época quería ver. En mi opinión, la versión española técnicamente está mucho más lograda. Lo que no tiene es a Lugosi, que hizo que todo el mundo supiera qué aspecto tiene, como habla y cómo se comporta un vampiro. Aunque había interpretado el papel con mucho éxito en el teatro, el estudio no se fijó en él hasta pasado un tiempo, cuando los otros "draculables" ya no estaban disponibles. Creo que Lugosi, y en menor medida, Dwigth Fry como Renfield son quienes realmente llevan el peso de la película y consiguen salvar aquello, además de la extraña, casi malsana atmósfera de algunas escenas, obra de los buenos haceres de Charles D. Hall y Karl Freund. Browning, ya fuera por su inexperiencia con el cine sonoro o porque quisiera provocar un efecto agustioso y extraño en el espectador, dejó gran parte de las escenas en un insoportable silencio, sin más sonidos que los diálogos y algunos sonidos ambientales, produciendo una sensación de extrañamiento que muy pocas películas llegan a producir. A pesar de sus muchos fallos, Drácula sigue siendo una obra memorable. Fue la primera película de terror de la Universal (si no contamos los títulos mudos), la que inició su memorable ciclo, que daría lugar a piezas excelsas del género, como La momia, El caserón de las sombras, Satanás o La novia de Frankenstein. la primera película de terror hablada y el primer filme de terror sobrenatural que se produjo en Estados Unidos. Drácula se convirtió en el primer vampiro mediático, y el dinero que recaudó la película, ayudó a salvar los estudios y a capear el temporal durante esos primeros años de la Depresión.
Lo siento. Sé que me vais a odiar. Aún así os diré que Drácula de Tod Browning me gusta, aunque no por sus méritos intrínsecos, y que el libro me lo he leído como diez veces (si no han sido diez, no han sido ninguna).
En todo de acuerdo, menos en lo que no es una novela romántica. El romanticismo bien sabes que no sólo afecta a una historia de amor. Ese amor está presente en el sacrificio de los amigos que se unen para luchar con su amor contra el mal. El estilo, los ambientes exóticos, apartados, las exaltaciones del yo, del sacrificio... Es romántica.
Ulmer, yo también considero apoteósicas la novela y la película de Browning. No es cuestión de soltar las razones, porque las he escrito en varios libros míos, y no deseo repetirme. Cada cual con su opinión, obvio es.
Por cierto, lo de las seis lecturas mías no es un farol (por si lo ha parecido). Con ello sólo dejé constancia de mi amor hacia ella. No pretendo convencerte de nada, Jane. Es más, también tengo en mi biblioteca de Villa Diodati casi todas las ediciones editadas en nuestro país, y la original de la Constable Press, reeditada a en The Annotated Dracula.
No te voy a odiar, como temes; sólo que no estamos de acuerdo en todo lo que has escrito, como ocurre en muchos hilos de estos foros: que la gente no se pone de acuerdo ni se pondrá jamás. Bandos contrastados sin verdad absoluta de por medio. Pero sigo sin entender cómo algunos preferís la versión hispana. Me es física y metafísicamente imposible asimilarlo. Lo siento. Todo eso que cuentas lo sabemos la mayoría de los que intervenimos aquí, pero está bien que lo comentes por si alguno lo desconoce. Son páginas principales de la historia del cine (me refiero a los datos objetivos, no críticos). Con respecto a los descuidos, los hay en todas las películas. Mírate los cielos arrugados de Frankenstein, por ejemplo. Es lo que tiene el cine.
Ah, me olvidaba: también considero extraordinaria Freaks. Otro punto de disentimiento.
Un consejo, Jane. Sé por experiencia que en estos foros si se escribe sin puntos y aparte, la mayoría no lee los posts. Te lo digo por experiencia, jejeje. Al principio construía párrafos muy extensos y muchos compañeros me solicitaban que escribiera más breve para invitar a la lectura, lo que no dudé en hacer. Es mejor espaciar y comentar en distintos posts. Créeme y espero no te molestes, pero es así.
La verdad, maese, humildemente y en la medida en que se dan las oportunidades, recomiendo enfáticamente descreer de las malvadas -sí malvadas- interpretaciones que afirman que el Drácula hispano es superior.
Por otro lado, si al film de Browning se le achaca su estética teatral (transcurre en escenarios cerrados), para mí esto no hace sino destacar su magia y grandeza; consigue esa atmósfera agobiante, un trabajo con el adentro y el afuera que genera amenaza y miedo constantes.
En fin, como tu dices, tanto lo ha marcado a uno este film que ya no sabe si se repite en sus dichos. Igual, es indistinto, hay que machacar y machacar.
Querido Ulmer, las obras te llegan o no te llegan. No se puede luchar contra los sentimientos, a pesar de los dictados y recomendaciones ajenas. Lo que sí me llama la atención es que se critique un detalle concreto de una obra, y sin embargo ese mismo detalle, agigantado en la copia, no se emplee en su contra, sino que se obvie de forma olímpica. Pero tampoco me gusta hacer sangre de títulos que, a pesar de los pesares, también me interesan. Por cierto, existen dos montajes del Drácula de Browning. Recomiendo el que te plasma los sucesos de la dama de blanco: Lucy.
Con respecto a los rodajes polémicos y complicados (Drácula no lo fue, no), en Casablanca no tenían ni el guión ultimado, y ya se vieron los resultados. Y algo que me hace gracia: el rodaje de El fantasma de la ópera de Julian con Chaney fue caótico total (hasta Chaney rodó la secuencia del baile de máscaras -en dos colores-, a pesar que se argumentó que por enfermedad del realizador), por el contrario a la versión de Lubin de 1943, que fue armonía pura. ¿Los resultados? Los podemos comprobar visionando ambos títulos.
Se pensó en varios actores conocidos y reputados del mundo del cine para Drácula, entre otros a John Barrymore (Svengali tiene paralelismos; sobre todo por lo del mesmerismo), pero cayó la tarea en quien tuvo que ser. Cuentan los resultados. También Karloff accedió a Frankenstein por rechazo de Lugosi. La historia está bien como está. No lo vería tan mal Browning cuando en La marca del vampiro recurrió de nuevo a Lugosi. Claro que si las sensaciones son de rechazo hay que oír el interior de uno y aceptarlo. No es mi caso, obvio es.
Jamás había oído ni leído el detalle del cartorcito de Drácula hasta que se dijo en el audiocomentario de la edición en dvd. Tampoco es para caerse del burro. Repito que detalles como éste y mucho más gordos los encontramos en todas las películas. Hasta 2001 los tiene...
Cada vez que leo/oigo en algún sitio ( suele ser una alguien que obviamente no se ha leido la novela ) que el Drácula de Stoker ( aquí confunden a Stoker con Hart, que francamente se lució ) es una historia de amor y que Drácula es un ( anti)héroe atormentado y romanticón que busca su amor perdido y bla, bla , bla ... Me entra sarpullido. Con todo , reconozco que los Drácula de Coppola , Badhan y Curtis me gustan tirando a mucho.Eso sí , basta ya de Dráculas a lo Corin Tellado , please.
No, no me molesta. De hecho, me lo han dicho varias veces...Es un fallo que tengo.
La versión hispana me parece técnicamente superior a la inglesa, pero no artísticamente. Es verdad que en la española hay un uso más original del plano, que la acción está mejor desarrollada y la historia se resuelve mejor, pero... los actores dan grima: el único que está un poco mejor es el que hace de Renfield. Además, el equipo de esta versión, dirigida por George Melford, jugaba con ventaja, porque veían previamente lo que había hecho el otro equipo y lo mejoraban, todo hay que decirlo. Y la inglesa, aunque ya expresé cuales son mis sentimientos hacia ella, reconozco que tiene momentos y frases apoteósicos: como el "yo nunca bebo vino" (esa frase no estaba ni en la novela ni en la adaptación de Balderstone y Hamilton Deane: sin duda, un gran acierto).
¿Hay dos montajes de Drácula? Me dejáis absorta. No tenía ni idea: nunca me acostaré sin saber una cosa más.
Drácula vuelve de la tumba no me parece de las peores películas de Drácula de la Hammer (aunque tampoco es de las que más me gusta, creo que esto es simplemente porque en general, no soy muy dada al cine de la Hammer, que considero suele pecar de falta de sutileza). Otra película interesante del ciclo de Drácula de la Hammer es Las novias de Drácula: un curioso filme de Drácula sin Drácula.
Respercto a Freaks...no es que me parezca una mala película...es que creo que me pasa simplemente con ella lo mismo que les pasó al público de los años treinta: no sé cómo tomármela...
Sin embargo, reconozco que Drácula tiene algo que "engancha". No me pareció mejor libro que Frankenstein...pero me lo he leído muchas más veces. Y me he visto muchas más versiones de Drácula que de Frankenstein, que en general, me han gustado más...
A mí es que con la Universal y la Hammer me pasa como con papá y mamá. ¿A quién prefieres?
Existe un montaje de Drácula, el que pasan doblado (espantoso doblaje; a Lugosi hay que oírlo), que creo que tiene unos seis minutos menos, y donde se borra todo lo referente a Lucy, la dama de blanco que se lleva a los niños, y el que incluye dichas incidencias.
El Drácula de Melford sufre mucho del efecto pastiche: vemos cajas y después ataúdes en los sótanos del castillo, pues usa imágenes del original; así como se nota cuando usan planos de Lugosi. Los actores están muy forzados. Ese Van Helsing (Arozamena) es de traca, y el cordobés Carlos Villar Villarías quiere imitar a Lugosi, pero eso sólo lo consiguió Landau, en la inolvidable pieza maestra de Burton. A nivel de planos destaco el uso de la grúa para la toma de presentación del conde, y las tomas de Renfield tras la escotilla del barco. Por lo demás, lo encuentro demasiado alargado. La secuencia de Van Helsing con Drácula, cuando saca el crucifijo del cofre, es de órdago. Pásatela y dime si los movimientos esos absurdos estaban coordinados por alguien. Con todo, es una pieza arqueológica, de museo, una curiosidad imprescindible. Estuve en el estreno mundial cuando se descubrió la copia en Cuba, y fui en España el primero que la proyectó en el Aula de Cine de la UCA. Pero sigo quedándome con el original, una de mis diez películas favoritas del cine de terror. No es cuestión de volver a verla (que lo haré), pues ya lo habré hecho en más de veinte ocasiones.
Por cierto, que el amigo Tzameti me ha invitado a disfrutar de la versión bd en el pantallón de una sala especial.
Es que yo jamás me he visto Drácula doblada. Creo que a los actores hay que oírlos en versión original, y en esto sí te doy toda la razón, a Lugosi, que logra producir un Drácula desasosegante, con el punto justo de ambigüedad y malicia, con esa extraña entonación y ese acento húngaro que en este aspecto, lo acercan más al original que otros Dráculas del cine, hay que oírlo en versión original para ver a Drácula ("I never drink...wine"..."Children of the nigth...what music they make!..."). Si no, no lo ves. A Drácula hay que verlo y oírlo, más aún cuando lo hace un actor tan...tan especial como Lugosi.
Con la Hammer tengo una relación de amor/odio. Hay películas suyas que me gustan mucho, como El fantasma de la ópera, La momia, La maldición del hombre lobo, o La novia del diablo, y otras que no soporto, como ese Drácula ambientado en los años setenta con satanistas de estética disco.
Sí, te refieres a Los ritos satánicos de Drácula, una de las más flojas. Yo también tengo títulos flojos, pero son tantos los que me apasionan, además de los que has citado, que no puedo con mi alma de pecador, jejeje.
Se rodaron dos en los tiempos actuales: Drácula 73 y la señalada. La primera sí que me interesa, pues respetan el vampirismo del conde, y lo dejan recluído en el ambiente gótico y maldito de una iglesia desconsagrada, retomando elementos del filme anterior de Sasdy. La segunda me interessa como completista, pues de Drácula no queda nada. Es un villano con ansias de dominar el mundo. Podría ser Fu-Manchú.
¿Qué opináis del Drácula de Jesús Franco?
Bueno. Es fácil hacer leña del árbol caído. Técnicamente es deficiente, rodado a golpe de zoom (constante del color de Jess) y con algunos actores a los que les cuestan entrar en el papel. Pero ocurre que le tengo cariño. La vi con catorce años, cuando andaba loco por consumir de todo lo relacionado con la fantasía y el horror, aunque en la misma época que un título (menor para vosotros, muy mayor para mí) de la Hammer: Drácula vuelve de la tumba, y las comparaciones son odiosas. A pesar del murciélago de papel, de la araña de plástico y demás detalles casposillos, me siento nostálgico cuando lo desempolvo, y me recreo con ese Lee bigotudo, y esos Lom, Kinski, Taylor y compañía. El final con el fuego es una traición a Stoker, y tengo una anécdota interesante. El castillo de la película pertenece al levante de nuestra geografía, pero el que sale en los créditos (y que ni el director artístico -Taylor- lo sabía) fue un robado. Se trataba del castillo Chaumont sur Loire. Lo investigué a fondo para mi libro Casas malditas.
¡A mí también me gusta, aunque sé que es cutre! Además, tiene puntos extra por la presencia de un Drácula anciano y bigotudo, como el que te describen en el libro.
Si me engacho la acabo. No pienso batirme en duelo por ella, pero la considero un pecadillo ineludible, jajaja.