Retomando un poco ideas dispersas en el post, es cierto que el cine de terror americano o el japonés tienen sus propios estilemas de los que tiran continuamente. Lo que pasa es que el cine americano tiene más tirón porque domina el mercado y el asiático tiene ese aura marginal y de culto por lo limitado de su distribución. Con el terror americano resulta que venimos curados de espanto (y nunca mejor dicho) y rara vez aclamamos algo que nos ofrezca si no alcanza ciertas cotas de calidad u originalidad. El problema es que con lo oriental ocurre que ciertos gurús sin ningún criterio (y aquí cito al señor Angel Sala como cabeza más visible) se han dedicado a ensalzar cualquier "cosa" en la que los actores tengan los ojos rasgados, cuando precisamente por el rango que tienen dentro de las corrientes de opinión, deberían dar ejemplo separando con mejor tino la paja del trigo, porque no es de recibo que te vendan ciertos subproductos como "el último hallazgo del cine nipón" cuando en realidad no hay por donde cogerlos, especialmente si los comparas con los títulos tótem del género. Serán cosas mías, pero a mi el último terror oriental que me dijo algo distinto de lo habitual fue "Dos hermanas".