Air Madrid vendió falsos destinos
El detalle de una de tantas denuncias recrea el calvario del cliente. La barcelonesa Alba Caloni optó, como cientos de pasajeros, por lo que creía un cómodo vuelo directo. Para su sorpresa, el 24 de julio de 2005 observó que en los monitores de información no figuraba como destino de su vuelo Santa Cruz de la Sierra, sino... ¡Lima!
La pasajera acudió al mostrador de Air Madrid. Las azafatas le tranquilizaron: "No se preocupe, se trata sólo de una escala técnica". La treta coló. Porque para el vuelo de regreso sí estaba prevista una escala en Lima. Y aunque no era lo contratado, aceptó.
A las cinco de la madrugada del 25 de julio, hora local, el avión aterrizó en Lima. No era una escala técnica. El vuelo acabó ahí. Después de cuatro horas y un sinfín de llamadas a la oficina de Air Madrid en Barcelona, logró plaza en un vuelo de Lloyd Aéreo Boliviano a Santa Cruz de la Sierra.
Aterrizó once horas y media más tarde de lo contratado y con otra compañía. Nada más llegar, chequeó telefónicamente con Air Madrid que el regreso sería a las siete de la mañana del 29 de julio. Tenía un retraso de 10 horas. Cargada de resignación, acudió al aeropuerto tres horas antes de la salida oficial. No vio ningún vuelo de Air Madrid en los monitores. Preguntó por el mostrador de la aerolínea. Los responsables del Aeropuerto de Viru Viru contestaron: "Air Madrid no ha volado nunca a ningún destino en Bolivia".
Caloni fue recolocada otra vez en la Lloyd. Cuando llegó a Lima, hacía 12 horas que había salido su vuelo a Madrid. Esa noche no la pasaron sobrevolando el Atlántico, sino en un hotel limeño. A las 4.30, fueron despertados y llevados al aeropuerto para embarcar en un avión de... ¿Air Madrid? No, de Taca. ¿Con destino a... Madrid? No, a Bogotá (Colombia).
Tras aterrizar esperaron seis horas. A las 16.15 del 30 de agosto, embarcaron en un avión de Avianca. Pero no iba a Madrid, sino a Cartagena de Indias (Colombia).
Dos días después de partir de Santa Cruz de la Sierra, les anunciaron un nuevo embarque. Esta vez el avión sí era de Air Madrid y con destino a Madrid. Pero ya en el avión, les anunciaron dos escalas imprevistas. Una en Punta Cana (República Dominicana) y otra en Tenerife.
La viajera, y demás forzosos trotamundos, aterrizaron en Madrid a las 11.30 del 31 de agosto. Con 36 horas de retraso. Cuando Caloni llegó a Barcelona se cumplían 57 horas desde que emprendió regreso. Gracias a Air Madrid, había pisado tres países y media docena de aeropuertos.
Tras la inoperancia de su queja ante la autoridad aeroportuaria AENA y Air Madrid, la viajera entabló acciones legales. Como Margarita García Boada, que había elegido el mismo vuelo porque sufre artrosis y pensó que un trayecto directo sería mejor para sus huesos. AENA reconoció que el viaje vendido nunca existió.
El Ministerio de Fomento sostiene que nunca ha estado en riesgo la seguridad de los vuelos de Air Madrid. Algunos de sus pasajeros no lo comparten. Uno de ellos, apellidado Coppola, salió de Madrid a Buenos Aires el 19 de diciembre de 2005. En el vuelo de regreso, el 10 de enero, la hora de salida se retrasó nueve horas y media. A las dos horas, el avión tuvo que regresar por un "fallo técnico". Aterrizó de emergencia, socorrido por un coche de bomberos y con una turbina incendiada.
Horas más tarde, fueron invitados a reemprender vuelo en el mismo avión. Coppola manifestó su inquietud y Air Madrid le prohibió subir. Según su abogado, los pilotos de Air Madrid tendrían que haber denunciado dicho incidente a Aviación Civil. No consta si se presentó tal incidente, pero sí que se sancionó a Air Madrid.
Incluso cuando ha habido cancelaciones generalizadas, la compañía se ha resistido a la evidencia de que le tocaba pagar compensaciones. Esto ocurrió con el vuelo DRD 1253 a Buenos Aires que debía salir de Barcelona el 28 de julio. No sólo no se publicó su cancelación, lo que habría posibilitado las compensaciones, sino que AENA manejó oficialmente el dato erróneo de que el vuelo partió al día siguiente. Sus pasajeros sabían que no fue así. Al final, AENA reconoció por fax su error, pero siguen sin obtener el certificado de su cancelación.