Domingo... no te hagas mala sangre. Te cuento mi experiencia de esta mañana.

Tengo que hacer una transferencia a Francia. Cuatro euros de mierda. Pero TENGO que hacerla. Me voy al Bankinter por que solo había una persona. Una viejecita. Mal visto por mi parte.

Pregunto en mesa por mis intenciones y me mandan a caja. Tras los lógicos tres cuartos de hora (revisó sus movimientos UNO A UNO desde el año 37, más o menos), me cogen el papel. Me empiezan a meter datos. No entran. Cara de extrañeza. Otra vez. ¿Este número está bien? Si. Vaya. Que contrariedad. Vamos ya por hora y cuarto. Llama a ese señor(a) que siempre hay en las sucursales, que entiende de todo, y que NUNCA te atiende directamente. Me dice que claro, que no entra por que una transferencia internacional no puede hacerse en metálico ( :! ) y que si no tengo cuenta con ellos, ya puedo olvidarme. Pero que me abre una en quince minutos. Salgo echando pestes por la puerta.

Paso por el Santander. La cola llega A LA CALLE. Hay hasta altercados. Debe ser que están cobrando todos esos recibos...

Me voy a mi otro banco: el BBVA. Ya escarmentado, lo primero que hago es VOLVER A PREGUNTAR DONDE TENGO QUE GESTIONAR EL TEMA. Me dirigen, de nuevo, a caja. A la cola, caro. Tras otros treinta minutos, la amable señorita de caja me manda... a cualquiera de sus compañeros de mesa. A estas alturas, si me ponen delante a según quien, lo destrozo con mis propias manos. En todas las mesas hay gente esperando. Excepto en una, cuyo simpático y dicharachero operario está hablando por teléfono. Espero. Segundo error de apreciación del dia. Tras OTRA MEDIA HORA, en la que los que esperaban en otras mesas son atendidos (y los que vienieron después, claro), este simpático personaje se digna mirarme. Y ante mi intención de sentarme, y mi exposición de intenciones, me espeta: "Pase a cualquiera de la otras mesas por favor..."

Os juro que en este instante, y si existiera cualquier arma de destrucción masiva que exterminase de la faz de la tierra a la raza bancaria, la hubiese utiizado sin vacilar. Pero antes de cometer una tontería, abandoné indignado la sucursal dando un portazo de campeonato. Toda la mañana perdida para hacer una puta transferencia de CUATRO euros, que al final no me permitieron hacer.

En suma, ya has visto que con TRES bancos distintos, malas experiencias en una sola mañana. Me parece indignante el trato que recibimos. Pero tragamos por que no tenemos más remedio. Eso si, cada vez que salen en el Telediario las cuentas de beneficios de estos elementos, me entra acidez de estómago.

Un saludote.

Manu1oo1