Ojalá se edite esto también algún día:
https://www.youtube.com/watch?v=E1kPKr2m4-g
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Ojalá se edite esto también algún día:
https://www.youtube.com/watch?v=E1kPKr2m4-g
Coming 13th July from La-La-Land. The original score, expanded. 5000 copies
Somewhere in Time, de John Barry
https://i.imgur.com/qHKVHz2.jpg
Y Quartet Records publica The Taking of Pelham 1, 2, 3 del infravaloradísimo David Shire. 500 unidades.
https://quartetrecords.com/product/t...one-two-three/
Waiting for the Barbarians, no pense que llegarian a editar este trabajo de Beltrami.
Otto+, decía Branagh que probablemente, Mucho Ruido y Pocas Nueces sea su film más conocido y alabado de entre sus adaptaciones Shakespirianas entre el publico general: incluso mucha gente que no está familiarizada con su trayectoria como director conoce y tiene en gran estima la película.
Afirma que una de las cosas de las que siente más orgulloso es de que bastantes personas le hayan comentado a lo largo de los años que para ellos, Mucho Ruido y Pocas Nueces es el Cantando Bajo la Lluvia de su generación, la película que se ponen cuando han tenido un mal día, o cuando están peleados con la vida.
Todo es redondo en esa película. Dirección, interpretaciones, música...
PD: Doyle comentaba que lo más le gustó de hacer esta película es que hay una obertura, en este caso presentada en forma de larga secuencia inicial donde pudo exponer de manera exultante los temas que mas adelante desarrollaría en el resto del score. Eso ya era una rareza en 1993.
Del ABC, edición del 25 de Mayo de 1988. Ojo al titular.
https://www.abc.es/archivo/periodico...880525-93.html
:D
Un ejemplo de su obra de concierto (música de cámara en este caso):
https://www.youtube.com/watch?v=Cw09_VXeQZE
Preguntaba si era la peor partitura porque mucha gente le otorga ese puesto a su entrega de los simios, cosa que no comparto. Aunque Thor y Rise Of The Planet of The Apes tienen el estilo de Doyle filtrado por los patrones contemporaneos de la música de ese tipo de películas, si escarbas un poco, debajo de los ostinatos mediaventureros y de la percusión sampleada te encuentras con muchos rasgos estilisticos del escocés. Ambos scores, además estan mucho mejor estructurado, compuesto y orquestado que la mayoría de scores similares. Un poco como Salt, otro ejemplo donde JNH adapta su estilo, pero sin renunciar a el. Sigue siendo JNH, solo que sobreviviendo en el panorama actual.
El problema de Jack Ryan no es la presencia de electrónica, efectivamente, sino es que un score muy flojo, desganado, aun en su estilo.
Aunque obviamente, como hablamos de Doyle, no todo es malo, tiene cosas rescatables. Curiosamente, la reseña más equilibrada y sensata, en líneas generales, a mi juicio fue la de asturscore.
Jack Ryan (2014) es la tercera película norteamericana dirigida por el actor, guionista y director norirlandés Kenneth Brannagh tras Sleuth (La huella, 2007) y Thor (2011), y después de dos décadas de películas británicas que estos últimos trabajos aún no han conseguido hacer olvidar. Tras dirigir para Marvel, Sony y Paramount, Brannagh se enfrenta en 2015 al reto de dirigir una cinta Disney, Cinderella, que certifica, si no lo había hecho ya, su cambio de tendencia, quién sabe si para mantener un status regular en la profesión.
En esta ocasión, se trata de la quinta película que aborda las aventuras del personaje de ficción Jack Ryan, creado por el escritor Tom Clancy, y que ya ha sido llevado al cine en Hunt for Red October (La caza del Octubre Rojo, John McTiernan, 1990), Patriot Games (Juego de Patriotas, Phillip Noyce, 1992), Clear and Present Danger (Peligro Inminente, Phillip Noyce, 1994) y The Sum of all fears (Pánico Nuclear, Phil Alden Robinson, 2002).
Pero esta vez a modo de retrospección, para conocer los inicios del personaje, interpretado para la ocasión por el actor con cara de muñeco (diabólico) Chris Pine, que de maduro fue Alec Baldwin en los estertores de la Guerra Fría (La caza del Octubre Rojo), Harrison Ford en la lucha contra el narcotráfico (Peligro Inmimente) o de nuevo el mismo actor para mediar en el terrorismo del norte de Irlanda (Juego de Patriotas).
Ahora le vemos en esta especie de precuela moderna que en lugar de llevarnos con la lógica del tiempo a la época de la crisis de los misiles de Cuba o de la Guerra de Vietnam, nos lleva al Afganistán de los talibanes y a la Rusia capitalista de hoy en día.
Con Branagh viene servida siempre una ración de Patrick Doyle, desde los tiempos de Henry V (Enrique V, 1989), aunque en la nueva versión de este binomio ya mítico, es decir desde los tiempos de Sleuth. Un Doyle de los de ahora, de los modernos, con electrónica por doquier, ostinatos, percusión sampleada, etc. El Doyle que parece no haber encontrado un buen estudio en Los Ángeles y tiene que pedir prestado el de Santa Mónica que regenta Hans Zimmer, ese de Remote Control cuyo nombre lo dice todo.
Es Jack Ryan un score en la línea actual de otros trabajos de Doyle, concreta y específicamente dos: Thor y Rise of the Planet of the Apes (El origen del planeta de los simios, Rupert Wyatt, 2011), que nada tienen que ver con los trabajos y la línea narrativa y musical de sus inicios en los noventa, con Indochina, o con Dead Again, pero que tampoco se parece en absoluto a las cintas de acción de hace una década, a aquellos Harry Potter, Eragon, o The Last Legion.
Aquellos eran mucho más orgánicos, orquestales, desenfadados, mientras que la trilogía electrónica del escocés que hemos mencionado se distingue por sentirse encorsetada en los modales del negocio actual de Hollywood, parece que algo aturdida por los temp tracks de los productores de estudio, y desde luego atrapada en el estilo de la música de acción de hoy en día, en el que prevalece el ritmo (esencialmente electrónico) por encima del sonido atonal, instrumental, o sinfónico. No hay, por tanto, rastro del compositor que firmó aquella persecución “Grand Central” en Carlito´s Way (Atrapado por su pasado, Brian De Palma, 1993), pero tampoco del vibrante “The Quidditch World Cup” de Harry Potter and the Globet of Fire (2005).
Los defensores de esta Jack Ryan que nos ocupa dicen que es la música de un thriller moderno en una Rusia moderna, donde, porque no, en lugar de trombones y balalaikas, suena “electronic dance music”, como la define el propio Doyle. Y sobre todo tratan de sacudirse el ¿Sanbenito? de que toda la música de acción deba sonar a Jerry Goldsmith.
Olvidando que además del estilo de éste último compositor mencionado han existido muchas formas de escribir música de acción sin que deban sonar desde hace casi veinte años a Marea Roja o La Roca.
Porque a esto último es a lo que rezuma la música de acción de Jack Ryan de Doyle, como lo hacía antes Thor y la del planeta de los simios.
Pero he ahí que este score goza, como en las dos anteriores, de sus mimas virtudes, que no solo vamos a hablar de lo malo: los temas. Si le damos la vuelta a la tortilla, dígase a la reseña, podemos centrarnos en hablar de cómo en el Hollywood de hoy en día se puede hacer un score de acción, electrónico, mediaventurero, con clase, sin perder de vista al espectador, y a la necesidad que tiene de identificarse con personajes y situaciones a través de, como no, la herramienta musicocinematográfica más perfecta de la historia: el leitmotif, el tema, que puede tener treinta notas, o funcionar perfectamente con tres (véase tema heroico de Lionheart, de Goldsmith).
En el aspecto temático es donde el Jack Ryan de Doyle gana, y donde reconocemos al compositor de Indochina, de Mucho Ruido y pocas nueces, de Frankestein, y que ya reconocíamos en Thor y en Rise of the Planet of the Apes. Especialmente en la primera, de acuerdo, pero también en la segunda.
Cuatro identidades temáticas digieren el trago narrativo de las desventuras del personaje de Clancy en su tentativa de evitar un segundo crack del 29: la primera de ellas, el tema de Jack Ryan, el tema patriótico, de los Estados Unidos, del capitalismo, es una melodía noble, inspirada, ejecutada en pocas ocasiones, pero muy lindas.
En Second Great Depression es llevado por la cuerda, sin desprenderse del ritmo electrónico de fondo, pero haciéndolo olvidar por completo, como en Jack and Aleksandr. Sin embargo, donde es más notable es en el penúltimo instante, en la escena final Ryan, Mr. President, donde violines y cellos dan paso a la sección de metales para establecer la mejor rendición del tema, al más puro estilo americano, en una fantástica conclusión para el score.
La segundad identidad temática por orden de casting es la de los malos, en este caso los viejos rusos que aún conservan llagas de la era de los bloques, representada musicalmente con un himno patriótico de coros rusos, donde las voces masculinas desprenden tanta nobleza e historia como trompetas y trompas lo hacían con el tema de Jack Ryan en el último corte antes mencionado. Este tema está completamente desarrollado en Faith of our fathers, y se alinea con el personaje antagónico interpretado por el propio Kenneth Brannagh, sin duda lo mejor de la película, tanto fílmica, como musicalmente. Y tiene interpolaciones en otros momentos del score, aunque de forma tristemente muy breve, como en Stealing the Data.
La tercera identidad temática es la del socio romántico de Ryan, personaje interpretado por Keira Knightley, que vale para poco en la película, pero que tiene mucha utilidad en el score para descansar de samplers y loopings. En piezas como Shadow accounts, The engagement o Picking this life, el piano se convierte en protagonista, de forma un tanto desordenada, eso sí, para establecer el tono romántico de la historia, que no va más allá en la cinta.
De algún modo, Doyle consigue que el piano hable por los personajes, aunque entre tanto ruido general sea difícil escuchar, y deja ciertos momentos para la contemplación, que entre la marabunta, dejan algo de aliento.
Por último, la cuarta identidad temática se corresponde con el virus electrónico, con el ataque cibernético, con el enemigo invisible de la humanidad, la sombra. Ese que se esconde bajo routeres y pantallas líquidas, y que viaja en cable y transportamos en pequeños trozos de plástico que llamamos “pinchos”, “lápices”, o “pen”, ya con cierta familiaridad. Es el personaje musical al que Doyle dedica más tiempo, con un motivo espídico, electrónico, como no, pero interesante, para que lo vamos a negar, y que riega tooooodo el score de principio a fin. Su mejor versión, sin duda, es la de los títulos de crédito, en el disco el último corte, Shadow Recruit. Ya hemos dicho que lo más flojo del score es su abundante música de acción, que carece de interés casi por completo, hasta tal punto que a veces desearíamos que el tema de la sombra lo elevase de vez en cuando.
Jack Ryan es, de los tres scores electrónico-modernos de Doyle el más flojo. Los otros dos no eran flojos, de hecho, y Thor incluso rozando la excelencia en algunos aspectos. Ni los temas son tan redondos como en el caso del héroe de bricomanía, ni existe ningún momento puntual que ponga los pelos de punta, como las “Cookies” de los simios. Pero la estructura temática y su desarrollo es más que adecuada, y de haber sido acompañada de una película más razonable habría incluso podido lucirse.
También podría haberlo hecho sin ella, si Varèse Sarabande, Doyle, o quien quiera que tomó las decisiones sobre el disco, hubiera programado 40 minutos de música en los que hubiera habido pocos momentos para desviar la atención a otra cosa.
Con 40 minutos, de hecho, en los que tirásemos el lastre de mucha electrónica y acción, hablaríamos de un score de cuatro estrellas, y también lo haríamos si la película hubiese sido menos predecible, se hubiera desarrollado en los años setenta, o hubiese estado protagonizada por cualquiera menos por el lord de Genovia, el princesito de cenicienta, el que ha hecho que pienses en Orange County cuando ves Star Trek. El actor que pidió al cirujano unos labios como los de Angelina Jolie: Chris Pine.
Este es el ranking de Fernandez Valentí al que habría que sumar Enrique V en la lista de films valorados positivamente.
(...)
"Sospecho que no somos muchos quienes tenemos en estima a este cineasta inglés, que practica un estilo de cine escasamente influido por las modas al uso, y que a pesar de la notoria irregularidad de su carrera tras las cámaras –que incluye títulos tan sobrevalorados como Los amigos de Peter (Peter’s Friends, 1992, el cual acostumbra a gustar precisamente a quienes no comulgan con su cine) y En lo más crudo del crudo invierno (In the Bleak Midwinter, 1995); o una nueva versión de La huella (Sleuth, 2007) fácilmente olvidable—, atesora en su filmografía trabajos mejores de lo que se dijo en su momento –el estupendo y divertido Morir todavía (Dead Again, 1991), que sale ganando con la revisión— y al menos cinco largometrajes dignos de la más alta consideración: otras tres adaptaciones de Shakespeare, frescas y arriesgadas como pocas –Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing, 1993), Hamlet (ídem, 1996), Trabajos de amor perdidos (Love’s Labour’s Lost, 2000)—; un extraordinario Frankenstein de Mary Shelley (Mary Shelley’s Frankenstein, 1994); y una no menos magistral versión de la ópera de Mozart La flauta mágica (The Magic Flute, 2006)".
Y dijo de su versión del Orient Express en 2017:
Asesinato en el Orient Express me parece la mejor película como realizador de Kenneth Branagh desde su extraordinaria La flauta mágica (The Magic Flute, 2006). Y, si bien es verdad que no está, ni mucho menos, a la altura de esta última, ni de las no pocas grandes películas que pueblan su irregular filmografía –a las ya citadas Mucho ruido y pocas nueces y Trabajos de amor perdido añadiría no solo Enrique V (Henry V, 1989) (1), Hamlet (ídem, 1996) o esa obra maestra que a tan pocos nos gusta que es Frankenstein de Mary Shelley (Mary Shelley’s Frankenstein, 1994), sino también la injustamente subvalorada Morir todavía (Dead Again, 1991)–, no es menos cierto que Asesinato en el Orient Express es bastante mejor que su fallido remake de La huella (Sleuth, 2007) o que sus poco afortunados trabajos hollywoodienses de estos últimos tiempos: el meramente aceptable Thor (ídem, 2011), el mediocre Jack Ryan: Operación Sombra (Jack Ryan: Shadow Recruit, 2014) (2) y el aburrido Cenicienta (Cinderella, 2015) (3).
Es un poco off-topic pero Grandes Esperanzas de Cuarón no existe en alta definición, ¿no?. No existe Blu-Ray... que verguenza. Tenemos a Cuarón dirigiendo, Lubezki en la foto, De Niro en los tiempos donde todavía brindaba grandes interpretaciones, Doyle dandolo todo, la Paltrow implicada y esforzandose....
Privado en proceso.
Letra: Shakespeare (uno de sus sonetos).
Voz: Abigail Doyle, su hija mayor, y a la que hemos escuchado en partituras como La Princesita o Harry Potter y el Caliz de Fuego.
Música: Su padre, Patrick Doyle.
https://www.youtube.com/watch?v=NkaA_xoAsI4
Fear no more the heat o’ the sun
Nor the furious winter’s rages;
Thou thy worldly task hast done
Home art gone, and ta’en thy wages:
Golden lads and girls all must
As chimney-sweepers, come to dust
Fear no more the frown o’ the great;
Thou art past the tyrant’s stroke;
Care no more to clothe and eat;
To thee the reed is as the oak:
The scepter, learning, physic, must
All follow this, and come to dust
Fear no more the lightning flash
Nor the all-dreaded thunder stone;
Fear not slander, censure rash;
Thou hast finished joy and moan:
All lovers young, all lovers must
Consign to thee, and come to dust
No exorciser harm thee!
Nor no witchcraft charm thee!
Ghost unlaid forbear thee!
Nothing ill come near thee!
Quiet consummation have;
And renownèd be thy grave!
Bueno, el blanco noble y caballeroso del que se impregna del inigualable sol mediterráneo se impone de principio a fin. Hace años diría que Keanu Reeves estaba fatal, pero no, está para poner cara de John Wyck amargado, ni más ni menos y cumple cometivo bien. Los tejemanejes del corazón son divinos al igual que Emma y Kenny. Ojo, a mí Ken me parece un intérprete muy competente, que a veces se lo ningunea en esa faceta (si no fuera por él trasuntos como Wild, Wild, West serían tóxicos (y lo siento por el maravilloso Kevin Kline).
Vamos, que sí, que veo perfectamente la conexión Gene Kelly & Co y Kenneth Branagh & Co.
Lo de la obertura (musical-visual) es que ya es para empezar de sobresaliente y de ahí apenas baja durante todo su metraje. Es un film para todos y hay que ser muy terco para no dejarte seducir por su flirteo.
No recuerdo si fue aquí o en otro lugar que leí que De Palma intentó proseguir su relación con Doyle, con toda su lógica, tras Carlito.... ¿Snake Eyes, pero con el compositor enfermo y por eso no tuvo lugar el reencuentro? El film de Cage es electrizante y con virguerías primordiales, veo al autor del Grand Central apasionándose con el rigor visual de Brian una vez más.
Magnífica pieza del tal Ennio :cigarro:cigarro como músico camerístico. Tengo que recordar algunas cosillas suyas ya que estamos shakespiarianos y literarios como su Hamlet o El Fantasma de la ópera.
El estilo de Doyle, el más intimista de All Is True, se adecuaría perfectamente a un film de animación que no dependiera tanto de chascarrillos modernos sino de historias sencillas, estimulantes y pictóricas. Piensa en Ghibli, piensa en los pequeños estudios independientes europeos francese o irlandeses que hay de facto. Piensa en la recientemente estrenada Luca de Pixar, es que yo apostaba por el escocés como compositor cabecera de Pixar no solamente para Brave sino para ir más allá....
Estaba yo pensando que entre la mezcla de estilos de grandes esperanzas (dice mi mujer que para ella es EL MEJOR score de Doyle, el más mágico, el más especial, el que tiene más inventiva...), y la instrumentación hindú de La Princesita, Cuarón si consiguió que Doyle expandiese su paleta sonora. Es decir, seguía sonando a Doyle por todos lados, porque tiene un estilo desbordante (como por ejemplo Thomas Newman, es oir algo suyo y rápidamente lo identificas con el autor aunque no conozcas la obra), pero obtuvo de el nuevas y refrescantes sonoridades.
La princesita, que es un score infantil de fantasía maravilloso, tiene de repente un momento Frankenstein/Dead Again/Carlito´s Way que me hace mucha gracia, por lo inesperado. Lo que demuestra que Doyle SI que tenía un estilo personal también a la hora de musicar acción, y que puede sostener segmentos de alta intensidad y energía sin necesidad de imitar a nadie -tal como hizo en su Potter- componiendo power anthems chusqueros, como le han obligado a hacer en Thor, Rise of The Planet of the Apes, o Jack Ryan.
https://www.youtube.com/watch?v=tuWYcdSgW0Y
Joder, si es que es magia. Como un universo sonoro a parte. Sinfonismo clásico, ópera (con sopranos femenina), silbidos, suspiros, arreglos pop, guitarras españolas, caja de ritmos, electrónica... todo junto. ¡Y funciona!. Por su sentido de la armonía y la melodía, que sigue siendo desbordante.
https://www.youtube.com/watch?v=AxNCXQODqvs&list=PLJ3lQs31YdymB47yKih7b26h BZsAAU1-y&index=1
https://www.youtube.com/watch?v=tOFVKI2c5LA&list=PLJ3lQs31YdymB47yKih7b26h BZsAAU1-y&index=3
https://www.youtube.com/watch?v=dJkYW6a8w7s&list=PLJ3lQs31YdymB47yKih7b26h BZsAAU1-y&index=4
https://www.youtube.com/watch?v=nAOYRSGIyao&list=PLJ3lQs31YdymB47yKih7b26h BZsAAU1-y&index=7
https://www.youtube.com/watch?v=BX1iI5b7ZLQ&list=PLJ3lQs31YdymB47yKih7b26h BZsAAU1-y&index=10
Esto por parte de Conrado, es pasarse un poco, su ultimo editorial.
A ver, soy fan de Goldsmith, muy fan del maestro y tambien me gusta mucho Brian Tyler (si, su saga de A Todo Gas, no es la leche, no es buena, creo que no es de lo mejor que ha compuesto, aunque reconozco que me gusto Fast Five y este Fast 9, aunque largo, son lo mas potable que tiene musicalmente), pero ahi a decir que quienes le guste Fast 9 o no tienen ni pajolera idea de musica o que no les gusten los autores como Goldsmith, me parece muy insultante, por no decir otra palabra mas grave. Creo sinceramente, ok, a Conrado le puede parecer un score malo, vale, ningun problema, se puede discrepar, pero ahi a decir lo que dice en este editorial, me parece pasarse un poco.Cita:
Pero en el caso de Tyler lo peor es que parece encantado de ser celebrado y alabado en RRSS por su mediocridad, sabiendo seguramente que parte de los fans que le elogian y le vitorean en RRSS por cosas como F9 no saben ni quién es Goldsmith, y de saberlo les aburriría, y sabiendo seguramente que otra parte de los fans que le elogian y le vitorean en RRSS por cosas como F9 confunden música con pirotecnia. Cuando se ha vendido el alma al diablo de la industria y a cambio de ello obtenido fama y raudales de dinero quizás no importe demasiado que parte de los fans que en su momento tuvo ni elogien ni vitoreen en RRSS por cosas como F9.
A no me gusta casi nada Tyler, y lo considero mediocre en líneas generales (excepto trabajos concretos), y tampoco me gusta la saga A todo gas (ni filmica, ni musicalmente), pero jamás criticaría a alguien que si le gusta, ni mucho menos me sentiría superior por mis gustos, porque las preferencias son sagradas y además si no conoces a la otra persona te puedes llevar una sorpresa gorda.
¿Que luego OBJETIVAMENTE, analizando las partituras desde un punto de vista técnico, Tyler es mucho peor que Goldsmith y demás?. Coño, pues claro, eso no creo que lo discuta ni el propio Tyler.
Por ejemplo, sin nombrar a nadie, ¿qué me dirías si te digo que uno de los mayores expertos actuales en Max Steiner, es también un gran fan de Giorgio Moroder y su trabajo en el cine?. Esto que te digo es verídico 100%. El tipo tiene un conocimiento inmenso de autores, de la historia de la música de cine, incluso de teoría musical, pero luego sus gustos son los que son. No tiene nada que ver una cosa con la otra.
Asumir que a Tyler y la saga a todo gas le siguen en su mayoría canis y chavalines que no tienen ni puñetera idea de quienes son Goldsmith o Rozsa, es aventurado, además de irrepestuoso. Yo me he llevado una sorpresa con muchos chavales que escuchan Reguetón, si, pero también a Goldsmith o a Williams. O música clásica.
Tu puedes escuchar música eslava y luego ponerte la banda sonora de la roca. Y el cerebro no te implosiona por ello, te lo garantizo.
Esta otra parte del editorial es completamente cierta, también te digo:
Si Tyler fuese un compositor malo, del montón, esto no tendría más recorrido: sería un ejemplo más de lo que viene sucediendo en una industria que no busca artistas sino artesanos, y no artesanos con moldes propios sino expertos en la imitación. Pero es que Tyler había dado muestras de poder llegar a ser un gran compositor gracias a una carrera en la que poco a poco iba subiendo escalones en calidad y en interés: Last Call (02) The Final Cut (04) o especialmente The Greatest Game Ever Played (05) -todas ellas de hace ya casi veinte años- evidenciaban su potencial. Desde esos tiempos iniciales evidentemente ha firmado otras bandas sonoras estimables: ha ganado dos veces nuestros Premios MundoBSO: a la Mejor BSO de Videojuego por Assassin's Creed IV: Black Flag (13) y a la Mejor BSO de Televisión por Yellowstone (18), por lo que nadie podrá acusarnos de animadversión hacia él. Pero la media del conjunto de su carrera da un resultado mediocre, y un título reciente como Those Who Wish Me Dead (21) confirma que este Tyler no tiene nada que ver con el de hace dos décadas.
Hombre, las preferencias son sagradas, pero escribir un editorial y plantear, como bien dices, el que los que le gustan son gente inculta, es aventurarse demasiado y quizas, rozar un tanto la falta de respeto al gusto de los demas.
Si, nadie duda de eso, vamosCita:
¿Que luego OBJETIVAMENTE, analizando las partituras desde un punto de vista técnico, Tyler es mucho peor que Goldsmith y demás?. Coño, pues claro, eso no creo que lo discuta ni el propio Tyler.
Me parece perfecto y totalmente respetable, como a quien le gusta Bach y le gusta tambien Iron MaidenCita:
Por ejemplo, sin nombrar a nadie, ¿qué me dirías si te digo que uno de los mayores expertos actuales en Max Steiner, es también un gran fan de Giorgio Moroder y su trabajo en el cine?. Esto que te digo es verídico 100%. El tipo tiene un conocimiento inmenso de autores, de la historia de la música de cine, incluso de teoría musical, pero luego sus gustos son los que son. No tiene nada que ver una cosa con la otra.
Eso es a lo que iba, NO puedes decir en un editorial que aquellos que les gusta Fast 9 no tienen ni idea de musica de cine o que no han escuchado a Steiner, Goldsmith o Williams, no, ese no es el camino.Cita:
Asumir que a Tyler y la saga a todo gas le siguen en su mayoría canis y chavalines que no tienen ni puñetera idea de quienes son Goldsmith o Rozsa, es aventurado, además de irrepestuoso. Yo me he llevado una sorpresa con muchos chavales que escuchan Reguetón, si, pero también a Goldsmith o a Williams. O música clásica.
Tu puedes escuchar música eslava y luego ponerte la banda sonora de la roca. Y el cerebro no te implosiona por ello, te lo garantizo.
Y de nuevo, si Conrado no le gusta, no hay problema en ello, pero joder, cierta cabeza, porque cuando surgio aquella polemica con Junkie XL, decia aquello de que ser critico no implica el meterse a criticar a la persona, creo que tambien, va por aquellos que pueden gustarle la obra del autor.
Puedo entenderlo (aunque a mi si me gusto Those Who Wish Me Dead, es mas, es mejor score que Fast 9) y lo entiendo, Tyler tiene algunos scores mediocres y cuestionables (parte de la saga Fast, por ejemplo, los que ha compuesto el), pero yo lo considero un buen compositor, que por el camino, tiene algunos scores que no son precisamente para tirar cohetes.Cita:
Si Tyler fuese un compositor malo, del montón, esto no tendría más recorrido: sería un ejemplo más de lo que viene sucediendo en una industria que no busca artistas sino artesanos, y no artesanos con moldes propios sino expertos en la imitación. Pero es que Tyler había dado muestras de poder llegar a ser un gran compositor gracias a una carrera en la que poco a poco iba subiendo escalones en calidad y en interés: Last Call (02) The Final Cut (04) o especialmente The Greatest Game Ever Played (05) -todas ellas de hace ya casi veinte años- evidenciaban su potencial. Desde esos tiempos iniciales evidentemente ha firmado otras bandas sonoras estimables: ha ganado dos veces nuestros Premios MundoBSO: a la Mejor BSO de Videojuego por Assassin's Creed IV: Black Flag (13) y a la Mejor BSO de Televisión por Yellowstone (18), por lo que nadie podrá acusarnos de animadversión hacia él. Pero la media del conjunto de su carrera da un resultado mediocre, y un título reciente como Those Who Wish Me Dead (21) confirma que este Tyler no tiene nada que ver con el de hace dos décadas.
Me parece perfecto y totalmente respetable, como a quien le gusta Bach y le gusta tambien Iron Maiden
Exactamente. Cosa que no solo es posible sino totalmente respetable, como bien dices. Y sucede, sucede muy a menudo. La gente es más diversa y eclectica en cuanto a sus preferencias de lo que podamos pensar. Pero a estas alturas del siglo XXI seguimos compartimentalizando los gustos del personal, y categorizandoles en función de los mismos.
En fin.
Esa es otra, que mundobso no es un simple blog de un aficionado a la música de cine. Conrado Xalabarder (al que tengo en grandísima estima) da clases en la universidad sobre esto, conferencias, charlas... su web es visitada a diario por muchisimas personas que no solo leen las reseñas (que son lo de menos por su brevedad, al menos en la mayoría de los casos), sino teoría musical aplicada al cine, historia de la música cinematográfica, reflexiones sobre la industria y demás. Por tanto, si el caracter del sitio web es vocacional y formativo (cosa que me parece maravillosa, hace años la web de referencia en España para bandas sonoras era BSOSpirit, ahora lo es mundobso), hay que tener cuidado con lo que se dice y cómo se dice.
Me fascinA, me absorbe desde lo más profundo el trabajo de Doyle para "La princesita"; es una partitura suntuosa, inocente, envolvente (la canción, las connotaciones étnicas), el clímax punzante. Fíjate lo que te digo, la pongo por encima del Hook de Williams y a la altura de "A las 9 cada noche" de Delerue (o de "Agnes de Dios" de lo inspiradora que me parece).
Y como ya te dije, había mucho para adentrarse posteriormente en el trabajo tan variado en registros e innovación que resulta ser Grandes esperanzas, porque tu señora tiene razón en lo de que es uno de los trabajos más inventivos de su carrera sino el que más, para conseguir su adaptación al medio cinematográfico en el siglo XXI. Lamentablemente la enfermedad ya estaba al acecho y posteriormente tampoco se le ofrecieron oportunidades tan lúcidas como para rememorar aquélla experiencia con Cuarón. Es que Doyle como artistazo íntegro que es, si le pones al lado de un tío que te pone al lado un Tiziano en forma de celuloide con Lubezky te arma la Capilla Sixtina. Concatenación de nombres y factores.
Por cierto, "El secreto de los McCann" deudora de "La princesita" tal como afirma el director de la primera en su devoción por el film y el trabajo de Doyle en la cinta de Cuarón.
Tiene esa capacidad de sorprenderte contínuamente, de aplicar tranquilamente brochazos de nuevos colores y mezclas. No tiene realmente un trazo minimalista, normalmente menos vivo y algo más monótono aunque cosas como "Diario de un escándalo" son eso, de escándalo. Pues puede que el minimalismo también hubiese estrechado el cerco a un compositor como Doyle en el plano cinematográfico; el minimalismo implica introspección, Doyle suele ser expansivo.
Lo leí ayer nates de meterme en la cama. Me parece un editorial ecuánime de Conrado, continuando una línea expositiva que lleva ya cierto recorrido y en la que él mismo rebate la figura de Tyler, sus logros y sus "fechorías" :P. No es una crucifixión sino un juicio salomónico.
Está claro que esta saga le aporta a su compositor suculentos beneficios aunque resulta muy extraño que no haya delegado en casi nadie más alguna de las entregas (pero seguramente le han hecho muchos temas sus ayudantes a lo largo de los años). Es otro compositor que se ha despersonalizado bastante dejando atrás los días de "Timeline" o "The Hunted". Y precisamente porque Conrado ama la música de cine ve con preocupación que Hollywood se haya entregado a la siesta con el beneplácito del público que a ver los films al cine, porque si es en casa, alejándose del rito de la sala y su concepción grupal, a través del canal de turno me temo que el panorama paupérrimo se puede perpetuar hasta que coincida un grupito que dé un puñetazo en la mesa.
Sí, se menciona a Goldsmith varias veces en el artículo como en su día hizo en el editorial que publicó a propósito del estreno de Pacific Rim 2, y una vez más se demuestra aquello del "no sabrás apreciar lo que tienes hasta que desaparezca" en aquel Goldsmith de los 90' y parte de los 80' (y de los '70) que elevaba al altar de la decencia cualquier cutrerío extraviado (como John Scott, pero éste con menos suerte).
Battle L.A (2011) marca para mí su definitivo punto de inflexión regresivo. No, no puedo con esa extravagancia tan aparatosa; es una tortura.
Mi hijo: joder, pues claro que Doyle sabe musicar acción y claro que tiene un estilo propio también escribiendo secuencias de acción. Y no me tengo que ir ni a Dead Again, fíjate. En su segunda partitura cinematográfica, en 1990, esa pequeña maravilla olvidada para Disney llamada Shipwrecked, donde Doyle homenajeaba a Korngold sin dejar de ser tremendamente british, ya había segmentos incidentales donde el uso de los metales, las cuerdas (esos agitatos) y la percusión (panderetas, panderetas por todos lados :lol), definen claramente su música de acción.
La batalla de San Crispín de Enrique V no la cuento porque ahí había un fuerte sabor medieval que no hay en los scores posteriores, pero vamos, ya estaba todo ahí. Doyle tuvo la inmensa fortuna de dejar sus constantes compositivas claramente desde su primera obra cinematográfica.
Lo que ocurre es que por normal general los británicos son mucho más comedidos que la escuela norteamericana en sus orquestaciones, y a cambio de menos espectacularidad tenemos más pulcritud y fineza, más color orquestal, orquestaciones más pulidas.
Menos wall of sound y más orfebrería.
Veo que los estudios están dando frutos. :D
Solo puedo encontrar el tema principal. Este es otro Doyle que deberían expandir.
https://www.youtube.com/watch?v=HK4a3cHM8tk
Pero es que yo no creo que vaya a atizarle. En estas últimas semanas también le ha dedicado editoriales a Brittell o a Velázquez en la misma línea, no tan victoriosa por denominarlo de alguna manera sino realista a su modo de ver. Es como cuando Branagh/Doyle dijo de Desplat hace un tiempo que le convenía revisar su plan de trabajo ser más selectivo en vez de hacer 6 bandas sonoras al año y no acusar estancamiento.
No dijiste bajar, estancaaaaarse!! :viejo A partir de los 60 años, bueno 65, será difícil encontrar a alguien que llegue a su cima creativa con esa tralla acumulada, salvo que hablemos de un Verdi que en sus últimas dos décadas de vida se reinventó pese a sentirse él mismo ya jubilado (y por insistencia de Arrigo Boito en al menos una de las ocasiones le sacó del retiro).