El Black Friday ya no es lo que era hace dos o tres años ni en Amazon USA, así que aquí no cabe esperar gran cosa.
Hay poco consumo (y cada vez menos con como se están poniendo las cosas), pocas alternativas (la mayoría de las grandes superficies han tirado la toalla) y concentración de la distribución en pocas manos. No caben muchas sorpresas.
Pocas ediciones, tiradas muy cortas y precios altos. La competencia ha pasado de los comercios (a ver quién compite en precios) a los clientes (a ver quien compra antes de que se agote la edición). Y el ritmo va a ir acelerándose porque la coyuntura lo realimenta.