Si la inmensa mayoría ni se hubiera enterado, sería porque no ven las películas en vos y, por tanto, les daba bastante igual que los subtítulos estuvieran desincronizados o que no existieran siquiera.
Las editoras en otros países (Criterion, Shout, Fox...) se ocupan ellas mismas de los cambios: se da noticia del fallo en los medios, se ofrece el disco corregido y se facilita una dirección a la que dirigirse, y sin más zarandajas se envía el nuevo disco al comprador (aunque haya que mandarlo a otro país). Esto, entre otras cosas, asegura que el trato a todos los afectados sea el mismo y sin intermediarios que modifiquen a su antojo los plazos y condiciones.