Dejaros de coñas, que Siguiendo mi camino es una película amable, bien hecha, porque McCarey no era moco de pavo, pero ni mucho menos era para esa cantidad de Oscar que recibió. Aquel año, Perdición, Laura, Náufrago o incluso Luz que agoniza le dan sopas con honda a la del cura.
Sí es una virtud el que supieron aprovechar la tremenda fama que, por entonces, tenía su protagonista, Bing Crosby, que llevaba años siendo la estrella musical en los Estados Unidos.




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