Excepcional.
Boarding Gate supongo que habrá defraudado las expectativas de aquellos que esperaban ver un thriller erótico de acción a tenor de su cartel y su argumento.
Desde luego, no lo es ni por asomo. Y es que Olivier Assayas, siguiendo la temática de la bizarrísima Demonlover, diseña un estilizado y visceral torrente de engaños y traiciones que perfilan un mundo gélido, áspero y deshumanizado que se rige por los turbios intereses de las compañías. En este clima se mueven unos personajes que actúan como meros instrumentos del sistema, como marionetas de usar y tirar al servicio de la ambición, del negocio, del funcionamiento inmisericorde de entidades indefinidas de alcance global.
Ahí, en ese mundo, tiene lugar el encuentro de dos seres de vuelta de todo que una vez fueron amantes. Asia Argento y Michael Madsen, ambos de imponente presencia gracias a la fisicidad producida por la dirección de Assayas, que extrae petróleo de rostros y movimientos, mantienen una dolorosa relación de amor y odio que brota en cada uno de sus duros diálogos. Por sus actos y sus palabras sabemos que proceden del infierno y que jamás escaparán de él. Cada mirada, gesto y frase escuecen como si de un Bergman se tratase.
Los giros inesperados se suceden a lo largo de la narración como corresponde a una película en la que todos ocultan sus intenciones. Argento, magnífica de veras y clavada en su papel, es Sandra, una mujer que vive constantemente en el peligro, que peca, que se constituye en una antiheroína, en una femme fatale, a la que, como no podía ser de otra forma, llegamos a amar. En su devenir cabe incluso captar influencias de Hitchcock.
El director francés impresiona, una vez más, con su puesta en escena, lo que evidencia su dominio del lenguaje cinematográfico. De montaje dinámico y cámara muy viva, casi escrutadora, se diría que está cerca del estilo naturalista de Clean, mientras que, por lo que respecta a algunos escenarios, recuerda ineludiblemente a Demonlover. Este aspecto formal da soporte a una mirada tremendamente cruel que disecciona las relaciones personales (sentimentales) tormentosas.
Película grande.
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Además, me gustaría aprovechar para hablar de la filmografía de Olivier Assayas, del que he visto Irma Vep (magistral retrato del cine dentro del cine de una autenticidad que tira de espaldas), Demonlover (extrañísima, críptica, inclasificable) y Clean (drama urbano de impecable realización y atmósfera).
¿Qué os parece?