Siempre salen en los festivales películas así, gérmenes de disputa y trastos a la cabeza: en cuanto las estás viendo, ya sabes que se puede montar el cirio padre. Y se ha montado.
Porque a estas horas, hay en Cannes quienes quieren cortar la cabeza de Sofia Coppola —como le pasó a su heroína, aunque en la peli no se ve— y quienes están dispuestos a defenderla hasta donde quepa. Estoy entre estos últimos. También está
Carlos Heredero, de 'El Cultural', que ya la ha calificado de "obra maestra".
Boyero se lo está pensando, encerrado en su habitación, porque no asimila todavía que algo "tan moderno" le pueda haber gustado. Pero dice que la tal Coppola es una niña pija y que ya podía Robespierre pasarse por Hollywood de vez en cuando. A
Oti Rodríguez Marchante, del 'ABC', le gusta moderadamente ("menos que las otras dos películas de Sofia Coppola"), y a
Toni Partecarroyo, de Canal Plus, le parece literalmente una bazofia pinchada en un palo.
María Guerra, de la Ser, y
Aurora Intxausti, de 'El País', dicen que "se han reído por no llorar", y
Elisabeth Cabeza, del 'Avui', se ha sentido "decepcionada". Pero vamos, que se hablan entre ellos y ellas, y todo eso. La sangre no ha llegado al río, perdón, al cadalso. Luego cenaremos juntos y no creo que nadie vaya con la guillotina bajo el brazo...
La verdad es que cuando ha empezado la proyección (que, por cierto, ha acabado entre pitos y aplausos de igual intensidad) me he dicho: "¡Joder, esto va a ser igual que la bochornosa 'Moulin Rouge' del inefable Baz Luhrman. Música a tope, títulos de crédito estridentes, montaje estridente... pero nada de eso. 'María Antonieta' me gusta, me gusta mucho, bueno, me gusta muchísimo. The Cure, The Strokes, Adam and the Ants, New Order, Bow Wow Wow, The Radio Dept., conforman una banda sonora que me iré a comprar en cuanto pueda, y que no me rechina con el retrato en imágenes de la decadente corte versallesca de Luis XV y de Luis XVI. Tampoco me chirrió nada en 'Lost in Translation', película que me chifla (no así 'Las vírgenes suicidas').
'María Antonieta' son dos horas rodadas cojonudamente. Dos horas de champán, joyas, amor, cuernos, intereses, honor, deshonor, política, decadencia, envidia y, al final, miedo. Se me han pasado pitando, lo he pasado estupendo. ¡Vive Marie Antoinette! ¡Vive le Roi! ¡Vivan los Coppola! (aunque la chica sea, cuando se le ve y se le escucha, una auténtica sosangas).
Papi Francis estaba contento con la película de su retoña del alma. Cuando he pasado al lado suyo, le he tocado en la rodilla y le he dicho —qué pelota soy— "¡Congratulations, Mister Coppola!". El Padrino me ha saludado con la cabeza. Ya me merece la pena haber venido a Cannes...