Lagrimeo fácil sí, pero del mejor.
Cuando la BSO es tan magistral, Noiret me deja sin habla, la fotografía me impresiona de semejante manera y nos habla desde el más profundo amor por el séptimo arte... no queda más que rendirse. La secuencia en que gira el proyector y muestra la película al pueblo, es el séptimo de caballería de los recursos lacrimógenos.