En efecto, el buen cine de terror oriental existe y para eso tenemos que remontar hacia atrás en el tiempo. Yo creo que la pieza objeto de devoción por parte de muchos (me incluyo) es Onibaba (1964, Kaneto Shindo). Creo que junto a la turbadora Cuentos de la luna pálida de agosto forma el díptico aún no superado del terror oriental. De la nueva ola ninguna me ha parecido para retener en la memoria, quizás, destacaría Dark Water de Hideo Nakata (director perdido en las tinieblas de Hollywood, esperemos que por poco tiempo) por su tremendo fatalismo y Kairo de Kiyoshi Kurosawa (vilmente "adaptada" en USA) por su inteligencia a la hora de abordar la temática sobrenatural desde una perspectiva actual. A propósito, conviene rescatar del ostracismo el remake americano de "Dark Water", que cuenta con una atmósfera mórbida, una acertada ambigüedad narrativa al más puro estilo Henry James y el tour de force de la espléndida Jennifer Connelly.