La multipremiada película dirigida por Jean-Marc Vallée me ha parecido una película de visionado más fácil o amable de lo que en un momento parece prever.
Esto no es ni bueno ni malo per se, pero al finalizar su visionado uno tiene la sensación de haber visto un producto correcto, dirigida por un realizador con buenos detalles pero poco ambicioso, que va a lo seguro.
La película narra la historia de supervivencia y redención basada en hechos reales de Ron Woodroof, homófobo, drogadicto, adicto a las prostitutas (vamos, todo un ejemplo), que contrae el SIDA cuando era una enfermedad semidesconocida en los 80, cuando se pensaba que sólo lo contraían los homosexuales.
También es una crítica social dirigida hacia el sistema sanitario y farmaceútico, aunque tal vez resulte una crítica un poco liviana.
El director ha tenido la suerte de contar con dos excepcionales actuaciones, muy por encima del libreto que están interpretando y que hace que el visionado de esta película sea recomendable, pues son ellos realmente los que cargan con el peso de toda la película.
Y es que todo lo que se pueda decir de Matthew Mcconaughey y de Jared Leto es poco, pues se entregan a sus papeles de una manera excepcional. Los halagos que se oyen por ahí no se quedan cortos. Y pienso que si hay justicia, ellos dos deben llevarse el Oscar este año por sus actuaciones.
Por resumir, Dallas Buyers Club, es una película correcta con unas soberbias interpretaciones de sus dos protagonistas.