Parece que lo de Danny Elfman es la excepción que confirma la regla, con algo tenían que acertar, aunque fuese por accidente.

A mí todo esto me da mucha pena, en serio. Se van a cargar su propio legado. Ya sé que una nueva película no cambia a otra anterior… pero mancha el nombre. Con el buen material que tenían, con el buen ejemplo de cómo actualizar el terror gótico que fue el hombre lobo de Joe Johnston, y lo bien que le hubiera sentado al mercado, y al público, un cambio de tono en el cine comercial… Nos traen lo de siempre, porque esta nueva momia ya la hemos visto, con solo el trailer ya sabemos qué peli es. Otra vez el héroe de acción contra la amenaza CGI.

¿No se les habrá pasado por la cabeza intentar algo de miedo? Algo gótico, o algo inquietante. Un poco de romanticismo a la antigua, ahora que tanto se celebra la nostalgia. No solo me disgusta la pinta que tiene el proyecto, o los proyectos, sino que me duele la oportunidad perdida. Y por falta de talentos creativos no será, porque seguro que hay por ahí algún aprendiz de Alan Moore con muchas y buenas ideas. Pero la industria nos da esto, porque el único terror que conocen ya, es el que tienen a intentar salirse del tiesto.

Yo nunca he tenido ganas de ver aquel “Dracula Untold” (Gary Shore, 2014), ni tampoco el “Yo, Frankenstein” (Stuart Beattie, 2014) que, efectivamente, no fue de Universal. Pero esta nueva ola ya me la imagino, estarán bien como entretenimiento pasable, pero el tono es una puñalada a las posibilidades de los personajes.