Antes de empezar a narrar los motivos por los cuales me he visto forzado a no volver a ir al cine desde hace tanto tiempo, quisiera matizar que el propósito de este hilo no es otro que el de desahogar mi frustración y compartirla con gente que sé que ama tanto el cine como yo y que, en ningún momento, busco autocompadecerme ni dar pena, ni nada por el estilo.
Una negligencia médica hace unos 6 años propició una "reacción en cadena" por la cual he acabado padeciendo de un dolor de cabeza que me ha vuelto hipersensible al ruido (todos aquellos sonidos cuyo volumen excede unos determinados decibelios), y el hecho de que el supuesto especialista no me prescribiese la medicación apropiada para mi dolencia en los orígenes de mi afección provocó que se haya vuelto crónico y sin posible remisión. Al menos no con la medicina moderna. Por si alguien tiene curiosidad, decir que es una cefalea tensional diaria con base migrañosa.
Hay cosas peores, claro, pero éste problema junto con otro que prefiero no discernir por aquí, han propiciado que la última película que vi en el cine fuese "Avatar" en 3D, el 18 de diciembre de 2009, es decir el día de su estreno.
Desde entonces no he podido volver a disfrutar de una película en el cine. No me considero lo que algunos llamarían un "cinéfilo" pero sí un amante del séptimo arte, con mis gustos particulares como los de cada uno de vosotros. Siempre fue una vía de escape para mí en momentos en los que necesitaba desconectar de mis problemas, hasta el punto de llegar a ir solo e incluso recuerdo en más de una ocasión llegar a estar totalmente solo en una sala de cine.
Por supuesto, como más disfrutaba era yendo con familiares o amigos, y era de esos de poner en el coche la banda sonora de la película que íbamos a ver (cuando la partitura me atraía lo suficiente). También tenía costumbre de reservar butaca a través de Internet para asegurarme un sitio centrado y a una distancia razonable para poder disfrutar al máximo de la película cuando se trataba de un estreno que atraía muchos espectadores.
Por supuesto hay cosas que no echo en falta como los típicos graciosillos que son incapaces de guardar silencio durante la proyección, o aquellos que hacen un ruido desproporcionado para comer o beber, o incluso los que deciden que es el sitio ideal para fumar (y no únicamente tabaco).
Pero, aun con todo, lo echo de menos. No puedo evitar pararme a mirar la cartelera cuando paso cerca de un cine, especialmente en los centros comerciales. Supongo que es algo innato en mí aun sabiendo que no puedo entrar a ver ninguna peli.
He averiguado, con los años, que si me tapono el oído derecho puedo tolerar un poco más el ruido, pero en el caso de ir al cine tendría que taponarme los dos para que mi cabeza soportase los momentos álgidos de sonoridad y destaponarme el izquierdo para poder escuchar los diálogos. Estar constantemente poniendo y quitando uno de los tapones me irritaría sobremanera el canal auditivo así que ni me lo planteo, por no decir que no siempre es tan fácil predecir en qué momentos el nivel de sonido de una película va a subir o bajar.
El consuelo que me queda es poder disfrutar del cine en casa. A pesar de lo modesto de mi "home cinema", incluso en el salón debo tener mucho cuidado con el volumen lo cual me obliga a estar cada dos por tres subiendo y bajando el volumen de la película que estoy viendo. Agradezco aquellos Blu-Rays en los que los diálogos están mejor compensados con respecto al resto de canales, porque por mucho que ajuste la configuración del Receptor A/V, siempre acabo bajando y subiendo el volumen para no acabar con un dolor de cabeza espantoso y poder entender bien los diálogos.
Ni que decir tiene lo mal que llevo cuando amigos o familiares me miran con recelo al ver los más de 700 BDs de mi humilde colección entre películas, series de TV, documentales y conciertos, y empiezan con la cantinela de siempre de "¿pero cuánto dinero te has gastado, muchacho?"
En fin, yo soy de la opinión de que cada uno se gaste su dinero en lo que quiera y pueda.
Cambiando de nuevo de tercio, me da mucha rabia ver lo que está pasando con la industria y saber que no puedo contribuir con mi pequeño granito de arena a "llenar" las salas de cine, pero por otro lado me alegra comprobar que algunos cines están poniendo en práctica promociones para rebajar el precio de las entradas y así atraer más espectadores potenciales.
Suelo leeros asiduamente para conocer vuestra opinión sobre las películas que más me interesa, aun sabiendo que tendré que esperar unos 4 meses hasta que pueda verla en casa. Lógicamente solo leo vuestras críticas sin spoilers
Os animo a que, en la medida de vuestras posibilidades, sigáis yendo al cine tanto como es sea posible. Yo os seguiré leyendo y recordando las emociones y sensaciones que me transmitía la inmensidad de una sala tenuamente iluminada por la gran pantalla y el ensordecedor sonido del cual tanto disfrutaba con los "blockbusters" de turno.
Si habéis llegado hasta el final de este mensaje, gracias por leer este ladrillo
Un abrazo de cine