No veo yo a las grandes compañías editoras plegándose a posibles directrices gubernamentales para forzar la inmersión lingüística prohibiendo precisamente el subtitulado de los dvds.
Y no olvidemos tampoco que, además del mercado originariamente hispanohablante de USA y Sudamérica, hay una gran cantidad de estudiantes de español en EEUU.
Renunciar a toda esa parcela de potenciales compradores, cuando además era un práctica que estaba establecida desde hacía tiempo, me resulta muy sospechosa.