Me parece una cinta
muy rutinaria, floja. Claro que Cumberbatch es un gran actor, y posiblemente mejor lo sea Mikkelsen, pero aquí lo que hacen muy bien es ser los personajes de siempre en este tipo de películas. Ni más, ni menos. Ejiofor, McAdams y Swinton completan un elenco envidiable, todos donde deben estar y sin peros en su trabajo, aunque se obvia que su elección se debe más a una necesidad de grandes nombres que ha cuestiones más loables, como es habitual en este universo de superproducciones. Dicho de otro modo, los personajes no ofrecen plus alguno que los lleve ni un ápice más allá de los estereotipos esperados antes incluso de saber nada de la historia.
Los efectos especiales, esos hallazgos visuales, esa traslación de la imaginería psicotrópica de sus comics a la gran pantalla son no solo lo mejor de la cinta, sino lo único que la salva de la vulgaridad. La más tópica de las películas de super héroes Marvel,
viaje iniciático mediante, encuentra aquí otro ejemplo donde las singularidades se reducen a un “lenguaje mágico” que sustituye al más habitual “lenguaje científico”. Con lenguaje me refiero a su mitología particular, pero esto es solo una fina capa superficial que cubre la misma narración de siempre.
Me ha decepcionado por esperar de ella una película mucho más completa, a la altura de las mejores de la compañía, y no lograrlo. Ciertamente tiene
apuntes interesantes, directamente extraídos del comic, como los viajes astrales o la manipulación del tiempo. De hecho, creo que la parte
en que retrocede la destrucción del santuario de Hong Kong, con solo algunos elementos como él mismo moviéndose libremente, es de lo que más me ha gustado.
De la música escuché cosas buenas antes de verla, pero no me ha llamado la atención especialmente. Funcional, como todo. La fotografía tiene algún momento destacable, pero en general sigue la tónica marcada por sus muchas predecesoras. El diseño de producción más allá del CGI (que es donde se han volcado), está bien, sin llegar a nada especial ni en vestuarios, interiores ni caracterizaciones.
Me ha faltado que el protagonista tenga una personalidad más compleja y marcada. He echado de menos
más dramatismo en su tragedia inicial. Y me ha desilusionado el desarrollo de la escena de Nueva York con los efectos de “Origen” llevados al extremo, que imaginé mucho mejor en el tráiler, y no me he visto inmerso en ello. Esperaba algunos golpes de humor, y me he encontrado algunos gags muy vistos, que no me han aportado la frescura debida. Frescura es lo que esperaba en la película, y eso es lo que no ofrece en su estandarización. La evidente semejanza de Stephen Strange con Tony Stark, podría haberles puesto en sobre aviso para marcar distancias, pero no lo han hecho. Ningún personaje me ha marcado. Las escenas de lucha, las peleas cuerpo a cuerpo, por cierto, tampoco están al nivel de las últimas propuestas de Marvel, a pesar de Scott Adkins. La acción a veces es más confusa de lo que quisiéramos. El clímax del final tampoco me ha gustado, el héroe vence sin demasiado esfuerzo ni verosimilitud (entiendo que esto puede debatirse).
Es
entretenida, pero poco más. Con alguna cosa interesante, no lo niego. Y seguro que en 3D (que aún no he disfrutado) ofrece un espectáculo mayor. Pero no me mantiene pegado a la pantalla, ni me emociona lo suficiente cuando se supone que debe hacerlo. La película es
muy simple, y la mejor razón para verla son esos efectos donde se juega con la realidad, pero pueden parecer abusivos y sacarte de la narración. No tiene un buen guion, en absoluto. Podría haber sido mucho mejor, si la hubiesen dotado de alma.
Para incondicionales, curiosos de los nuevos avances en efectos digitales (que son menos de lo que prometen), y completistas del UCM. Tal vez la recomendaría a quién le llame la atención la temática mística ligera y fantasiosa, pero no insistiría mucho.
Más como esta y Ant-man y dejo de verlas. Menos mal que el camino marcado por el Capitán América está más interesante, pero probablemente tras las “Infinite Wars” de los Vengadores me baje del carro, que ya me satura esa fórmula sobre explotada “sin pena ni gloria”. Qué ganas tengo de que acabe todo esto, aunque sé que nunca lo hará del todo.