Vista.
Acojonante. A medio camino entre el thriller criminal y el western urbano.
El tiroteo final es tan imprevisible, realista (a su manera), tenso y a ratos estúpido (precisamente por ser realista), que es maravilloso.
Le pasa como a todas las pelis de este director: lenta, pausada, tranquila... Pero cuando se pone violenta, te quedas con la boca abierta.