Tema: Historias para no dormir (Serie TV)

Parece que no hay dos sin tres. Darío Lavia (Cinefanía), en el programa radiofónico de cine El Pacto Copérnico del pasado martes 4 de abril, vuelve a hacer públicos fragmentos de audio grabados de la serie Obras maestras del terror. En esta ocasión, Berenice.

25 de agosto de 1959, a las 00:30 h. horario de Buenos Aires, Argentina. El programa estaba anunciado a las 23:30 h. del lunes 24, pero por retrasos acumulados de la programación se emitió ya en la madrugada del martes, día en que Narciso Ibáñez Menta cumplía 47 años.

OBRAS MAESTRAS DEL TERROR

NARCISO IBÁÑEZ MENTA

NARCISO IBÁÑEZ SERRADOR

BERENICE


https://drive.google.com/file/d/11Hp...usp=share_link

Como siempre, he editado los fragmentos de audio en un único fichero, que en esta ocasión incluye:

* Un breve fragmento de la sintonía de la secuencia de apertura y otro con la presentación de Ignacio de Soroa y el arranque de un spot publicitario de la época.

* Un primer fragmento con diálogo entre Edmond (Ibáñez Menta) y Bernard (Ibáñez Serrador).

* Un segundo fragmento con el diálogo final.

Ambos dos fragmentos son totalmente reconocibles, aunque me llama la atención la variante (si no entiendo mal el audio) de que sea el propio Edmond el que introduce el cuerpo de Berenice en su saco/bolsa para después dejarlo abandonado en el cementerio. Yo diría que es un fallo de Chicho en la representación en directo.

PD. Podéis escuchar el audio completo o por partes del programa radiofónico aquí:

https://podcasters.spotify.com/pod/e...-N-323-e21qhj1

Muchas gracias, Shawol, por el aviso. Yo también creo a estas alturas que se conservan las grabaciones de los audios íntegros (o casi) de muchos de los episodios, esperemos que todos, de aquella primera temporada. Habrá que seguir atentos para ver cómo Cinefanía sigue explotando el hallazgo, y en que medida lo va haciendo público. Yo, por mi parte, espero ser capaz de inmunizarme contra tanta pedantería. Todo sea por poder escuchar más audios; por ejemplo, crucemos los dedos, de El hombre y la bestia. ¿Os imagináis?