Creo que Malick ha hecho su obra maestra definitiva, su visión sobre el sentido de la vida. Creo que es una de las películas más importantes de la Historia del Cine. Y no soy muy dado a exageraciones (no me gusta manosear la expresión "obra maestra"), pero no me cabe ninguna duda de que "El árbol de la vida" pasará la prueba del tiempo.
Al mismo tiempo, tengo que decir que entiendo a la otra parte, a los espectadores que se van de la sala o que incluso pretenden negar la categoría de cine a la obra de Malick. Lo entiendo,
no es una película hecha para gustar. Es muy honesta, no puede ser de otra manera, y no es para todo el mundo (con esto no digo que a los que nos gusta seamos unos iluminados o algo así, es sólo que es un tipo de película muy específico que entiendo que no guste a todos).
¿Salvapantallas? ¿New Age? ¿Esteticismo? No,
Malick es muy constante en los elementos visuales que usa: el agua (la vida), la luz (la divinidad), el aire (el espíritu), el árbol (la familia). La película plantea una pregunta eterna en la historia del hombre, hacia Dios: ¿Dónde estabas cuando ocurrió esto? ¿Cómo permites el mal en el mundo? La respuesta sólo puede ser válida si abarca la vida del hombre como parte de un todo en la creación, de ahí el interludio del origen del Universo. Dios contesta al hombre que Él estaba desde el origen de los tiempos, desde que no éramos más que células en el agua, y que todos estamos destinados a Él, que el amor no se destruye (recomiendo leer el libro de Job en la Biblia, de donde sale el pasaje que no por casualidad abre la película).
La película quiere hacer presente a Dios en todo momento de la vida del hombre, desde el pensamiento más íntimo e inconfesable, donde puede surgir un sentimiento de odio o amor, hasta el acontecimiento planetario más grande.
Es, obviamente, una película con un fuerte contenido religioso.
Pero no hace falta ser religioso para entenderla o disfrutarla. Porque la dimensión religiosa está en todo ser humano, se desarrolle de la forma que se desarrolle (incluyendo el agnosticismo y el ateísmo).
Y luego está la parte humana, que me emocionó profundamente como pocas películas han conseguido. Momentos como el que contaba Campanilla entre el padre al piano y el hijo a la guitarra, o
el abrazo que le da el hijo "rebelde" al padre sin venir a cuento, en un momento en que están trabajando en el jardín.
El descubrimiento de la protagonista también quedará en el recuerdo.
En definitiva, para mí es una maravilla, aunque entiendo a los que no os gusta la película, y creo que dentro de 50 años seguirá levantando la misma división apasionada que sólo ciertas grandes obran logran crear.