Cita Iniciado por eltronjhon Ver mensaje

Twist
, creo que no me has entendido respecto a esta parte. La analogía que hice y hago es la de Falange con ETA y PP con Bildu. Y hago esta analogía precisamente porque los que más van a pedir implacabilidad con Bildu son precisamente aquellos integrantes y simpatizantes del PP -y digo aquellos, no todos- que piden tabla rasa con el Falangismo.
Resulta curioso que, pese a nuestra habitual coincidencia de ideas y afinidad de planteamientos, no acabemos de entendernos en este caso.

Es verdad que no percibí exactamente tu analogía Falange/ETA, PP/Bildu, pero es que,ahora que me la señalas, me parece un tanto inapropiada por desmesura y contexto.

Me parecería correcta si, tras la instauración de la Democracia, Falange se hubiera pasado más de treinta años matando, secuestrando y chantajeando con la connivencia del PP en las instituciones.

Imaginemos que, después de la transición, un grupo como Falange o Guerrilleros de Cristo Rey, o Grapo, o unas hipotéticas Brigadas Rojas Ultramontanas, o lo que queramos, deciden no aceptar la democracia, reivindicar un territorio donde implantar su propio régimen, y considerar enemigos (y, en consecuencia, víctimas potenciales y justificadas) a todos los que no estén de acuerdo o apoyen expresamente sus postulados. Ese grupo, no democrático y extremista, declara una guerra contra los demás y se dedica a ejecutar a discreción ciudadanos, chantajeando con ello para conseguir sus fines. Su planteamiento es: nos dáis lo que queremos o seguimos matando a quien podamos.

¿Concederles directamente lo que quieren y/o amnistiarlos no sería suscribir la tésis falangista acerca de conseguir objetivos por la pura fuerza? ¿Refrendar el método de la violencia y el chantaje terrorista para obtener cualquier fin? ¿No se establecería tácitamente una pauta antidemocrática a la que acogerse, legitimando la ilegalidad persistente como medio para alcanzar lo que se desea?

Si los planteamientos y métodos de la Falange joseantoniana me parecen repudiables e ilícitos, no me lo pueden parecer menos cuando son utilizados en un régimen democrático por otros grupos que, además, exigen una mesa de negociación bajo la que aún guardan las pistolas, esbozando una sutil amenaza acerca de lo inmaduro (¿quizá se quiso decir prematuro?) que sería entregarlas.

Estoy completamente de acuerdo con el texto de Sartorius. Y me parece obvio que muchísimos españoles cuentan (contamos) con algún familiar muerto o represaliado entre 1936 y 1977. Mi alusión a la Amnistía de 1977 no se refería a los implicados en la Guerra Civíl y en la posterior Dictadura (una inmensa mayoría de ciudadanos aceptó como mal menor, y de mejor o peor grado, poner a cero un contador que, de lo contrario, hubiera implicado embarcarse en procesos interminables y multitudinarios para depurar 40 años de responsabilidades y poner en riesgo precisamente la obtención de un régimen consensuado de libertades que pusiera fin a un enfrentamiento monstruoso), sino a que los militantes de ETA fueron amnistiados y sus representantes políticos pudieron presentarse en las elecciones y ocupar sus escaños como todos los demás. Es decir, una vez establecido un régimen de libertades que los incluía, optaron por combatirlo con el terrorismo porque no podían obtener en las urnas lo que apetecían.

Si seguimos tu analogía podríamos equiparar también a los etarras con los militares golpistas que no reconocieron y se sublevaron contra la votación popular, y a Herri Batasuna, Bildu o Amaiur con todos los que apoyaron el alzamiento anticonstitucional que inició la guerra civíl. Y, si aceptamos tal planteamiento y todos los antidemócratas deben ser siempre amnistiados para que no cojan las pistolas, ¿no estaremos dando validez a los comportamientos antidemocráticos, sean de un signo u otro? ¿Cuándo estableceríamos al fin una norma legal sin puerta de atrás?


Retrotraernos constantemente al franquismo para establecer parámetros y comparaciones me parece fuera de lugar desde el momento en que se estableció un régimen distinto con unas reglas votadas y consensuadas por una amplísima mayoría. Y si nos remontamos en la Historia a los bombardeos alemanes o a los comuneros o a la invasión napoleónica, acabaremos en guerra con todos y entre todos. Habrá que determinar un momento en el que se decida y acate una legalidad, y atenerse a ella sin estar modificándola para acomodarla a grupos extremistas o para aplicarla retroactivamente a hechos que, por muy históricamente indiscutibles que sean, no se contemplaron cuando se acordó, y muchos de cuyos máximos responsables hace tiempo que fallecieron.

Legíslese, establézcanse los cauces y trámites que sean necesarios y que cada quien impulse las iniciativas que estime convenientes respetando los mecanismos democráticos que se acuerden para todos. Ni más ni menos.