Leo por ahí que el director de este Fantasma chino era un gran admirador de Tod Browning. Desde luego, éso se nota en la estética del teatro, que parece remitir más al castillo de Drácula que al teatro parisino donde tenían lugar las tenebrosas aventuras de Erik. Y por lo visto, hasta se atrevió con una segunda parte en la que el Fantasma aparecía aún más monstruoso...