En cine todos hablamos sentando cátedra, porque olvidamos añadir el "para mí", o porque resulta cansino referirlo siempre. Todos defendemos lo que nos gusta, lo que nos interesa, nos hace sentir, emocionar, etc. Ante esto, a mí me sobran los comentarios adversos. La mujer de mi vecino no tiene por qué ser objeto de deseo para mí.