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Y más cuando Eli Roth es un director bien conocido por introductor sutiles críticas en sus películas. Es como cuando en la saga Hostel le acusaron de ser racista por representar Eslovaquia como un país tercermundista, cuando en realidad lo que quería exhibir de fondo, es la visión ignorante de los estadounidenses, a cuyos ojos, todo lo que no sea su amada patria, es mundo subdesarrollado.
En cuanto a la película, coincido con la mayoría: cumple sin alardes. No es obviamente un peliculón, pero tampoco una bazofia como he leído en algunos sitios. Simplemente es una película correcta que ofrece las dosis justas de contexto, drama, transición moral, acción y resolución. El tratamiento de todos esos aspectos es ligero, pero adecuado a su vez, se ve una cierta evolución en el personaje de Bruce Willis, no es que de un día para otro se ponga a pegar tiros, hay un cierto proceso.
¿Qué tiene algunas conveniencias? Bueno y que película de este estilo no, uno ya cuenta con eso. El principal problema de la cinta es que cumpliendo con su propósito, tampoco consigue destacar, habiendo, objetivamente, mejores entregas dentro del género. Aún así el tiempo que dura se hace entretenido y ameno y una vez terminas, pasas a otra cosa, no se te queda en la memoria por nada memorable y antológico.
Eso sí, la película dispone del toque Eli Roth y me refiero a las cruentas escenas. La acción no abunda ni es especialmente intensa, pero su finalización, es puramente cruenta. ¿A qué me refiero? Que por ejemplo existe un enfrentamiento que apenas dura 30 segundos y sólo ha habido un intercambio de disparos, pero dicha escena termina con una brutalidad repentina e inusitada. Y ese, es un toque propio del director.