Hombre, lo que no se le puede negar a Fisher es el amor por el personaje (del Barón, insisto), que no soltó en casi ninguna de las secuelas -al contrario que el de Drácula, que abandonó prácticamente desde el principio-. Y eso se nota en la complejidad de que lo dotó a lo largo de la serie, con la inestimable ayuda de Cushing, obviamente; que éste sí que ha sido el mejor Barón Frankenstein de la historia.
Edito porque parezco disléxico, tú.