Iñarritu me da más miedo que una "troná" y ponérmela a la hora de la siesta fue un ejercicio de alto riesgo, pero acabé rendido y encantado ante un portento audiovisual. Condensado en un injusto titular para el que no la haya visto, podría decirse que es algo así como "El último superviviente" versión extrema y gafapasta.

Dejando las bromas aparte, se pueden destacar muchísimas cosas de ella, empezando por su fotografía, por lo que ya valdría la pena verla aunque no sucediera nada más en el film, por la forma en la que está rodada entre primeros planos, mini plano secuencias y cámara en mano que te hace meterte más si cabe en la experiencia. Una experiencia por la supervivencia, en la lucha contra la naturaleza, contra los salvajes y de la búsqueda de venganza. Las escenas de acción rozan la exquisitez y tiene momentos impactantes de los que perduran en la retina.

Las actuaciones no son menos, aunque más allá de alabar el notable papel de Di Caprio, de los más contenidos que ha hecho, seguramente no de los que más le han hecho merecer el Óscar y siendo justos, en muchas ocasiones limitándose a un moribundo tirando espuma, quisiera resaltar el recital de Tom Hardy.

¿Algún defecto? Pues por ser exigentes y por pedirle más, hablaríamos de pequeños detalles que le privan de ser una obra maestra o algo ya memorable. El más destacable de estos detalles quizá sea su duración, con momentos que parece recrearse en exceso en los paisajes, a lo Terrence Malick y esto quizá te haga zambullirte en un paisaje hermoso, pero te puede sacar de algunos momentos de clímax o bajar los niveles de adrenalina y de agarrarse a la butaca en la batalla por sobrevivir. Aún así, valorar su mérito que pese al metraje no se haga pesada en ningún momento y que estemos, como muchos dicen, ante CINE con mayúsculas.

Nota: 7'7