Durante unos años, El silencio de los corderos era una película recurrente en mis visionados. Llegó a obsesionarme tanto, en el mejor sentido de la palabra, que tras 30 o 40 visionados, me sabía de memoria los diálogos (en español, claro).
La grabé primero en el plus de la llave, después pillé el vhs, más tarde el dvd y posteriormente el BD. Si sale algún día en UHD la pillaré de nuevo.

Como película creo que es una de las mejores muestras de que el género, cuando se hacía con una calidad excelsa como esta, puede y debe ser premiado. La Academia lo reconoció y no era fácil que una película de terror lo hiciera. Poquísimas, por no decir ninguna antes lo consiguió, que yo recuerde.

Por cierto, rompo una lanza por su fallecido director, Jonathan Demme. Hizo un back- to- back magnífico con El silencio de los corderos y su siguiente película.
Al respecto de esta, cuento una anécdota en este hilo que ha abierto el doctor.

El día de la Gala de los Oscar, en el que El silencio de los corderos resultó vencedora, con los premios más importantes, hubo manifestaciones en las afueras del recinto, de grupos LGTB, denunciando la mala imagen que según ellos, "daba el director sobre los homosexuales, algo así como que no estaban bien del tarro y que eran psicópatas y asesinos".

Como podréis ver, esto no tenía ni pies ni cabeza. Y de hecho, lo mejor que hizo, el mejor zasca de Demme fue dirigir la magnífica Philadelphia, donde denunciaba con toda la crudeza y realidad, la vida y las injusticias alrededor de las personas que sufrían el mal del final del siglo XX, el sida.