A mí también me pasa. Por ejemplo, a pesar de mi admiración por
Metropolis, no me emociona hasta llevarme al llanto en ningún momento, las sensaciones que me produce son de otro tipo. En cambio, la comentada en el "otro rincón" hace poco,
High Noon, sí me emocionó hasta tal punto, en la secuencia final, que alguna lágrima se me escapó. Ahora bien, para película vista tropecientas veces, y que cada vez me provoca la misma llorera inconsolable,
Imitation of Life, de Douglas Sirk, en la secuencia del funeral del personaje de Juanita Moore.
