Oh, listen
Listen well
Listen to the legend of Chuck-A-Luck
Chuck-A-Luck
Listen to the song of the gambler’s wheel
A souvenir from the bygone year
Spinning a tale of the old frontier
And a man of steel…
And the passion that drove him on and on and on
It began, they say, one summer day
When the sun was blazing down
‘Twas back in the early ‘70s
In a little Wyoming town
So listen to the legend of Chuck-A-Luck
Chuck-A-Luck
Listen to the wheel of fate
As round and round with a whispering sound it spins, spins
The old, old story of hate, murder and revenge!
(“Legend of Chuck-A-Luck”, cantada por William Lee durante los títulos de crédito iniciales)
…
Entrega n.º 39:
33. RANCHO NOTORIOUS (1952, ENCUBRIDORA)
Director: Fritz Lang.
Producción: Fidelity Pictures, Inc.
Distribución: RKO Radio Pictures, Inc.
Productor: Howard Welsch.
Guion: Daniel Taradash, a partir de una historia de Silvia Richards.
Fotografía: Hal Mohr, en Technicolor (1.37:1).
Diseño de producción: Wiard Ihnen.
Decorados: Robert Priestley.
Música: Emil Newman.
Canciones: “Legend of Chuck-A-Luck”, “Gypsy Davey” y “Get Away Young Man”, compuestas por Ken Darby y cantadas por William Lee (la primera) y Marlene Dietrich (las otras dos).
Montaje: Otto Ludwig.
Reparto: Marlene Dietrich (Altar Keane), Arthur Kennedy (Vern Haskell), Mel Ferrer (Frenchy Fairmont), Lloyd Gough (Kinch) [no acreditado] y Gloria Henry (Beth Forbes).
Rodaje: de mediados de marzo a principios de junio de 1951.
Duración: 1 h 29 m 03 s.
Estreno: 1 de marzo de 1952.
…
Coordenadas espacio/temporales:
- Inicio de la historia: Quiet Sun, Territorio de Wyoming // 10 de agosto de 1873
…
ENCUBRIDORA es, aparte de una de las mejores películas de Fritz Lang, una de las grandes obras maestras del western.
Por ejemplo, el estudioso Javier Coma en su libro “La gran caravana del Western: Las 100 mejores películas del Oeste” (Alianza, Madrid, 1996) la incluyó dentro de su primer capítulo (“Cerca de Manitú”) junto a otras cuatro de las que él consideraba como las obras máximas del género, MURIERON CON LAS BOTAS PUESTAS (1941), de Raoul Walsh, DUELO AL SOL (1946), de King Vidor, RÍO ROJO (1948), de Howard Hawks y CENTAUROS DEL DESIERTO (1956), de John Ford.
Puede que su valoración sea un tanto excesiva pero lo cierto es que el tercer y último western de Lang es, con toda seguridad, una de las obras más personales de toda su carrera.
No obstante, ENCUBRIDORA fue una película que pasó sin pena ni gloria por las carteleras norteamericanas de la época, como podemos comprobar si echamos un vistazo al número del 7 de enero de 1953 de la revista “Variety” en la que aparece una lista con las 119 cintas con 1.000.000 de dólares o más de recaudación del año anterior y entre ellas no está el largometraje de Lang.
- Si está, por contra, CLASH BY NIGHT (1952), la próxima entrega del coleccionable, con 1.500.000 dólares, y eso que se estrenó más tarde...-
No deja de resultar curioso, como veremos más adelante, que el western más taquillero de 1952 fue el oscarizado SOLO ANTE EL PELIGRO de Fred Zinnemann (8ª, 3.400.000 dólares) película que comparte con ENCUBRIDORA una de sus señas de identidad como es el uso de una balada que sirve de hilo conductor de la historia.
Antes de seguir adelante me gustaría recordar que la cinta de Lang se rodó y se estrenó antes que la de Zinnemann, por si alguien había pensado lo contrario.
Hace un par de entregas comenté la mayor decepción que sufrió Lang en toda su carrera como fue la imposibilidad de rodar el western WINCHESTER’73 y que finalmente, convenientemente reciclado pero manteniendo sus líneas maestras, fue convertido por Anthony Mann en una de las mejores obras del género.
Y sin embargo, Lang no se dio por vencido y es que aunque nadie parece haberse dado cuenta ENCUBRIDORA es en buena medida una brillante relectura de WINCHESTER ‘73, puesto que retoma de esta los dos temas fundamentales que vertebraban su historia, la venganza y el uso de un elemento que sirve de conductor de la narración (allí un rifle, aquí una balada).
Otro elemento que sirve de nexo de unión entre ambas películas es la presencia de la guionista (y por entonces amante del director) Silvia Richards como autora del argumento original.
No obstante, parece que fue el propio Lang quien escribió el primer tratamiento, consistente en 41 páginas, limitándose según aquel a ejercer de mera estenógrafa.
De todas formas convendría recordar que Richards fue la guionista original de WINCHESTER ‘73 y, por tanto, la afirmación del director bien podría ser la típica boutade langiana, dado el (evidente) parentesco entre ambos libretos.
El proyecto atrajo la atención del productor independiente Howard Welsch (1898-1980) y de su pequeña compañía Fidelity Pictures, con quien Lang ya había trabajado en la fascinante aunque desigual HOUSE BY THE RIVER (1950).
Welsch había producido una serie de modestos westerns guionizados y/o argumentados por Roy Chanslor (1899-1964), cuya novela “Johnny Guitar” (1953) [Reino de Cordelia, Madrid, 2018] serviría de base para la obra maestra homónima de Nicholas Ray.
Si ENCUBRIDORA se concibió como un vehículo para Marlene Dietrich por parte de Lang, lo mismo sucedió en el caso de “Johnny Guitar” (novela) y JOHNNY GUITAR (película) pero aplicado a Joan Crawford, cuyos años de grandeza parecían ya quedar un tanto lejanos.
Al parecer el propio Chanslor colaboró anónimamente en la elaboración del libreto.
En 1948 Welsch solicitó a Howard Hughes, propietario de la RKO, que le cediera a una de sus estrellas femeninas más rutilantes, la explosiva Jane Russell, protagonista de la escandalosa (para la época) THE OUTLAW (1943/1946), iniciada por Howard Hawks pero finalizada por el propio Hughes.
Russell sería la protagonista de un western titulado MONTANA BELLE, dirigido por el pionero Allan Dwan y rodado en Trucolor (bicromático) dado que la Republic la cofinanciaría y distribuiría.
Sin embargo, Hughes, tal vez celoso de que alguien aparte de él manejase una de sus más preciadas posesiones, decidió comprar la película a la Republic y además compensar económicamente a Welsh financiando su próximo proyecto, otro modesto western denominado por entonces “CHUCK-A-LUCK” o también “THE LEGEND OF CHUCK-A-LUCK”.
Pese a esa inyección de dinero por parte de la RKO el presupuesto con el que contaba la película era ciertamente modesto, más propio de una serie B, a pesar de contar con grandes estrellas en el reparto y un excelente equipo técnico detrás de las cámaras.
Lang necesitaba además un guionista de prestigio que le ayudase a dar forma el argumento que él había ideado y que seguía en dique seco desde hacía varios meses.
El elegido, Daniel Taradash (1913-2013), ya había escrito libretos para directores de la talla de Rouben Mamoulian (SUEÑO DORADO (1939)) o el anteriormente citado Nicholas Ray (LLAMAD A CUALQUIER PUERTA (1949), que recientemente ha sido comentada por el compañero mad dog earle en el rincón Bogart) y a pesar de que le atraía la historia pergueñada por Lang estaba en ese momento enfrascado en otros proyectos por lo que para no desairar al director no se le ocurrió mejor idea que pedir por su trabajo la nada despreciable cifra de 1.500 dólares a la semana.
- Anticipándome al repórter Tribulete que es el querido amigo tomaszapa me gustaría indicar que Taradash ganó el Oscar al mejor guión en 1954 por DE AQUÍ A LA ETERNIDAD... de Fred Zinnemann... -
Para su sorpresa el productor Welsch aceptó el órdago seguramente debido a lo poco que había progresado el texto de Lang en los últimos meses y los plazos tan ajustados que había para rodar la película.
Al contrario que la mayor parte de los que participaron en el rodaje Taradash siempre tuvo buenas palabras hacia el director, al que admiraba profundamente y entre ellos se forjó una amistad que sólo la muerte pudo quebrar.
Y a pesar de lo que dice el propio director en el libro de entrevistas de Peter Bogdanovich fue idea suya y no de Lang la de usar una balada y no una voz en off como hilo conductor de esta historia de odio, asesinato y venganza…
No obstante y como antes decía Lang reutilizó la trama de WINCHESTER ‘73 en ENCUBRIDORA, por lo que algo de razón tendría el director cuando afirmaba que la idea de la balada había sido en cierta forma suya...
Además la película también podría emparentarse con clásicos como THE OX-BOW INCIDENT (1943), de William A. Wellman, por lo paupérrimo de los decorados (ver Nudo); RÍO ROJO (1948), de Howard Hawks, cuyo inicio es muy similar (ver Presentación) o AL ROJO VIVO (1949), de Raoul Walsh, por la figura del “agente doble” encarnada por el vengador protagonista (ver Presentación).
A pesar de tener a todos (salvo al guionista, como acabo de mencionar) y a todo en contra (un presupuesto digno de mejor causa lo que hizo que la mayor parte de la película se rodase en interiores; el cambio de título (un incomprensible RANCHO NOTORIOUS, que Lang atribuía a Hughes pero que al parecer fue obra de Welsch); un final en contra de los deseos del director; una amputación en el metraje final, que pasó de 105 a 89 minutos) ENCUBRIDORA es una de las obras más personales de Fritz Lang porque en ella logró sublimar dos de los grandes ejes sobre los que gira toda su filmografía como son el destino (adverso) y la (fútil) venganza.
La palabra “Chuck-A-Luck” hace referencia a una ruleta vertical utilizada en los saloons del viejo Oeste...
... y también al rancho donde rige con mano de hierro y guante de terciopelo la cantante (e intuimos que también prostituta) Altar Keane (un espléndida y bellísima Marlene Dietrich… para desespero del director…)...
Será esa ruleta, como expresa a la perfección la hermosa (y triste) balada que canta William Lee, la que rija los destinos de los protagonistas y como juego de azar que es, unas veces lo hará a favor pero muchas más veces en contra…
ENCUBRIDORA es, como WINCHESTER ‘73, una historia de asesinato, odio y venganza, si se me permite alterar el orden de los factores.
1. Presentación:
La acción se inicia, como va desgranando la balada, en un pequeño pueblo del Territorio de Wyoming – que más tarde sabremos que atiende al (ficticio) nombre de Quiet Sun (“Sol Tranquilo”) – en los años 1870s.
Y si queremos ser más precisos, la historia comienza exactamente un 10 de agosto de 1873…
Para el año me ha servido el cartel de “Se busca” de un forajido…
Y para el día y el mes exacto los comentarios en boca del propio protagonista, Vern Haskell (un, como siempre, excelente Arthur Kennedy, uno habitual en los westerns del tándem Anthony Mann/James Stewart (véase al respecto HORIZONTES LEJANOS (1952) y EL HOMBRE DE LARAMIE (1955)), al ver el cartel anterior y cuando se ve interrumpido por la ley en el momento en el que estaba a punto de dar muerte de un balazo al villano de la función, el pistolero Kinch (Lloyd Gould).
Más adelante haré de nuevo referencia a estas dos circunstancias con imágenes ad hoc.
Antes de seguir hagamos un pequeño inciso referente a la Caza de Brujas.
- Cortinilla -
Aunque no parece ser muy conocido Fritz Lang llegó a estar en las Listas Negras de la HUAC durante seis meses en 1952, el año en que se estrenó ENCUBRIDORA y sólo gracias a la intervención de Harry Cohn, el presidente de la Columbia, puedo reanudar su actividad.
De ahí que el director trabajase para dicha compañía en dos películas consecutivas, LOS SOBORNADOS (1953) – otra de sus grandes obras maestras – y DESEOS HUMANOS (1954), ambas protagonizadas por el siempre espléndido Glenn Ford.
Sin embargo, el que peor salió parado fue el actor Lloyd Gould - ya sabéis el auténtico malo de la película – puesto que su negativa a declarar ante la Comisión el 17 de mayo de 1951 le supuso el que su hombre fuese borrado de los títulos de crédito por orden directa de Howard Hughes, furibundo anticomunista, entre otras muchas cosas…
De ahí que yo haya optado por incluir su nombre justo detrás del de los tres protagonistas como un homenaje a su integridad y profesionalidad.
- Cortinilla -
Como antes decía, el comienzo de ENCUBRIDORA es muy similar al de RÍO ROJO.
En ambas vemos a los protagonistas (allí Tomo Dunson (John Wayne), aquí Vern Haskell (Arthur Kennedy) despedirse de sus prometidas (allí Fen (Coleen Gray), aquí Beth (Gloria Henry)), a las que no volverán a ver con vida (la primera muerta a manos de los indios, la segunda violada y asesinada a manos de uno de los miembros de la banda del rancho Chuck-A-Luck, Kinch (Lloyd Gough).
El encanto y dulzura que desprenden ambas actrices, a pesar de su escasa presencia en pantalla, nos acompañará a lo largo de toda la proyección y en ambos casos dichas muertes serán lo que provoque en un caso la conversión de Dunson en un poderoso e inflexible terrateniente y de Haskell en un vengador sin piedad.
El broche que él le regala a ella será determinante en el desenlace de la trama...
Magistral ese movimiento de cámara del rostro muerto de la joven (luego haré una referencia a esta imagen al final de mi comentario)...
... pasando por su vestido rasgado donde él le había puesto el broche...
... hasta su mano ensangrentada...
... y el encadenado a la figura de Kinch lavándose la herida en el rostro...
Esa fea cicatriz será el único rasgo físico que le sirva a Vern para identificar al asesino de su prometida.
La siguiente pista será una extraña palabra, “Chuck-A-Luck”, que musita en su oído el compañero de fatigas de Kinch, Barfly (Tex Holden), a quien aquel le ha disparado un tiro por la espalda por un quitáme allá esas pajas.
De nuevo la hermosa balada en boca de William Lee sirve de contrapunto a la búsqueda desesperada de Vern por encontrar cualquier pista sobre ese misterioso “Chuck-A-Luck”.
La escena de la barbería, por su tono jocoso, tiene una aire ciertamente fordiano, con el dueño del establecimiento cortándole a la vez el pelo a Vern y afeitándo al que luego sabremos que es un fugitivo de la justicia, Ace Maguire (Fred Graham)...
... y que termina en una pelea rodada por Lang de una forma ciertamente impactante.
Gracias a ese cartel de “Se busca” sabremos que el asesinato de Beth se produjo en agosto de 1873...
Y Vern obtendrá una nueva pista: el nombre de...
En este primer segmento de la película será también donde Lang introduzca tres flashbacks consecutivos, de los cuales el más importante será el último, pues en él será conoceremos a los otros dos protagonistas de la historia, la mencionada Altar Keane (Marlene Dietrich) y Frenchy Fremont (Mel Ferrer).
Tiene cierto sabor a CIUDADANO KANE (1941), de Orson Welles, esos tres flashbacks puesto que nos sirven para conocer desde distintos puntos de vista (el del ayudante del sheriff, el de la pianista de saloon Dolly y el un orador anónimo (Dick Elliott)) la poliédrica personalidad de Altar.
En ese tercer flashback, como decía el más importante, oiremos la primera de las dos canciones que interpreta Marlene, “Gypsy Davey” y compuesta por Ken Darby a mayor gloria de la actriz.
Por cierto, este tercer flashback tiene la peculiaridad de que en realidad quien tendría que haberlo narrado es el dueño del local en el que actúa Altar, Baldy Gunder (William Frawley)...
... y no el mencionado orador anónimo puesto que esto lo cuenta de segunda mano...
Y por fin podremos conocer lo que es una “Chuck-A-Luck”, como decía, una ruleta vertical que en este caso hace girar Russell Johnson, un habitual de las películas de ciencia ficción de Jack Arnold (IT CAME FROM OUTER SPACE (1953) o THE SPACE CHILDREN (1958)).
Y también y lo que es más importante, al elegante, caballeroso y refinado forajido Frenchy Fairmont, encarnado por el futuro marido de Audrey Hepburn, Mel Ferrer.
Como curiosidad el nombre del mismo, Frenchy, procede de la película ARIZONA (1939), de George Marshall, uno de los grandes westerns de la Historia del Cine y todo un homenaje de Lang hacia la actriz pues de esa forma se llamaba su personaje.
La balada nos conduce ahora a la celda donde Frenchy espera a ser colgado debido a los gajes del oficio mientras a su lado se encuentran la caterva de modélicos ciudadanos corruptos (otro de los temas habituales en la filmografía de su director) que esperan con ansiedad los resultados de la elecciones que tienen lugar en el pueblo.
Antes he mencionado la obra maestra de Raoul Walsh, AL ROJO VIVO (1949), en la que el agente del tesoro Hank Fallon (Edmond O’Brien) logra infiltrarse en la banda de Cody Jarrett (James Cagney) con el fin de atraparle con las manos en la masa.
Lang consigue que el personaje de Frenchy se nos haga más simpático y, desde luego, más humano, que el de Vern, al que lo único que le interesa es encontrar (y matar) al asesino de su novia, aunque para ello tenga que traicionar a sus nuevos amigos.
- Puede que Mel Ferrer no fuese un gran actor pero lo cierto es que los villanos que solía encarnar destilaban un encanto que a veces les faltaba a sus adversarios. -
De esta forma, para conocer el paradero de Altar y, por tanto, la ubicación del misterioso rancho que esta regenta y en el que se cobija su presa, Vern logrará sacar de la cárcel (y de la soga del verdugo) al simpático Frenchy y de esta forma ganarse su confianza.
De nuevo genial la escena de las llaves de la celda en la única botella que no ha llegado a las manos de los corruptos banqueros sino a las de Vern.
La huida de ambos nos llevará al nudo de la historia.
2. Nudo:
El segmento que transcurre en los dominios del rancho “Chuck-A-Luck” es el más extenso de la película y es donde mejor se percibe cómo Lang hizo de la necesidad virtud.
Como decía al principio de mi intervención la RKO se apropió del proyecto ideado por el director vienés y ayudó por tanto en la financiación del mismo, para lo cual se lo arrebató a la Republic, previo pago compensatorio.
A pesar de ello el presupuesto con el que contaba la cinta era ciertamente minúsculo lo que obligó a rodar buena parte de la misma en decorados y no precisamente demasiado elaborados, algo que el director siempre lamentó, a pesar de alabar el trabajo del diseñador de producción Wiard Ihnen (quien ya había trabajado con Lang en EL HOMBRE ATRAPADO (1941)) pero que otorgan a la historia un cierto carácter onírico que se ajusta como un guante a la historia.
Irreal parece desde luego esa primera visión del misterioso refugio en el que se cobija la banda de Altar Keane, ese “Chuck-A-Luck” que era como se denominaba originalmente la película.
Desde luego la Altar Keane interpretada por Marlene Dietrich fue el molde del que surgió la Vienna encarnada por Joan Crawford en JOHNNY GUITAR (1954).
Justo es reconocer el talento de Arthur Kennedy que lo mismo podía encarnar a un (atormentado) héroe (como es el caso) o a un (encantador) villano, como en las dos cintas de Anthony Mann a las que antes hacía referencia.
Repulsion...
Atracción...
Entre los siete miembros de la banda se encuentra el prematuramente fallecido George Reeves (1914-1959), el primer “Superman” de la pequeña pantalla (de 1952 a 1958) y cuyo rostro cruzado por una profunda cicatriz le hace antes los ojos de Vern el primer candidato al puesto de asesino de su novia.
La llegada de Mort (Jack Elam) y Jeff (John Kellogg), que buscan refugio en el rancho después de un atraco, nos permitirá ser testigos de cómo opera Altar, quien siempre se queda con el 10% de las ganancias como pago por permanecer escondidos en “Chuck-A-Luck”.
- Un Jack Elam que, recordemos, NO hizo de narrar en GUERRILLEROS EN FILIPINAS... -
La segunda (y última) canción entonada por Altar/Dietrich, “Get Away Young Man”, nos permite asistir a otra de las mejores escenas de la película, perfecto reflejo de la que se daba en la presentación, en la que la cámara va del rostro de Vern...
... al broche que lleva Altar...
... y de ahí a cada uno de los rostros de los forajidos...
... whodunit?
La (oportuna) llegada del sheriff impedirá por un lado que Vern se delate, incapaz de soportar el dolor y por otro lado le permitirá ganarse la confianza (y algo más…) de Altar cuando salva del apuro a la banda al engañar a los agentes de la ley.
De nuevo vemos como Vern no es el héroe prototípico, que en realidad encarna el pistolero Frenchy, sino alguien a quien sus ansias de venganza le convierten en alguien antipático, capaz de enamorar a su patrona y de traicionar a su mejor amigo.
La idea original de mostrar una Altar Keane en decadencia atraída por dos hombres, uno más maduro y otro más joven, chocó de frente con los deseos de la actriz de mostrarse en pantalla lo más bella y juvenil posible.
- Curiosamente algo similar ya le había ocurrido a Alfred Hitchcock cuando trabajó con ella en PÁNICO EN LA ESCENA (1950). -
Vern además parece querer no solamente tomar el relevo a Frenchy en el corazón de Altar sino que igualmente quiere ser igual de rápido en desenfundar.
El comentario de Frency sobre la solitaria vida de un pistolero tan famoso como él bien podría proceder del magistral western de Henry King EL PISTOLERO (1950), con un colosal Gregory Peck… a pesar del bigote…
Las semillas de la destrucción de la utopía creada por Altar y Frenchy serán por tanto sembradas por el afán vengador de Vern, aunque Lang deja bien claro que ninguno de ellos es ni mejor ni peor que los otros.
De hecho y como antes decía, tanto Altar como Frenchy nos caen más simpáticos y, desde luego, son más humanos, que Vern, al que sólo parece guiar el odio que arde en su corazón.
3. Desenlace:
El asalto al banco de Clay Springs, Arizona, será el principio del fin de la banda.
Y no deja de ser atinado que Frenchy use las cartas (después de todo es otro juego de azar, la ruleta “Chuck-A-Luck” la que rige el (aciago) destino de los protagonistas) para mostrar a sus compañeros los planes para llevarlo a cabo.
Primero el intento frustrado de Kinch de acabar con Vern.
Luego la muerte de varios de los integrantes de la banda a manos de los empleados del banco y de los agentes de la ley.
Y finalmente cuando Vern conoce por boca de Altar que el broche que pertenecía a su novia fue un regalo de Kinch.
![]()
- Por cierto, error en el subtitulaje puesto que el asesino se llama Kinch y no Quinch... -
Cuando está a punto de matarlo...
... es interrumpido por el sheriff y sus hombres, momento en el que conoceremos por fin la fecha exacta en la que tuvo lugar el asesinato de Beth a manos de Kinch…
… o sea, de 1873, dado que ahora estamos en 1874...
¿No os dije que la espera merecía la pena?
Frenchy, que fue herido en el tiroteo del asalto al banco, regresa al rancho donde además de una Altar que ya está haciendo las maletas, se encuentra con el resto de la banda que llega con la intención de saldar cuentas con ambos.
El oportuno regreso de Vern salvará de la muerte a Altar y Frenchy y le permitirá además salvar de una vez y para siempre sus cuentas con Kinch.
Sin embargo, durante el tiroteo Altar se interpondrá en el camino de una bala traicionera dirigida a Frenchy.
Será entonces cuando Vern, una vez conseguida su tan anhelada venganza, se de cuenta de que la misma a provocado la muerte de Altar.
Lang consigue de nuevo esa simetría tan característica de él entre los rostros de Beth, como veíamos al principio...
… y de Altar…
… una vez muertas…
La muerte de Altar hace estéril el enfrentamiento final entre Vern y Frenchy, lo que ciertamente era atípico para la época.
De nuevo la balada - que llevaba un tiempo sin oírse al parecer debido a lo poco que le gustaba al productor hasta el punto de querer eliminarla por completo, algo que por fortuna no sucedió – sirve de telón de fondo a la marcha de ambos del rancho en aparente armonía aunque la misma nos indica, Código de Producción mediante, que ese mismo día perecieron, no sabemos si uno a manos del otro o por los agentes de la ley que les perseguían. En cualquier caso, el resultado es el mismo.
Un final que parece un anticipo del de la magistral RAÍCES PROFUNDAS (1953), de George Stevens, con un Shane (Alan Ladd) herido de muerte a raíz de su duelo con el letal Jack Wilson (Jack Palance) se alejaba del hogar de los Starrett, Joe (Van Heflin), Marian (Jean Arthur) y, especialmente, Joey (Brandon De Wilde).
Consideraciones finales:
Con ENCUBRIDORA Lang pudo sacarse (y con creces) la espina que tenía clavada cuando no pudo llevar a buen puerto WINCHESTER ‘73 y que, pese a todo, en manos de Anthony Mann, se convirtió en una de las joyas del género.
Pese a tener todo (y a – casi – todos) en contra Lang consiguió con ENCUBRIDORA una de las mejores películas de toda su carrera, a la altura de M o de la próxima LOS SOBORNADOS.
Lástima que sea imposible acceder a una copia que haga justicia a la (intuyo) excelente fotografía en Technicolor (tricromátrico) de Hal Mohr, quien curiosamente también hizo lo propio en la mencionada ARIZONA, esa obra maestra del western protagonizada por Marlene Dietrich y James Stewart (quien no volvería a frecuentar el género hasta… WINCHESTER ‘73…).
And so ends the tale of hate, murder and revenge!
Buenos días/tardes/noches y, buena suerte.
Creo que estaréis conmigo que después de esto me he ganado (y con creces) unas merecidas vacaciones...
Dedicado a M. por razones que sólo ella sabrá discernir...




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