Entrega n.º 40:
34. CLASH BY NIGHT (1952)
Director: Fritz Lang.
Producción: Wald-Krasna Productions, Inc.
Distribución: RKO Radio Pictures, Inc.
Productores: Harriet Parsons.
Guion: Alfred Hayes, basado en la obra teatral homónima de Clifford Odets (Belasco Theatre, Nueva York, 27 de diciembre de 1941).
Fotografía: Nicholas Musuraca, en blanco y negro (1.37:1).
Directores artísticos: Albert S. D’Agostino y Carroll Clark.
Decorados: Darrell Silvera y Jack Mills.
Música: Roy Webb.
Montaje: George Amy.
Reparto: Barbara Stanwyck (Mae Doyle D’Amato), Paul Douglas (Jerry D’Amato), Robert Ryan (Earl Pfeiffer), Marilyn Monroe (Peggy) y Keith Andes (Joe Doyle).
Rodaje: 32 días / del 8 de octubre a principios de diciembre de 1951; escenas adicionales a finales de enero de 1952.
Duración: 1:44:50.
Estreno: 16 de junio de 1952.
Recaudación: 1.500.000 dólares (Variety, 7 de enero de 1953).
…
El visionado de CLASH BY NIGHT, película inédita en salas comerciales en nuestro país como creo haber indicado ya, me ha resultado una cierta decepción, aunque seguramente la misma se deba en parte a la cercanía de una obra maestra del calibre de ENCUBRIDORA y que puede haber empañado en cierta medida mi apreciación.
Una película que, como también decía, apenas recordaba puesto que creo que sólo llegué a verla en un lejano (pero muy lejano) pase televisivo cuando en este país devastado por el cambio climático sólo existía una única televisión y, por cierto, mejor que todas las que existen hoy en día.
Para hacer el comentario más ágil (y más breve, mi salud y el calor lo aconsejan) lo dividiré por secciones.
Espero que la lectura os sea más liviana y además así podemos observar cómo de una obra teatral de escaso éxito Lang consiguió una de las películas que más disfrutó preparándola y rodándola.
1. La obra de teatro de Clifford Odets:
No deja de ser curioso que cintas míticas que comentamos en este o en otros rincones partieran de obras teatrales que tuvieron escaso recorrido comercial, caso de “Jezabel” (1933), de Owen Davis, Sr. (32 representaciones), “Amarga victoria” (1934), de George Emerson Brewer, Jr. y Bertram Bloch (51 representaciones) o de la hoy reseñada que tan sólo se pudo ver durante 49 noches entre el 27 de diciembre de 1941 y el 7 de febrero de 1942.
En su descargo cabría indicar que todos sabéis lo que ocurrió la mañana del 7 de diciembre de 1941 en Hawái…
Por cierto y no deja de ser curioso que en esas tres obras de teatro que acabo de mencionar la actriz protagonista (o al menos la prevista, en el caso de “Jezabel”) fuese Tallulah Bankhead (1902-1968), cuyo papel más destacado en la gran pantalla sería seguramente el de Connie en la magistral NÁUFRAGOS (1944) de… ya sabéis quién…
La acción de la obra transcurría en el verano de 1941 (y, por tanto, unos pocos meses antes de que EUA entrara en guerra) en la localidad de Staten Island, Nueva York.
La pareja protagonista, Mae (Bankhead) y Jerry (Lee J. Cobb) Wilenski, como se puede apreciar son de origen polaco y no italiano (y, más concreto, siciliano), como es el caso del segundo en su trasvase a la gran pantalla y además están casados desde el principio. Y Jerry no es pescador.
Por cierto, el título de la obra procede del poema “La playa de Dover” (1867), del escritor inglés Matthew Arnold (1822-1888)...
... y que vendría a decir tal que así:
El mar está en calma esta noche.
La marea alta, la luna duerme hermosa
Sobre el estrecho – en la costa francesa la luz
Resplandece y se ha ido; los acantilados de Inglaterra alzan,
Tenues y vastos, allá en la plácida bahía.
Ven a la ventana, el aire nocturno es dulce,
Soñoliento, desde la larga línea de espuma
Donde el mar besa la tierra empalidecida por la luna,
¡Escucha! Puedes oír el rugir de las piedras
Que las olas agitan, arrojándolas
a su regreso allá en el ramal de arriba,
Comienza y cesa, y luego comienza otra vez,
Con trémula cadencia disminuye, y trae
La eterna nota de la melancolía.
Sófocles, hace mucho tiempo
Lo escuchó en el Egeo, y trajo
A su mente el turbio flujo y reflujo
De la miseria humana, nosotros
También encontramos una idea en el sonido,
Cerca de este remoto mar del norte.
El Mar de la Fe
También era uno, en su plenitud,
Y rodaba en las orillas de la tierra,
Yacía como los pliegues de una gloriosa diadema.
Pero ahora sólo escucho
su rugir lleno de tristeza, largo y en retirada,
alejándose hacia el sereno de la noche
Hacia los extensos bordes monótonos.
Oh, mi amor, ¡seamos fieles el uno al otro!
Pues el mundo, que parece yacer ante nosotros
Como una tierra de sueños,
Tan variada, tan bella, tan nueva,
No posee en realidad ni gozo, ni amor, ni luz,
Ni certeza, ni paz, ni alivio para el dolor;
Estamos aquí como en una llanura sombría
Envueltos en alarmas confusas de fugas y batallas,
donde los ejércitos, ignorantes, se enfrentan por la noche.
El único de los actores que trabajó en ambas versiones, Robert Ryan, encarnó primero a Joe W. Doyle y después a Earl Pfeiffer.
En la obra teatral Jerry acababa con la vida del amante de su esposa, Earl (Joseph Schildkraut), cosa que el Código de Producción y, en cierta forma, el propio desarrollo de la historia impedía.
Odets no fue sólo autor teatral sino también guionista (recordemos su espléndido libreto para CHANTAJE EN BROADWAY (1957), de Alexander Mackendrick) e incluso director (UN CORAZÓN EN PELIGRO (1944), con Cary Grant – en uno de sus escasos papeles dramáticos – y Ethel Barrymore).
Tanto para Odets como para Lang 1952 (el año del estreno de la cinta) no fue precisamente un tiempo de vino y rosas debido a la Caza de Brujas.
Si el segundo llegó a estar seis meses en las Listas Negras y de las que sólo salió con la ayuda de Harry Cohn, el presidente de la Columbia (y para el que – entiendo - en señal de gratitud realizó LOS SOBORNADOS (1953) y DESEOS HUMANOS (1954), la primera, por cierto, otra de sus grandes obras maestras), el primero – que había pertenecido al Partido Comunista entre 1934 y 1936 – acabó delatando a varios compañeros de profesión en su comparecencia de los días 19 y 20 de mayo de 1952.
2. La pequeña (pero ambiciosa) compañía creada por Jerry Wald y Norman Krasna:
El 19 de agosto de 1950 la RKO Radio Pictures, Inc. del orate Howard Hughes firmó un acuerdo con la recién creada Wald-Krasna Productions, Inc., por la que esta se comprometía a suministrar a aquella una docena de películas en el plazo de cinco años.
- Me gustaría recordar que a partir de los años ‘40 muchos de los grandes estudios de Hollywood delegaban buena parte de las funciones de producción en estudios independientes, aportando eso sí el capital necesario y sus cadenas de distribución (e incluso de exhibición) para que las películas llegasen a las salas comerciales. -
Sin embargo, finalmente el productor Jerry Wald (1911-1962) y el guionista Norman Krasna (1909-1984) únicamente fueron capaces de facturar cuatro películas entre 1951 y 1952, aunque justo sería indicar que su canto del cisne fue la magistral THE LUSTY MEN (1952)...
... una (otra) de las grandes obras maestras de Nicholas Ray… y coprotagonizada por Arthur Kennedy, el “héroe” de ENCUBRIDORA...
Desde un principio Wald y Krasna tuvieron claro que la obra teatral debía sufrir una completa reescritura.
Aparte de lo indicado en el capítulo anterior la acción se trasladó a Monterrey, en la soleada California y a unos tiempos acordes con los actuales (para la época, lógicamente).
El mismo, por cierto, se vio muy beneficiado del uso de exteriores, algo que Lang disfrutó enormemente después de haber rodado prácticamente al completo en estudio ENCUBRIDORA.
A la hora del trasvase fue decisiva la intervención del guionista Alfred Hayes (1911-1985) con el que el director se complementó a las mil maravillas.
De hecho y como indicaba al principio de la reseña, el rodaje de esta película (y su preparación previa) fue uno de los más plácidos para Lang a lo largo de toda su carrera pues el único problema que tuvo durante el mismo – o al menos el más relevante - fue la elección de la emergente Marilyn Monroe (1926-1962) para el papel de Peggy, la novia del hermano de la protagonista, Joe (Robert Ryan en el teatro/Keith Andes en la película) y que en ese año de 1952 intervino en hasta cinco películas (la hoy comentada, NO ESTAMOS CASADOS, NIEBLA EN EL ALMA – seguramente su mejor papel dramático -, CUATRO (bueno, en realidad CINCO, por la acción en este caso de la censura española) PÁGINAS DE LA VIDA y, especialmente, ME SIENTO REJUVENECER, con Cary Grant y Ginger Rogers y dirigida por el maestro Howard Hawks).
De todas formas, el hecho de que en marzo de 1952 se publicase en los periódicos sensacionalistas de la época (vamos, como los que hay hoy en día, para qué engañarnos…) que la actriz había posado desnuda para un calendario en 1949, obra del fotógrafo Tom Kelley, seguramente sirvió de aliciente al público (masculino) para que acudiese en masa a las salas comerciales.
Recordemos que la cinta anterior de Lang, no recaudó ni siquiera el millón de dólares.
- Y tampoco olvidemos que Marilyn protagonizó el primer (y mítico) número de la revista “Playboy” (diciembre de 1953)...
... y que podéis disfrutar en todo su (candoroso) esplendor en el spoiler que viene a continuación, aunque me parece un absoluto disparate que nadie a estas alturas se escandalice al ver a una hermosa joven semidesnuda… pero son malos tiempos para la lírica…
Spoiler:
Hayes fue un tipo curioso puesto que durante su estancia en Italia durante la Segunda Guerra Mundial llegó a colaborar en los guiones de títulos míticos del Neorrealismo como PAISÀ (1946), de Roberto Rossellini o LADRÓN DE BICICLETAS (1948), de Vittorio De Sica. Igualmente de él partió la historia original que llevaría a la gran pantalla Fred Zinnemann en 1951 y que le supuso su segunda (y última) nominación a los Oscar.
La primera, por cierto, en 1950 por la mencionada PAISÀ.
Hayes dejó de lado todos los elementos proletarios y/o marxistas del texto de Odetts y se centró en el triángulo amoroso que se establece entre Mae (una espléndida, como siempre, Barbara Stanwyck, la única que tuvo paciencia con los continuos retrasos e inseguridades de la futura sex symbol), Jerry (un igualmente excelente Paul Douglas, tal vez el mejor de toda la función) y Earl (un no menos impecable Robert Ryan que ahora encarnaba al amante de la protagonista cuando en la obra había hecho lo propio con su hermano).
Sin embargo y este es uno de los debes de la película y por ello el que esta me parezca una cinta muy por debajo de la calidad de los que participaron en ella, a uno y otro lado de las cámaras, el nuevo argumento no adolece precisamente de novedoso y en muchas ocasiones los diálogos suenan demasiado “teatrales” (denótese el uso del entrecomillado), de forma que por momentos los mismos me resultan a veces un tanto fatigosos.
Eso sí, Lang por primera vez, al menos en su etapa norteamericana, tuvo varias semanas para ensayar con los actores principales, que además se llevaban a las mil maravillas entre ellos (obviemos el caso ya mencionado de Marilyn).
Y no sólo eso sino que el director vienés contó con la impagable colaboración del gran director de fotografía de la RKO, Nicholas Musuraca (1892-1975), imaginero de títulos tan maravillosos como LA MUJER PANTERA (1942) o RETORNO AL PASADO (1947), de Jacques Tourneur y que volvería a colaborar con Lang en su siguiente cinta, la también escasamente (re)conocida GARDENIA AZUL (1953), otra película de la que no conservo recuerdo alguno salvo la presencia de la siempre atractiva Anne Baxter.
Igualmente Lang contó con alguno de los mejores directores artísticos y decoradores de la compañía de Hughes, como Carroll Clark (1894-1968), con el que volvería a contar para sus dos títulos postreros en suelo norteamericano, MIENTRAS NUEVA YORK DUERME y MÁS ALLÁ DE LA DUDA, ambas de 1956.
- Por cierto y como simple chascarrillo, la productora de la película, Harriet Parsons (1906-1983), una de las escasas mujeres que ocuparon dicho cargo en el cine clásico norteamericano (junto a, por ejemplo, Joan Harrison – mano derecha durante muchos años de Sir Alfred -), era hija de la famosa gacetillera Louella Parsons (1881-1972), el terror de las estrellas de la época junto a su colega (y enconada rival) Hedda Hopper (1890-1966). -
La confianza de los productores Wald y Krasna en Lang era tal que incentivaron económicamente al director si la película se ajustaba a los planes de rodaje prefijados y, por supuesto, al presupuesto.
Wald especialmente supervisaba todos los días lo rodado por el director y por lo que parece jamás le puso pegas, más bien todo lo contrario.
Por ejemplo, permitió que Lang y Musuraca dedicaran varios días a rodar escenas con un marcado tono documental sobre la pesca y la industria relacionada con ella y que fueron añadidas al inicio de la historia.
Y en cuanto a Krasna me gustaría recordar que conocía al director desde el inicio de su etapa norteamericana puesto que fue una historia suya la que sirvió de base para su primera (y magistral) cinta, FURIA (1936).
Y no sólo eso sino que volvió a colaborar con Lang en YOU AND ME (1938), basada también en un texto suyo.
Como he indicado Lang se llevó de perlas con el trío protagonista...
- Douglas y Lang durante el rodaje de la película -
... y sólo tuvo un pequeño enfrentamiento con Barbara Stanwyck cuando le exigió que usara su propia experiencia personal, en este caso su doloroso divorcio con el galán Robert Taylor (1911-1969) – y con el que estuvo casada desde 1939 hasta… 1952 -, para sacar lo mejor de un personaje, el de Mae, que tenía ciertas concomitancias (relativas, eso sí) con los acontecimientos que ella padecía en su vida real.
Stanwyck además, como cuenta el gran Frank Capra en su libro de memorias (“El nombre delante del título”), era una actriz que daba lo mejor de sí en la primera toma.
Y por ello y aunque parezca increíble y más teniendo en cuenta la fama de perfeccionista de Lang, la escena más desgarradora del personaje (que ocupaba en el guion dos páginas y media) se rodó una sola vez. No hubo necesidad de más.
Por algo Barbara Stanwyck es seguramente la mejor actriz norteamericana que jamás ganó un Oscar…
Como decía, el Jerry (o Jeremiah, como le llama con encono su “amigo” Earl) encarnado por el gran (en todos los sentidos) Paul Douglas...
... es el único del trío protagonista cuyos sentimientos son auténticamente puros y no sólo ama profundamente a su esposa sino que también siente una sincera amistad por el canalla de Earl.
Creo sinceramente que los mejores momentos interpretativos de la película son aquellos en los que hace acto de presencia Jerry, una persona sin dobleces, incapaz de hacer daño a una mosca, pero que en un arrebato de cólera (cual Billy Budd en la maravillosa novela corta de Herman Melville y que fue llevada magníficamente a la gran pantalla por el actor Peter Ustinov y... con Ryan encarnando al villano de la función en la que tal vez sea su interpretación más memorable) está a punto de acabar con la vida de Earl al descubrir no sólo que se está acostando con su esposa sino que pretende llevársela de su lado y con ella a su adorada hija.
Aunque Jerry tiene más que sobrados motivos no sé si para matar a Earl pero sí para darle una buena somanta de palos, creo que fue completamente acertada la decisión de alterar el final de la obra de teatro, puesto que hemos sido testigos a lo largo de toda la proyección de que Jerry y Earl son como el Sol y la Luna. O más bien, como el día y la noche, dada la afición desmedida por el alcohol que siente el segundo.
Robert Ryan, que se conocía la obra de teatro al dedillo, al interpretar primero a Joe , el hermano de Mae y ahora a Earl, el amante de Mae, se defiende a la perfección en este tipo de papeles (por cierto, muy distintos de lo que debía ser su auténtica personalidad, como creo recordar que llegó a mencionar el compañero Otto+ recientemente) pero acaba por resultarme cargante en exceso y además no acabo de entender la fascinación que una mujer autosuficiente e inteligente como Mae puede sentir por un fracasado como Earl, que además mantiene una relación con todas las mujeres de su vida (incluida su ex) que hoy se consideraría con toda propiedad como políticamente incorrecta.
Earl desprecia a las mujeres pero no puede vivir sin ellas. Y a pesar de su aparente dureza y virilidad es el más frágil del triángulo amoroso.
Además es egoísta puesto que quiere llevarse a Mae consigo pero no a su hija, fruto del matrimonio con Jerry.
Por ello y al contrario de lo que sucedía con el personaje de Jerry, sus diálogos, especialmente los que mantiene con Mae, me parecen un tanto huecos. Suenan bien, pero me traen ecos de otros melodramas más alambicados.
Y en cuanto a la joven pareja formada por los atractivos Keith Andes y, especialmente, Marilyn Monroe, tienen poco recorrido en la función.
El primero, especialmente, parece un embrión de lo que más tarde podría convertirse en lo que es hoy Earl, por su carácter un tanto chulesco, aunque sin su bagaje cultural.
Marilyn nos muestra algunas pinceladas de su incipiente talento (y de encanto)...
... sobre todo en sus diálogos con Mae y muy notablemente en la escena en la que están colgando la ropa y que, curiosamente, es la única que recordaba de aquel lejano pase televisivo del que hablaba al principio.
- Monroe y Wald durante el rodaje -
3. Valoración final:
CLASH BY NIGTH (o “SE ENFRENTAN POR LA NOCHE”, como dice el poema del que se extrajo el título) me parece un título agradable pero menor dentro de la etapa norteamericana de su director.
Destacar eso sí al trío protagonista y la espléndida fotografía de Musuraca, así como la envolvente banda sonora de Webb.
Y una escena cargada de alto voltaje erótico como aquella en la que Mae, a la luz de la Luna, mira como la marea se escurre entre los recovecos de las rocas y que es una clara metáfora sexual (y nada velada) de la atracción que ella siente por el impetuoso Earl y que Lang plasma admirablemente en ese salvaje coito de la Naturaleza...
O que el hecho de que la película, a pesar de la reconciliación final entre Jerry y Mae, no presagia un futuro nada halagueño, puesto que como que ha quedado expuesto diáfanamente a lo largo de toda la proyección ella no le ama. Y probablemente jamás llegue a amarle, aunque tal vez sí a respetarle.
Y, por supuesto, ese Yago bordado por el carismático J. Carroll Naish, el tío de Jerry, que no sólo es un vago redomado como Earl sino que comparte su misma pasión por los licores destilados.
Sin embargo, es un ejemplo perfecto de que incluso las más plácidas travesías no tienen obligatoriamente que conducirnos siempre a los mejores puertos.
Buenas (y calurosas) tardes y, buena suerte.
P.D. En breve me pondré con el visionado (y posterior comentario) de GARDENIA AZUL (1953) y de esta forma aprieto un poco el acelerador en la revisión teniendo en cuenta que ya se otea en el horizonte la presencia de cierto cineasta danés de cuyo nombre no quiero acordarme…
Eso sí, si la salud y el tiempo lo permite, que no está precisamente el horno para bollos.
Agur.
Reseña dedicada a un erotómano consumido (y amplio conocedor del Cinema Bis) como es el inmarcesible Alex Fletcher.
Y un bonito surtido de lobby cards originales para el querido amigo cinefilototal del que espero que disfrute.
Creo que de nuevo me he ganado un merecido descanso...
Y por Dios, que no me censuren las fotos artísticas...
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