Saludos, Jefe AlcaudónCorrecto, Ryan como persona no tenía nada que ver con la de esos personajes rencorosos, vengativos o siniestros y trató de ser una persona justa y honesta en vida. Por esos años, a finales de los años '50, fundó junto a su mujer, la escritora y pedagoga Jessica Cadwalader (que adoraba a Humphrey Bogart, por cierto, lo que dice mucho de una mujer que se mantenía alejada del modo de vida de las grandes estrellas hollywoodienses y con las que apenas trataba), una escuela que originaba pérdidas en sus inicios y causaba habladurías de tipo político dada su proyección pública e inclusiva para todo tipo de ideologías siempre que cundiera el respeto. Como demócrata pacifista que era, el haber servido de instructor de combatientes en la Segunda Guerra Mundial en la lucha cuerpo a cuerpo mismamente y gozar del beneplácito de Howard Hughes en la RKO le libró de entrar en la lista negra de simpatizantes comunistas.
Si una buena amiga suya, Myrna Loy, en su vejez lamentaba el daño que la Administración de Ronald Reagan estaba demoliendo todo por lo que élla había trabajado internacionalmente como embajadora cultural y por la paz, afortunadamente Ryan no vivió para ver al ex-actor como presidente de la nación, y ya no digamos al Trump y su cinismo mayúsculo. Ryan y Loy compartían ideales humanísticos destinados a tratar de hacer el plante un lugar mejor, donde la convivencia no se degradara y se diera palabra a todo tipo de opiniones sin burlarse de éllas. Y en el caso del actor, pese a sus convicciones, latía en él una constante huidiza, tímida e incluso depresiva. Fue a buscar a su hija llorando el día que asesinaron en Dallas a JFK, impotente de asistir una vez más a la fácil propagación de los vicios nocivos de su país.
Ryan fue un hombre bueno pero complejo en sus interioridades, lo que fluyó externamente de cara a convertirse en el gran actor que fue.
Sobre "Clash by night", añadiré estas citas y consecuencias:
- "Fue la primera vez que pude convencer a un productor de que debíamos tener ensayos, como si aconteciera en un escenario, porque lidiábamos básicamente con tres personajes. Señalamos las posiciones exactas donde se debía fijar la cámara, junto a los movimientos y todo eso. Resultó maravilloso trabajar con los tres: Stanwyck, Paul Douglas y Ryan" dijo Fritz Lang. Robert Ryan devolvió el piropo, por así decirlo. Citó al austríaco junto a los casos de Renoir y Ophüls como máximos exponentes en lo de reconocer y exaltar las mejores cualidades de un intérprete aunque en contraste con Renoir éste lo hacía sentir eminetemente espontáneo.
A Lang se le atragantó Marilyn, sí. La novata actriz solía olvidar sus líneas y eso ralentizó el ritmo de rodaje. Y Marilyn te tenía pánico a una apisonadora como Lang. La presión pudo con Marilyn no pocas veces ya en esta etapa inicial, pues. A menudo el director asistía detrás de la cámara a cómo las meteduras de pata de la rubia echaban a perder una escena que rodaba en compañía de Stanwyck. La más veterana no se quejó sabiendo por lo que tanto élla como su colega más joven estaban pasando, pero a alguien tan metódico como Lang esos fallos le hicieron apuntar el dedo acusador hacia la sex-symbol en ciernes. Ryan entró a sofocar la magnitud del incendio en ciernes y le pidió al realizador que gestionara sus emociones; el actor era consciente de que la chica se estaba esforzando y soltarle exabruptos no haría nada más que empeorar la situación para todos, pero en especial para los enfrentados.
Diríase que lgo había en esta obra, "Clash by night" que tenía la capacidad de sacar lo peor de la gente, del reparto, y Ryan lo percibió así pues en la obra de teatro de 1941 en Broadway ya había asistido a algo parecido; en aquélla ocasión fueron los celos profesionales los que marcaron el mal rollo (tendría que hacer una adenda para explicaros cómo la personalidad de Tallulah Bankhead y cómo marcaba territorio propio, casi como los felinos hacen, situaron el devenir de la obra en Broadway).
Una filtración desde RKO, seguramente por cuestiones de marketing, hizo saber que presumiblemente circulaba por ahí un calendario suculento que mostraba a la Monroe "al natural", lo que atrajo a una multitud de periodistas al set centrándose exclusivamente en la más joven del reparto dejando totalmente de lado a los tres intérpretes que ostentaban los papeles estelares. Esas fotos de Marilyn databan de 1949, cuando una desconocida Norma Jean aceptó posar desnuda porque necesitaba 50 dólares para el pago de un automóvil (no estamos hablando de su sesión para Playboy, acontecida unos pocos años después, aclaro).
De boca de Robert Ryan queda apuntalado que "el asunto del calendario no era ningún secreto en Hollywood, solo que el público no lo conocía" (aquí es donde me pregunto yo si proliferaban calendarios eróticos con aspirantes a actrices, yo diría que sí aunque el libro sobre el actor no lo corrobora con exactitud). Ryan sigue hablando, "Uno de los periodistas vino a mí y me preguntó, '¿Dónde está la muñeca de las tetas grandes'? Ni siquiera conocía su nombre".
Llegó un momento en el que una llamada anónima al productor Jerry Wald le reclamó 15.000 dólares por mantenerse callada sobre el secreto de Monroe, a lo que el productor contraatacó cómo mejor saben estas personas: sacar del prejuicio beneficio, y Wald propuso poner a la joven en los títulos de crédito principales con letras bien grandes junto a las tres estrellas.
Lang cuenta la reacción de sus colegas. Paul Douglas fue el más tajante: "¡Nunca daré mi permiso, nunca! Pero quién es élla? ¡Una recién llegada! ¡Nunca llegará a ser alguien!" Robert Ryan no dijo nada, pero Stanwyck sí que le replicó a Douglas: "¿Y qué quieres...? Se supone que es una estrella en ciernes". Lo cierto es que Monroe recibió calidad de estrella en los títulos de crédito; su nombre figuró en cuarta posición previo a la pantalla que muestra el título del film. A partir de entonces, el cabreo monumental de Paul Douglas apenas se rebajó y si Marilyn se acercaba a él llamándole 'Paul' éste ordenaba que a partir de entonces se refiriera a él como 'Mr. Paul Douglas'.
Hay más. Según Keith Andes, secundario en el film, poco a poco Barbara Stanwyck fue frustrándose más con las escasa profesionalidad de la joven "always come in late and f***ing up all". Finalmente sentenciaría "Look, unless she´s working, keep her off the set. I don't want her around".
La Stanwyck era bien conocida por su buen tacto y criterio en los rodajes además de su intachable profesionalidad y tras la muerte prematura de Monroe aseguraría que "nos llevó a Bob Ryan, Paul Douglas y a mí fuera de nuestras casillas (out of our minds).... , but she didnt do it viciously, and there was a sort of magic about her which we all recognized at once".
Robert Ryan trató de mantenerse al margen al igual que había hecho en la obra de teatro en la mala relación entre Lee J. Cobb y Tallulah Bankhed.
Cuando la historia de las fotos de Marilyn se conoció, la jugada se volvió a favor de la película; atrajo al público y los críticos acogieron el film de forma positiva. La jugada que se guardaba Jerry Wald había dado su fruto. La película daba que hablar.
Siete años más tarde, mientras Robert Ryan rodaba "Corazones solitarios" en el estudio de Samuel Goldwyn el actor llevó a uno de sus hijos, Chesney, a visitar a Marilyn Monroe para que su vástago la conociera. Ahora élla estaba en un punto muy dulce profesionalmente rodando por entonces "Con faldas y a lo loco". Y lo cierto es que Chesney se quedó muy sorpendido al contemplar la amistosa y cálida recepción que Marilyn tuvo con su padre. Marilyn aún no había olvidado aquél rodaje, lo seguía teniendo muy reciente, y como había llegado a sus oídos que Ryan no solamente había intercedido ante élla sino que incluso se habría posicionado de su parte en su choque con Fritz Lang, se mostró encantadísima de contar con una voz amiga visitándola.
"Poor kid, she was so bewildered" manifestó Ryan tras la muerte de la rubia platino. "Right after the picture was finished she sent me a big box of candy with a very touching note"
Sirva este pasaje del libro de J.R. Jones "The lives of Robert Ryan" para iluminar el carácter del actor y de la eterna Marilyn.
Como puedes ver, Alcaudón, de rodaje fácil .... parece que poco.