Otro film a reivindicar. De esas películas amables y que se ven con mucho cariño y que tiene la tremenda virtud de no saberse gran película en ningún momento (ni tampoco pretende serlo), incluso llegando a ridiculizar siempre con mucho humor a sus propios actores protagonistas. Es muy, muy divertida y no te aparta la media sonrisa durante todo el metraje.
Yo lo pondría en la categoría de "Criaturas Feroces" o este tipo de producciones que consiguen lo que se proponen: entretener... y, en mi opinión, a bien que lo consiguen.
Y, ya puestos a reivindicar, soy de a los que les cae simpático Tim Allen.
Y, ya puestos a reivindicar de nuevo, Alan Rickman se sale en esta película (como siempre). Ojalá algún día se le dé mediáticamente la categoría de actor que tiene.