Yo creo que era inevitable (estaba puesta a huevo) seguir un poquito la estela de la fama adquirida por Casablanca. Bogart ya hace de Bogart, sin tener que hacer piruetas, porque todo el mundo lo conoce y lo ama (o lo detesta, que hay alguno rarillo por ahí). Pero esta vez, tiene ese tono picarón que aporta el nuevo descubrimiento que llegaría para quedarse, sobre todo en casa de Bogart.