CUIDAO CON LOS SPOILEEERS
El guión de Identidad es claro como el agua. Más que claro, es cristalino.
Pero Identidad exige que estés pendiente al 100% de la película desde que comienzan los logos hasta que se enciende la luz.
Porque, en realidad, la película empieza explicándote lo que vas a ver desde los títulos de crédito. Títulos que hablan sobre unos asesinatos, sobre un paciente (Malcom Rivers), sobre un asesino (Malcom Rivers), una poesía inventada, sobre un psiquiatra que trabaja en un caso, sobre un asesino paciente de ese psiquiatra que fue abandonado en un motel por su madre prostituta, sobre una matanza... Y sobre una "psique fragmentada".
El Psiquiatra trabaja para la defensa de un condenado a muerte. Y pregunta "¿Con quién estoy hablando ahora?"
Luego te dicen que se llevan a Malcom Rivers a una vista antes de que sea ejecutado. porque la defensa quiere volver a presentar el argumento de la enfermedad mental. Y de ahí pasa directamente al Motel. A la mente de Malcom Rivers. Aunque el espectador tire por la vía fácil y crea que el Motel existe realmente y que el asesino es ese Malcom Rivers del que ha oído (o no) hablar.
De hecho hasta el título "Identidad" te está contando de qué va la película.
Ese asesino, condenado a muerte por unos asesinatos ocurridos hace años, tiene una mente fracturada. Hay muchas "identidades" viviendo en una misma mente, múltiples personalidades. Y una de esas identidades fue la que cometió los asesinatos por los que está condenado.
Para salvarle la vida al reo (que no demostrar su inocencia) el psiquiatra le somete a un tratamiento que enfrenta todas esas personalidades para que que vayan muriendo y, con suerte, que la identidad asesina también muera y así el juez le conmute la pena de muerte. Y así lo hace, porque no se puede asesinar a alguien mentalmente inestable (lo dice el psiquiatra: su cuerpo cometió los asesinatos, pero la persona que vive ahora en ese cuerpo no); y porque todos están convencidos de que la identidad homicida era la de Ray Liotta, a la que se carga la de John Cusack.
Pero la sorpresa de la película en realidad no es descubrir que los personajes no son más que identidades de la misma persona, puesto que una vez descubres esa verdad sigues sin saber la solución a la pregunta que te has hecho hasta ese momento (¿quién es el asesino?). Al soltarte ese bombazo quedas eclipsado y te tragas el anzuelo de que Ray Liotta es el asesino porque estás mirando hacia no debes.
Y entonces, una vez todo el mundo (psiquiatra, espectador e identidad superviviente) está tranquilo viene la verdadera sorpresa de la película, el verdadero final inesperado: la identidad asesina no era Ray Liotta. Era el niño.