En El templo maldito
se habla de explotación infantil, se ve un lado muy oscuro, violento y ciertamente peligroso de Indy, y éste, en un principio, no quiere involucrarse en la búsqueda de las piedras, bien conscientemente porque puede no ser su especialidad (hay que recordar que En busca... aparece con objetos precolombinos y católicos, lo mismo que en La última cruzada) o bien porque realmente no va con él (y aquí deja de ser el perfecto héroe, y nos lo muestran con sus grieses y aristas) y hasta que no tiene un niño moribundo en sus brazos no se lanza a recuperar las piedras
, si a todo esto le sumamos un ritmo trepidante en la aventura, con unas gotas de humor aquí y allá, muy bien elegidas para contrarestar lo terrorífico de la historia
(las notas de humor en la cena en palacio están cojonudamente puestas ahí, para quitarle tensión a algo realmente terrorífico y asqueroso, pero sin dejar de tener esa sensación malsana, por ejemplo)
, o escenas directamente antológicas como el dialogo entre Indy y Willie y ya nos metemos en la parte final, pura adrenalina y ejemplo de montaje y ritmo, con ese climax en el puente... ACOJONANTE.
Lo que pasa que es verdad que el tema de la piedras no es nada conocido para el público occidental, que se identifica más y mejor con objetos católicos y los nazis como los malos.