Un padre y su hijo, ambos magrebíes, llegan a Santa Coloma. El padre le
dice:
- Hijo mío, Catalunya es un país muy difícil, así que tendrás que
integrarte lo antes posible.
- Si papa, lo haré.
Al cabo de 6 meses, el chaval habla, lee y escribe perfectamente el
catalán, tiene el nivel C y está estudiando para las oposiciones a la
Generalitat. Decide que un paso más sería cambiarse el nombre, así que
va al registro y le dice a una señorita:
- Quisiera cambiarme el nombre.
- ¡¿Cómo?!
- Sí, el nombre.
- ¿Cómo te llamas?
- Mohamme.
-¿Y cómo quieres llamarte?
- Jordi.
- ¿Jordi?
- Sí, Jordi.
La secretaria realiza el papeleo necesario y finalmente le entrega un
certificado en donde se recoge que desde ese momento su nombre es
Jordi.
El chaval, muy contento, va hacia casa a toda prisa para contarle a su
padre como se está integrando.
- ¡Papá, papá! ¿Sabes que he hecho hoy para integrarme un poco más?
- ¿Qué?.
- ¡Me he cambiado el nombre!
- ¿¡Que has hecho qué!?
- Sí, el nombre. Ahora me llamo Jordi.
El padre, cuando lo oye, le pega un bofetón que lo oyen en Tánger.
- ¡Pero papá, me dijiste que me integrara!
- ¿Cómo has dicho que te llamas?
- Jordi.
Nuevamente el padre le pega un bofetón que lo oyen en Fez y Casablanca.
El chaval se gira y piensa: "Joder, hace 10 minutos que soy catalán ¡y
ya tengo problemas con los putos moros!