Madre mía con el señor Fukunaga. Entre esta maravilla y True Detective estoy en trance.
Que montaje, que fotografía, banda sonora, que composición visual, que dirección de actores, que planificación, que TODO.
A lo que vamos. Que lo disfrutes, Campanilla:
Nombre: Jane Eyre
Compositor: Marianelli, Dario
Año: 2011
Editada por: Sony Classics 785258
La condición de residente en el Reino Unido de Dario Marianelli, añadida a la tipología de algunos de sus más exitosos trabajos como “Atonement” (Oscar a la mejor partitura en el 2007), de evidentes concomitancias dramáticas con este relato decimonónico, y especialmente “Agora”, con otra protagonista femenina de fuerte carácter y no menos asentadas convicciones, lo convertían apriorísticamente en el candidato idóneo para la última adaptación cinematográfica del clásico romántico escrito por Charlotte Brontë, llevada a cargo por el hasta hace poco director de fotografía Cary Fukunaga. Escuchado su trabajo, dicha impresión se confirma gratamente.
Y es que en la actualidad no podría haber elección más acertada para dramatizar musicalmente esta historia de amor interclasista, la cual ha contado con ilustrísimos compositores a lo largo de sus adaptaciones cinematográfico-televisivas, destacando, entre las más celebradas, las de Bernard Herrmann para el film de 1943 debido a Robert Stevenson, con Orson Welles interpretando al atormentado Edward Rochester, y la de John Williams para la versión televisiva de Delbert Mann, con George Sanders y Susannah York en los personajes principales, que, a la postre, le reportaría al compositor el Emmy a la mejor partitura en 1970.
Pese a ser conocedor, seguramente, de estos brillantes antecedentes musicales, Marianelli ha trazado su propia perspectiva musical sin complejos, optando por una tonalidad emocional propiciada con la cuerda, para lo que ha contado con un grupo de adecuados y espléndidos colaboradores como el violín solista de Jack Liebeck, el apoyo (en ocasiones protagonista) del piano a cargo de John Alley, el empleo de un moderado coro sobre el que destaca la voz femenina de Melanie Pappenheim y la inestimable traducción musical en la orquestación y la batuta de James Fitzpatrick. Con estos mimbres el compositor estructura su relato musical desde la contención, interiorizando la voz musical acorde con los sentimientos y emociones de Jane (una principiante pero cada vez más afirmada Mia Wasikowska tras su reciente “Alicia” en la versión de Tim Burton), que poco a poco, tal como el propio compositor comenta en el cuadernillo del compacto, aflorarán conforme experimente su progresiva transformación en mujer adulta, asentando su personalidad tras las turbulencias de su relación amorosa con el señor de Thornfield, el noble Rochester.
Para ello Marianelli recurre a dos temas principales, uno dedicado a la protagonista, de gran belleza melódica, que evoluciona desde la mesurada serenidad a la exposición más emocional, detectable ya en el primer fragmento del compacto, “Wandering Jane”, donde el compositor emplea la voz de Pappenheim como reflejo o eco de la propia interior de la protagonista sobre los trémolos de la cuerda, y el otro como expresión soterrada y melancólica de sus sentimientos ante el atisbado enamoramiento de la pareja. El primero será el que contará con las mayores intervenciones solistas del violín, conforme las restricciones morales de la heroína se tambaleen, tal como muestra “Waiting for Mr. Rochester” o especialmente “Yes!”, uno de los mejores fragmentos musicales de la partitura, siendo el piano el que sustentará, delicadamente, el naciente pálpito amoroso surgido entre ambos a través de “White Skin like the Moon”, el breve “A Game of Badminton” o, sobre todo “The Wedding Dress”, pues en esta versión cinematográfica importa más la reivindicación del personaje femenino, la descripción de su transmutación en mujer plena, madura y dueña de su destino, que no la relación amorosa propiamente dicha, ubicada en el relato como punto de inflexión sobre el que revelar a la verdadera Jane Eyre.
En este sentido, la versión musical de Marianelli recuerda el interesante trabajo realizado por Carl Davis hace 30 años para el notable film de Karel Reisz, “The French Lieutenant Woman”, con el que guarda más de un parecido en su expresión musical y cinematográfica. La protagonista intervención en aquel film del violín solista en un tonalidad exacerbadamente romántica, que actuaba como magnética llamada de atracción del personaje que interpretaba Meryl Streep sobre el de Jeremy Irons, tiene su correlato en las intervenciones solistas de Liebeck en el presente, de semejante intencionalidad, como también lo era la relación amorosa de la que se proveen ambos films, implosionando una de las barreras más inamovibles del siglo XIX, a saber, derribar la diferente condición y clase social de cada uno de los protagonistas en nombre del amor. Así lo prueban fragmentos tales como “In Jest or Earnest”, donde el apasionado solo de violín da paso al sosegado piano; “Jane´s Escape”, donde nuevamente el violín alcanza, sobre un lecho de estructura minimalista (con una cuerda de registros graves) transmutándose en el grito desgarrador de la protagonista; o la significativa “The Call Within”, donde la exacerbación del violín, acompañado de una tumultuosa cuerda, queda equilibrada por la progresiva temperación del tono.
Además, la partitura abarca la diversidad de situaciones de carácter incidental que se producen durante el relato con el fin de adecuar contextualmente la evolución del personaje, caso de “A Thorough Education”, que ilustra y acompaña las dotes educadoras de la joven Jane, destacando en este fragmento la presencia del coro y la voz solista; la llegada a la mansión de Thornfield Hall para disponer de su nuevo empleo como institutriz, con un corte musical de características majestuosas, acorde con las proporciones del emplazamiento; los rasgos melancólicos que el inicio de esta nueva etapa preconiza, con un fragmento, “The End of Childhood”, puramente romántico no exento de componendas épicas, que sugiere la nueva disposición y voluntad de la protagonista; el tenebrismo que destila la noche en la que aquella se sumerge del que provee “A Restless Night”; así como, finalmente, la desasosegante presencia de un gran temor, afirmado musicalmente a través de la gravedad de la cuerda en “An Insuperable Impediment”.
Con “Awaken” se nos revela musicalmente la nueva, plena y madura Jane. La serenidad con que el piano define al personaje, cómplice del hermoso tema central, ahora sí, en su plenitud semántica, se despliega pausadamente hasta transmutarse en una arrebatada conclusión. La coda final, “My Edward and I”, en donde el dúo formado entre el violín y el piano da paso al sentido tema de amor, finaliza con un melancólico colofón a modo de dolorosa reflexión, fruto de la legítima expresión del amor romántico, alcanzando Marianelli su objetivo de dotar de su voz musical al personaje a través de unas clásicas, sí, pero depuradas maneras, afirmando de paso, definitivamente, su personal condición y perspectiva británica más allá de su origen natal italiano.