Antes que nada, Jane, mi comentario no iba por lo que tú me comentaste (tu argumentas y da gusto leerte, esta gente que yo digo, no).
El dialogo que puse (que supongo sabrás está sacado tal cual de la novela) me funciona aquí con un perverso sentido irónico, que tiene que ver precisamente con el hecho de que Fassbender sea guapo, así como para ayudar a definir la relación entre ambos.
De todos modos, la fidelidad o no al texto, que insisto no me parece un problema aquí, nunca me ha importado demasiado. Son medios distintos. Y te lo dice alguien que tiene protegida su biblioteca particular con código de seguridad.
La literatura fue mi primer gran amor, y durante mucho tiempo vi al cine con desdén y ligero desprecio, considerándolo un arte inferior, hasta que me di cuenta de que valorar al cine por lo que te cuenta era un poco como juzgar el libro por la portada.
Cuando aprendí y me formé acerca del COMO, empecé a valorar el cine de otra manera. El poder de lo formal, que fue lo que me hizo empezar a fijarme y valorar a los directores, relativizar a los actores, y obviar la historia/trama leída. No obstante, esto es solo una opinión personal, que no pretende ser prepotente (aunque me temo que va a estar difícil).
Yo antes no soportaba Barry Lyndon, como tú. Ni casi todo el cine de Kubrick. Ahora lo adoro.
De forma similar, si tomamos como ejemplo el "Nosferatu" de Murnau, puede encantarte la película por su maravillosas interpretaciones, ambientación y estética, en lo que probablemente sea una de las cumbres del expresionismo alemán (al menos en cuanto a cine se refiere).
Pero después, cuando indagas en el uso de la cámara por parte del director, su inteligente uso de la luz y los filtros, o el ingenioso uso del tintado, a uno ya se le cae la mandíbula al suelo. Las formas. El cómo dando forma y enriqueciendo al qué. Maravilloso. Así debería ser siempre el cine.
Centrándonos en "Jane Eyre", más cositas. Me encanta el rico subtexto narrativo de la película, que como decía, y paso a explicarme, a nivel de adaptación me parece impecable.
Personalmente, creo que no faltan ninguna de las señas de identidad que deben estar presentes, expresadas con más o menos detalle.
Las convicciones morales-religiosas de Jane y su temor al infierno espiritual, produciéndose por ello una tensión en su relación con Rochester, siempre acompañado por la imagen del fuego y del mal encarnado en su anterior matrimonio, en su deseo de salvación material manteniendo una relación inmoral.
Rochester es víctima de haber convertido su castillo en una prisión para su esposa, un espacio donde el vuelo de un ave queda interrumpido por los disparos de su arma, siendo este aspecto de Jane, siempre enmarcada frente a ventanas (abiertas o cerradas según el momento de la historia), el que atrae al amo de Thornfield(1).
La fidelidad a si misma es lo que mueve en todo momento al personaje principal, tanto en su negativa a adoptar una posición relegada en su convivencia con él, anulándose como persona, como en disputar el rol femenino dominante(2) al margen de lo correcto, compartiendo la fatalidad.
(- La muñeca, la niña y la mujer; en escala visual, la represión femenina en Jane Eyre remite tanto a las normas victorianas como a la tiranía de un hombre desesperado-).
En el personaje conceptual de Sophie, siempre en silencio, siempre en segundo plano, vemos el reflejo de la primera idea. Pero no solo ella funciona como alter ego de Jane. Bertha Mason es la proyección de lo segundo y comparte con la protagonista, descrita en múltiples ocasiones dentro de los parámetros de lo sobrenatural, el elemento gótico(3).
Solo cuando Rochester consiga desembarazarse del demonio que lo influía, cayendo en una desgracia relativa, se producirá el reencuentro con un ente etéreo e invisible a sus ojos que brillan como brasas ("which burn as red as coals", en el original), en ese fantasma que habitaba Thornfield atormentándole y que ahora regresa para guiarle(4).
(1) ”I can see in you the glance of a curious sort of bird through the close-set bars of a cage, a vivid, restless captive. Were it but free, it would soar, cloud-high.”
(2) Una presencia de mujer preside la estancia a través del cuadro. Tras el incendio, solo quedará un marco encuadrando la muñeca quemada.
(3) La explosión de ceniza supone un precedente al desenlace de Bertha, la esposa de Rochester, en torno a las fuerzas desatadas que luchan contra el encarcelamiento.
(4) La aparición final de Jane salva a Rochester de convertirse en ese espíritu errante del que hablaba la joven en su narración a Adèle. Una bestia que posee a perros y caballos, acechando a los viajeros (precisamente de este modo se presenta el personaje ante el espectador y la protagonista).
Por la dudas, es un verdadero placer debatir contigo, Jane.![]()