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Tema: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

  1. #101
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas



    Yo he tenido la sensación, y es la primera en el ciclo de Melville, de estar viendo, en el transcurso del visionado, una obra redonda, sin fisuras; sinceramente no se muy bien el caché que tiene este film, si está bien considerado o no, pero dicha sensación no la he tenido en los otros films, que no quiere decir que no me hayan gustado claro.

    Creo que se podría estructurar el film en tres bloques: 1) la fuga de Lino y su vuelta a su mundo con los preparativos del robo, 2) el robo 3) y las consecuencias del robo: traición, tortura....



    Si bien es cierto el primer bloque es el que uno ve con más expectativas, entre la presentación de los personajes que hay muchos y uno tiene que tomar apuntes, ya que uno no sabe muy bien por donde podría tirar, pero es quizá ese atiborramiento de personajes hace que en algún momento de este bloque uno se pierda un poco. Es quizá el segundo bloque donde uno se queda embobado, el del robo, ese estilo de filmación, y se muy bien porque, me recuerda a "Bullitt", esas escenas de acción en carretera, esa crudeza a la hora de ejecutar a los dos motoristas, el momento que ya es marca de la casa Melville, la de tirar el coche por un acantilado tremendamente alto. El momento del gitano con el punto de mira, y un largo etc....es por ahora, la candidata number 1 como mejor escena. Son de esas escenas que se te quedan en la cabeza para siempre.

    Y el tercer bloque, cerrando tramas y finiquitando a personajes. No se si Melville tenía mucho peso en el guión, pero este me parece un guión de hierro, sin fisuras y funcionando como un acordeón. Fantásticos momentos, el de las torturas, o ese momento de confesión en la libretita, la escena final que seguro Tarantino vio para su Reservoir Dogs, ya lo comentaré si dice algo en su libro sobre Melville, que sospecho que sí, esa que se disparan todos en un espacio corto tanto de tiempo como de distancia, escena que en el cine moderno de gangsters, mafias....es pan de cada día. Y como no, el final marca de la casa, sello personal, donde todos acaban mal, si eres protagonista de un film de Melville, tienes todos los números de acabar mal en el film.



    Los actores, pues todos me han gustado, Lino Ventura está muy bien, no me suena de haber visto muchos films de él, y los secundarios, aunque es un film bastante coral, todos de muy alto nivel, muy fan del comisario Blot (Paul Meurisse), quizá un embrión de un Harry el suicio pero sin ser un Action Man, por sus malas formas, si se tiene que ser algo sucio para llegar a su objetivo se hace. Está otra vez el padre de Kassovitz, me gusta mucho el personaje de PAul (Raymond Pellegrin), entre otros.



    Lo que no me ha gustado, pues el texto inicial disculpándose de la violencia policial supongo para tener contentos al sector. Y poca cosa más sinceramente.

    En resumen, más que satisfecho en otro doble visionado, un dvd que tenía muy mala pinta en su presentación de selección de escenas, pero que después he visto un film con una calidad de imagen más que buena. Y un segundo visionado en filmin que me ha servido para aclarar quien es quien y disfrutar de esas escenas que ya en su primer visionado me han dejado bocabierto. Babeo con Le Samurai, BD de Criterion, Alain Delon, según Mad la cumbre de la obra de Melville, que puede salir mal?


  2. #102
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    El guion es responsabilidad de Melville, como casi siempre. Lo que pasa es que casi todo lo que pasa ya está en la novela de Giovanni, la intervención de Melville se nota más en el cómo que en el qué.
    De momento, creo que también sería mi preferida de las que llevamos vistas. Sobre Le samouraï , a la espera de la revisión, para mí es la mejor. La semana que viene saldré de dudas.

  3. #103
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Sobre el parecido de Blot con Harry Callahan, yo no lo veo. Harry se caracteriza por el uso de la violencia, el individualismo y por saltarse las reglas de la policía. Blot, en cambio, aunque quizá sea poco ortodoxo, destaca más por la astucia que por la fuerza. De hecho se contrapone al fascistoide Fardiano.
    Para policía a la Harry comento en el "otro rincón" un interesante film de Alain Corneau, Police Python 357, donde el inspector Ferrot (Yves Montand) protagoniza una secuencia que hubiera podido firmar Dirty Harry.
    tomaszapa, Abuelo Igor y hannaben han agradecido esto.

  4. #104
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Cita Iniciado por mad dog earle Ver mensaje
    Sobre el parecido de Blot con Harry Callahan, yo no lo veo. Harry se caracteriza por el uso de la violencia, el individualismo y por saltarse las reglas de la policía. Blot, en cambio, aunque quizá sea poco ortodoxo, destaca más por la astucia que por la fuerza. De hecho se contrapone al fascistoide Fardiano.
    Para policía a la Harry comento en el "otro rincón" un interesante film de Alain Corneau, Police Python 357, donde el inspector Ferrot (Yves Montand) protagoniza una secuencia que hubiera podido firmar Dirty Harry.
    Si, ya dije que se parecían en el juego sucio, y que Harry es un Action Man, Blot no.

    Por cierto que me dices de Lino Ventura? Para mi está espléndido y lo prefiero al Belmondo. Por cierto tiene nombre de cantante....no fue el típico caso de cantante que por la fama se volvió actor?

  5. #105
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Me gusta Lino, más que Belmondo. Cantante, no, fue luchador de lucha libre, como Belmondo boxeador. Uno y otro de origen italiano.

  6. #106
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Por cierto, quedan 4 pelis, que viene después Buñuel?
    tomaszapa, mad dog earle y hannaben han agradecido esto.

  7. #107
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    Por cierto, quedan 4 pelis, que viene después Buñuel?
    Sí, o de forma inmediata o después de Semana Santa. As you like.
    tomaszapa, Alex Fletcher y hannaben han agradecido esto.

  8. #108
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Cita Iniciado por mad dog earle Ver mensaje
    Me gusta Lino, más que Belmondo. Cantante, no, fue luchador de lucha libre, como Belmondo boxeador. Uno y otro de origen italiano.
    Este Lino tenía madera


  9. #109
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    11. El silencio de un hombre (Le Samouraï, 1967)



    Le samouraï
    es, sin duda, la película más influyente de Melville, la más “homenajeada” (sin ir más lejos, lo hizo Jim Jarmusch, extensamente, en su Ghost Dog: The Way of the Samurai, film que comentamos en su día en la revisión dedicada al director norteamericano). También es, para mí, su obra cumbre, síntesis magistral de los elementos que caracterizan el estilo de su cine.

    Melville consiguió esta vez contar finalmente con Alain Delon, actor al que ya había deseado para algunos de sus anteriores films. De nuevo, se trata de una coproducción franco-italiana con Raymond Borderie y Eugène Lépicier como productores, rodada en exteriores en París y en los Studios Jenner, que lamentablemente se incendiaron durante la filmación de la película.

    A pesar del incidente, el resultado no parece que se viera afectado. El film responde magistralmente a la concepción del polar melvilliano: laconismo, abstracción, estilización estética, distanciación de las ambientaciones realistas, todo ello simbolizado en el protagonista, Jeff Costello (Delon), vestido con gabardina y tocado con sombrero (habrá mirada al espejo, por supuesto),



    algo que si ya era forzado en sus films anteriores (por ejemplo, en Le doulos), aquí convierte a Costello en una especie de ser de otro mundo (no vemos a nadie más llevar sombrero, y eso que esta vez la cámara se pasea por numerosos exteriores, incluido el metro parisino). Se comenta que una de las referencias icónicas fue el Alan Ladd de This Gun is for Hire, de Frank Tuttle, película de la que también bebe por lo que a la caracterización argumental del asesino profesional se refiere.





    Curiosamente, no hay en los títulos de crédito ninguna referencia al guion, solo se menciona que se trata de un “film de Jean-Pierre Melville”, una forma de atribuirse toda la responsabilidad sobre lo que se nos cuenta. Algunas fuentes citan como coguionista al ayudante de dirección, Georges Pellegrin, mientras que otras citan la novela “The Ronin” como fuente argumental, obra de John (o Joan, según imdb) McLeod, autor o autora y novela sobre la que no encuentro ninguna referencia fiable en Internet.

    Sea como sea, la película es territorio Melville desde los mismos títulos de crédito, en los que introduce una cita, de elaboración propia, atribuyéndola al Bushido: “Il n'y a pas de plus profonde solitude que celle du samouraï si ce n'est celle du tigre dans la jungle, peut-être...”. Esa referencia a la soledad (o al silencio, según el título en castellano) caracteriza a Jeff Costello, un frío asesino a sueldo, lacónico y parco en palabras y gestos, al que Delon le proporciona la máscara adecuada (a mi modo de ver, de forma perfecta; no me imagino a Belmondo en el papel, y Ventura hubiera aportado una presencia física demasiado corpulenta).

    El inicio del film ya da el tono de la película: mientras se sobreimprimen los créditos, vemos en plano fijo a un hombre, en la sombra, en silencio, acostado en la cama, en una habitación sórdida, oscura, sucia y destartalada. De fondo, nos llega el ruido de la calle y el insistente piar de un pajarito encerrado en su jaula (quizá espejo del propio encierro de Costello). Cuando terminan los créditos, suena la música (de François de Roubaix) y la cámara se mueve ligeramente, dibujando unos extraños reencuadres, lo que da una cierta impresión de irrealidad: ¿todo lo que veremos a continuación va a ocurrir “realmente”, o solo transcurre en la mente de Costello?



    Tardaremos algo más de 9 minutos a oír el primer diálogo, breve, entre Costello y la que quizá es su amante (aunque el rol que desempeña no queda demasiado claro), Jane (interpretada por la mujer de Delon, Nathalie). Costello quiere de Jane que le facilite una coartada, ya que esa noche tiene un encargo: matar al propietario de un local nocturno. Por desgracia, su acción tendrá un testigo: el de la pianista del local (Cathy Rosier), la cual, sorprendentemente, no lo denunciará a la policía.



    En cierto modo, se reproduce, pero invirtiendo el género, lo que se da en la Human Desire languiana (o, si se prefiere, en la renoiriana La bête humaine): el testigo clave para poder acusar al responsable del crimen dice no reconocer al sospechoso, con lo que sus destinos quedarán unidos.



    Y es que Costello ha dejado un cable suelto (también le pasaba a Ghost Dog en el film de Jarmusch), lo cual lleva al intermediario que le ha encargado el crimen (Jacques Leroy) a intentar deshacerse de él en un puente sobre las vías del tren.



    También aquí Melville nos sorprende al pasar rápidamente del plano contraplano de asesino e intermediario a un plano más lejano, muy breve, en que intuimos un disparo, del que Costello saldrá herido.

    Poco a poco, la maquinaria policial se pone en marcha, bajo la dirección del comisario que encarna François Périer,



    el cual ordena que instalen unos micrófonos en el apartamento de Costello, mientras que, en paralelo, también los que le han encargado el crimen se movilizan para matarlo.

    Por dos veces Costello va a recibir una ayuda inesperada: la de su pájaro, cuyo nerviosismo en la jaula le advertirá del paso de otros hombres por la habitación: primero, le hará ver que alguien ha instalado un micrófono, y luego que hay otra persona (el intermediario), que parece pretender matarlo pero que acaba haciéndole otro encargo (se sobreentiende que matar a la pianista).



    Costello lo fuerza a que le dé el nombre de quien lo ha contratado, y hacia él dirigirá su venganza, sabedor de que su destino está ya fatídicamente marcado.

    Así, mata a su empleador (Jean-Pierre Posier), de un disparo que Melville filma como si de un juego de manos se tratase. Más tarde, vuelve al local donde actúa la pianista y parece dispuesto a asesinarla (para lo cual se calza, como si de un ritual se tratase, unos guantes blancos, detalle que reprodujo Jarmusch). Pero el final es enigmático: Costello la ha apuntado con un arma descargada, de manera que no puede ofrecer resistencia a los policías que le han seguido, muriendo acribillado (nuevamente, Jamursch también pone fin a la carrera de su asesino de un modo similar, aunque las circunstancias argumentales son muy diferentes).



    En cierto modo, parece haber organizado su propia muerte, como si de un suicidio se tratase, para morir con las “botas puestas”, o en este caso con el revolver en la mano, sobre el escenario, fiel a su profesión.

    La película fue bien recibida comercialmente, pero no por la crítica. Con el tiempo, no obstante, se ha consolidado como uno de los grandes films (sino el más grande) de Melville. En la próxima entrega, volvemos con otra referencia histórica a la resistencia francesa, L’armée des ombres, en la que Melville adapta una novela de Joseph Kessel.

  10. #110
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas


    Esta película fue durante un tiempo una de las más difíciles de ver de Melville. Ya se sabe: coproducciones entre varios países, algún problemilla sobre quién se ha quedado con los derechos en un determinado país, y el resultado es que la obra es invisible durante un buen tiempo. Recuerdo verla no hace mucho y quedarme fascinado por lo atípica que me parecía: tiene mimbres de thriller y de cine negro (boxeador maldito, huida de la ley) pero también de denuncia política (al igual que en “Le doulos”, se nota el poso amargo que dejó la guerra de Argelia) e incluso de “road movie” con extranjeros perdidos en un país extranjero, un poco a lo Jim Jarmusch pero unos veintipico años antes, y todo eso sin tener en cuenta la dimensión “western” enfatizada por la armónica solista en la partitura de Georges Delerue.


    Es también el fin de la “trilogía de Belmondo”, con un turbulento rodaje (al parecer Melville trataba mal al veterano Charles Vanel, Jean-Paul salió en su defensa y la cosa acabó a grito limpio, algo totalmente documentado con grabaciones que Bertrand Tavernier, buen conocedor del mundo de Melville al haber trabajado varios años para él como agente de prensa) reprodujo en uno de sus documentales sobre el cine francés) que clausuró, por más que el propio Belmondo lo desmintiera afirmando que podía volver a trabajar con Melville en cualquier momento, a una relación profesional que se anunciaba fructífera, aunque con el tiempo recordemos como actor melvilliano por excelencia a Alain Delon, que sin embargo rodó con el señor Grumbach el mismo número de proyectos que el otro.


    En principio, parece que Delon, más guapo y menos expresivo, casa más con el ideal abstracto y glacial de la narración de Melville. Belmondo es demasiado “hombre común”, y sus papeles en las tres películas, salvo el enigmático Silien de “Le doulos”, al que no me cuesta ver con el rostro de Delon, poseen una carga humanista, una dignidad, mucho más a flor de piel de lo que el intérprete de “Rocco y sus hermanos” estaba dispuesto a reflejar en pantalla una vez descubrió que la expresividad crea arrugas y que uno no se mantiene bello para siempre.


    En todo caso, y volviendo a la película, he de decir que me ha defraudado un poco en segundo visionado. Viéndola ya en su verdadero formato (la conocí en una versión con formato amputado) me resulta demasiado obvio, no solo que todo está rodado en el estudio de la calle Jenner, sino que los planos de Estados Unidos están hechos por separado, sin la participación de los actores protagonistas.


    La atractiva definición de los personajes, “Michel Maudet”, con su fracaso como boxeador, su decisión de abandonar sin aviso a su novia y sus previsibles complejo de culpa y dudas sobre sí mismo y Ferchaux como empresario marrullero y racista que manipula y explota a cuantos le rodean y que se hace despedir por dos jovencitas en ropa interior a las que se refiere como “sus ahijadas”, anuncia un conflicto siempre presente al fondo de la acción pero que raras veces se explicita.


    Ignoro si atribuir esto a escenas eliminadas o no rodadas (se sabe que tanto Belmondo como Vanel, tras el día en que estalló el conflicto, abandonaron el rodaje, con lo cual el plan de rodaje pudo no haberse cumplido en su totalidad, algo también perceptible en extrañas elipsis, como cuando el hermano de Ferchaux toma unas pastillas antes de ser prendido por unos policías y en la escena siguiente Belmondo y Vanel ya saben que ha muerto), pero me falta evidencia de que Maudet y Ferchaux chocaran durante su viaje, o que el primero fuera tiranizado por el segundo. Apenas nos consta que Ferchaux se negaba a recoger a la autoestopista y que de todas maneras Michel lo hizo, con lo cual no fue una oposición muy eficaz.





    Esta quizá sea la secuencia más lograda de la película, con un tira y afloja bastante dinámico entre todos los personajes (incluyendo a la chica, que repite el arquetipo de golfilla buscavidas que ya vimos en “Bob”) que literaliza el poder del dinero de Ferchaux cuando este lo arroja desde el barranco y Michel se ve obligado a bajar a recogerlo si quiere optar a ser recompensado algún día. Salvando las diferencias entre animación fantasiosa e imagen real, me parece un momento un poco “Looney Tunes” con un Belmondo un poco entre medias del Coyote y el Correcaminos. El juego de peripecias y engaños continúa cuando la chica roba la maleta con los billetes y se escapa con un camionero que pasaba por allí. Me hubiese gustado ver la película continuar un poco más por esta senda, luego la trama se vuelve muy claustrofóbica, demasiado de interiores.




    Llegando a una especie de jungla pantanosa, plano probablemente de exteriores reales que se utiliza con gran habilidad, junto al deterioro creado a propósito en los decorados de interior, para sugerir un lugar lejano, perdido, decadente y opresivo (en el que sin embargo, fieles a la inverosimilitud cinéfila de Melville, existe un cabaret con una “vedette” francesa lista para ser el “love interest” de Michel), llegamos al meollo intimista de la historia, esa especie de crisis generacional en la que Michel, el joven perdido en la vida, busca validación frente a las generaciones anteriores y vive un conflicto entre lealtad y libertad que se zanja con una frase final a cuchillo que no deja de recordarme el desplante “in articulo mortis” a Jean Seberg en el desenlace de “Al final de la escapada”.




    No termino de ver del todo ese subtexto homosexual que todos encuentran en la relación entre Michel y Ferchaux. Por más que, en la escena en que el segundo contempla al primero sin camisa, el diálogo hable de “viejos amantes”, también lo hace de “devolver la libertad”. Yo tiendo más a ver a Ferchaux como la rémora del pasado, las generaciones anteriores que utilizan sin escrúpulos a las posteriores, que las arrastran a sus combates absurdos.


    Combates como el que sucede al final, con peleas cuerpo a cuerpo que vuelven a confirmar mi teoría de que esta película no es cine negro sino “western” (vean si no también la pelea anterior en un bar con los soldados que no quieren escuchar a Sinatra), poniendo en escena de un modo peculiar la eterna fascinación con Estados Unidos: Michel, a pesar del apellido “Maudet” que le da el guión, que se insinúa que podría ser un seudónimo y que se acerca demasiado a la palabra “maudit”, buscaría fortuna en América del Norte al igual que su admirado Sinatra, también de origen italiano como él, y terminaría en un “backwater” sórdido lleno de personajes de mal vivir, donde al final solo le van a servir para la supervivencia las habilidades como púgil que no le sirvieron para nada en Francia pero le hacen salir airoso del conflicto final. Hay aquí unos mimbres de historia muy buenos que no sé si se reflejan del todo en el resultado final, perdidos entre los conflictos del rodaje y los experimentos con el color y el “scope”.

    Hellsing - Kenshin, el guerrero samurái - K-ON! - Lost Universe - Neo Ranga

  11. #111
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas



    Tengo la sensación de haber visto una obra perfecta, he estado destacando el alto por ahora en el nivel de la filmografía de Melville, pero Le Samourai tengo la sensación que juega otra liga, se puede codear con las más grandes, no le veo fisuras y tampoco me apetece buscarlas porque en su visionado ya lo estaba percibiendo que el film es cosa grande, donde curiosamente, tiene un perfil más bajo que su excelente anterior trabajo, con más acción coral y escenas que quitaban el hipo.

    Ya con esa introducción con plano estático en los créditos iniciales hacen vislumbrar, que se va a cocer algo grande, y así es, 10 minutos sin una linea de diálogo tampoco ayuda a quitar dicha sensación de que algo grande está por venir. Leo en uno de los dirigidos (no se cual, ya saben que tengo otro sistema de archivado), que Melville fue a casa de Delon para convencerle, M. le estaba leyendo el guión, y Delon saltó y le dijo que llevaba 7 minutos de guión sin mediar diálogo, le pareció perfecto y aceptó hacer el film, no se si dio cuenta de la posible dimensión del film o simplemente por pereza a memorizar diálogos para aceptar realizar el film.



    Amigo Mad tus sinopsis son fantásticas, pero te has dejado mi parte favorita del film (por lo menos en el primer visionado), que es las largas escenas con todo la trouppe de sospechosos pasando la rueda de reconocimiento, con los testigos, con los policías, son momentos de pura magia, que sin nada de acción, consiguen que estés enganchadísimo al juego que Melville propone al espectador, ya que de buenas a primeras sabemos quien es el autor. Después de dichas escenas, miro el contador, no por aburrimiento sino por curiosidad, y es en el minuto 40 más o menos que se da por terminada la rueda de reconocimiento. Sin duda unos 25 minutos de pura magia cinematográfica.



    Un punto fuerte del film, que coinciden con el estilo de Jarmusch y ahora el de Aki Kaurismaki, es el no saber nada de nada sobre el personaje, sabemos 0 de él, si bien es cierto Melville tampoco pierde el tiempo en mostrar un pasado a sus personajes, si que en diálogos o simplemente en observar los hechos podernos hacernos una idea del pasado del personaje, por ejemplo el de Lino Ventura en el anterior film de la revisión, o el de Belmondo en el confidente; en el film a comentar no hay ni eso, y le crea una aura de extraterrestre al personaje de Delon no vista hasta ahora en la filmo de Melville. Aprovecho para subirme al carro de Mad, Delon es perfecto, porcelana pura, y como ya dije al principio de la revisión, siempre he sido más de Delon que de Belmondo sin haber tenido la referencia de este film, ahora con le Samourai, la distancia ha crecido. Y ese gestito después de ponerse el sombrero, y que da portada a la edición en BD de Criterion, deslizando los dedos ligeramente hacia un costado, es sin duda imagen icónica del cine, no solamente a niveles de género sino que yo diría a nivel general, otro ejemplo más de que el film se puede codear sin problemas con las grandes.



    Otro puntazo que me ha dejado embobado es la fantástica partitura musical del film, que sin ser un entendido, me ha atrapado por completo, creando a ratos una sensación de angustia no vista hasta ahora en la filmo de Melville; claro que los efectos sonoros, o más bien ruidos, ayudan mucho a compactarlo más, ese pájarito en forma de alarma improvisada es un ejemplo de ello.

    En cuanto al nivel policial, continuamos en la linea de Melville, que para llegar a la verdad, los policías, en este caso el comisario, es capaz de infringir la ley, como por ejemplo extorsionado a la bella Nathalie Delon, que esta vez no me he enamorado tan fuertemente......de ella, pero si de esa leoparda tocando el piano, ahí sí, que diva Cathy Rosier!!!!!! y sólo ha hecho tres pelis!!!! quien es esta mujer!!!! modelo, cantante, pianista? "queremos saber"!!!!!



    Y como me estoy dando un poco de asco de tantas alabanzas, llega el aroma de vinagre que casi nada tiene que ver con el film en si. Primero decir que la edición de Criterion o el master original padece el síndrome de French Connection, un exceso de grano en escenas oscuras que en contrapunto con la nitidez de los interiores y exteriores claros, te dejan un poco descolocado. Y la otra cosa en un concepto total del estilo Melville, desgraciadamente uno ya sabe como va a acabar el personaje principal: mal, muy mal, y el personaje de Delon tiene ese sello en la frente de "voy a morir", que dicha fatalidad al film le va como anillo al dedo, pero el que revisiona toda su filmografía, es un final lógico, normal, y esperado, el cual quita un poco de magia al concepto de la sorpresa en el final de un film.

    Pues lo dicho, no me gusta usar el concepto de obra maestra, demasiado totalitario, prefiero decir OBRA TOTAL de un director, ahora lo puedo decir, apartado injustamente del grupo de directores top, o por lo menos con muy poco marketing, ya que, ya lo dije, en el inicio de esta revisión (para mi primer visionado de todas), la influencia de Melville en el thriller moderno de acción, veo mucho de Melville en Michael Mann: Heat,Collateral, de Jarmusch ya está dicho, veo cosas de Melville en Drive de N.W.Refn, incluso en el Leon de Besson, en el cine de Tarantino, el de Sodenberg con su franquiciado de Oceans, John Woo, y leo que Fassbinder en su ópera prima el amor es más frío que la muerte es una homenaje al cine de Melville, cosa que no puede apoyar aunque queda anotado, ya que el Fassbinder está en la lista "negra" de futuras revisiones. Lo dicho 9,9999/10.



    PD: Encuesta, que título prefieren:
    a) Le Samourai
    b) El silencio de un hombre

    Tengo que decir, que esta vez el español me gusta y se adapta a lo que hemos visto, pero tiene ese aura de tipo de título de telefilm del rollo: relación mortal, venganza fría....Por lo tanto me quedo con el a, respetándolo en francés.



  12. #112
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Es verdad, no me he extendido en la magnífica rueda de reconocimiento, pero es que no quiero enrollarme demasiado con la sinopsis. Ah, respecto a los títulos, me quedo con el francés,pero el español es muy bueno.

  13. #113
    Senior Member Avatar de tomaszapa
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Yo creo que la grandeza de esta El silencio de un hombre (gran título) es la influencia sobre distintas generaciones posteriores de cineastas. Scorsese, Tarantino, Ficher, los Coen...

  14. #114
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    12. El ejército de las sombras (L'armée des ombres, 1969)



    Tercera y última aproximación de Melville al tema de la resistencia francesa contra la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Como en las dos veces anteriores, Melville parte de una novela, en este caso “L’armée des ombres”, de 1943, escrita por Joseph Kessel (al que recordaremos como autor de la novela “Belle de jour”, llevada por Buñuel a la pantalla), a la que, al parecer, añadió diversas referencias a sus propias experiencias, lo que justifica el rótulo con que se abre el film: “mauvais souvenirs, soyez pourtant les bienvenus... vous êtes ma jeunesse lointaine...”.

    Tanto “L’armée des ombres” como “Le silence de la mer” son obras que Melville leyó durante su estancia en Londres, temporalmente exiliado a consecuencia de su participación en la resistencia. Si en la adaptación de Vercors concentraba la problemática en el microcosmos que formaban dos franceses, un hombre mayor y su sobrina, obligados a acoger en su casa a un oficial alemán, y en Léon Morin, prêtre, la ocupación era un telón de fondo sobre el que se desarrollaba una relación amorosa y religiosa entre un sacerdote y una joven viuda, en L’armée des ombres Melville nos muestra las interioridades de los grupos de la resistencia, prescindiendo de la épica heroica o patriotera, para destacar, en cambio, más bien el lado oscuro (con formas más propias del polar que del cine histórico) de la lucha sorda que unos pocos hombres y mujeres mantuvieron contra la ocupación.

    La película empieza in medias res, sin preámbulos (o, mejor dicho, con un breve preámbulo simbólico: la desfilada de un grupo de soldados alemanes frente al Arco de Triunfo parisino).



    Un furgón policial (de la policía francesa) transporta al ingeniero Philippe Gerbier (magnífico Lino Ventura). Será internado en un campo de concentración, donde se apiñan prisioneros de diversas procedencias (la voz en off de Gerbier nos describe la presencia de rusos, polacos, cabileños, judíos, gitanos...; voz en off que reaparecerá en diferentes momentos, no solo la de Gerbier, sino también la de otros personajes, como en un intento de dotar al film de cierta coralidad, aunque de forma un tanto tímida).



    Prepara la evasión junto a un joven comunista, pero antes de llevarla a cabo es trasladado a una prisión alemana, donde tendrá que sufrir el interrogatorio de la Gestapo. Pero antes de producirse, mediante una estratagema un tanto trivial (no será la única secuencia que nos exigirá la suspensión de la incredulidad), consigue escapar corriendo por las calles (huida que Melville filma mediante un uso vibrante del travelling). Se refugia transitoriamente en una barbería, que atiende Serge Reggiani en un brevísimo papel.



    Ya metidos en faena, veremos cómo el grupo de resistentes que dirige Gerbier no se anda con rodeos: matan (lo estrangulan de forma similar a la técnica del garrote vil) a un delator.



    Más tarde, Gerbier embarcará con destino a Gran Bretaña en un submarino, junto a varios militares aliados y al “gran patrón” de su unidad, Luc Jardie (espléndido Paul Meurisse), un filósofo que dirige la resistencia en la sombra, de tal manera que incluso su hermano, Jean François (Jean-Pierre Cassel), desconoce su compromiso político.



    En un breve segmento que transcurre en un Londres de estudio (los decorados son muy evidentes), Melville introduce lo que probablemente es una referencia personal: Gerbier va al cine (como hizo a menudo Melville) donde ve Gone with the Wind.

    En Francia, mientras tanto, detienen a otro de los miembros de la célula, Felix (Paul Crauchet). Es sometido a un duro interrogatorio por parte de la Gestapo, aunque Melville nos ahorra la violencia explícita, solo vemos las consecuencias: la cara desfigurada de Felix.



    De vuelta a Francia, en Lyon, Gerbier planea junto a Mathilde (Simone Signoret) la forma de liberar a Felix, que saben que no dispone de la preceptiva cápsula de cianuro y que, por tanto, es probable que acabe dando información a la Gestapo.



    También ha de participar en la operación Jean François, pero renuncia a la misión, no parece tener valor para hacerlo; en cambio, sorprendentemente, opta por otro tipo de intervención: se autodenuncia de manera que es detenido y encerrado junto a Felix, lo cual nos fuerza, otra vez más, a necesitar la suspensión de la incredulidad, porque ya es casualidad que los junten en la misma celda. De esta forma podrá darle el cianuro a su compañero (y suponemos que él se tomará otra píldora, porque también ha sido torturado, con lo que el riesgo de que acabe dando información se reproduce).

    En la recta final, detienen a Gerbier en una redada llevada a cabo en un restaurante (cae fácilmente en manos de la policía, como le pasaba también a Ventura en Le deuxième souffle por su descuido al frecuentar las partidas de petanca). Esta vez la operación para liberarlo va a ser todavía más inverosímil. Primero, porque el oficial alemán, en lugar de ejecutar a los detenidos, entre los cuales Gerbier, se decide por un jueguecito cruel e innecesario: hacerlos correr delante de las ametralladoras; y después porque el dispositivo montado por la resistencia es de lo más descabellado: rescatarlo tirándole una cuerda en medio del túnel que ha de servir de escenario a la ejecución, enmascarando la huida con botes de humo.



    Refugiado en una solitaria casa en el campo, Gerbier recibirá la visita de Luc Jardie, que necesita consultarle una dolorosa decisión: Mathilde ha sido detenida y la han amenazado con enviar a su hija adolescente al frente oriental para que haga de prostituta de los soldados (o sea, para que forme parte de alguna joy division) si no proporciona información sobre la célula resistente, y después la han dejado en libertad, prueba de que ha habido algún acuerdo. Dura decisión, pero no les queda más remedio que matarla. Así, un coche con Gerbier, Jardie y los dos de los miembros del grupo que suelen hacer los trabajos sucios, “Le Masque” (Claude Mann) y “Le Bison” (Christian Barbier) ejecutan la misión.



    La película mantiene el tono seco y sin adornos del cine de Melville. Está sobriamente interpretada y, a pesar de su duración (casi dos horas y media), tiene buen ritmo, pero adolece de un exceso de elipsis y de notables agujeros e incongruencias en el guion (que no sé si se heredan de la novela de Kessel). Quizá la película hubiera necesitado todavía de más metraje o de un proceso de depuración argumental. Con todo, el aspecto sombrío del film (fotografía de
    Pierre Lhomme), notablemente pesimista y triste, resulta adecuado. Unos rótulos finales añaden una información que no figuraba en el guion original ni en la novela de Kessel, los integrantes del comando ejecutor de Mathilde murieron durante los meses siguientes: “Le Masque” se suicida; “Le Bison” es decapitado; Jardie, torturado hasta la muerte; Gerbier, ejecutado. Parece como si el asesinato de Mathilde tuviera que ser expiado con sus vidas.

    Quizá ese apunte final, junto al tono sombrío del todo el film, provocó ciertas críticas, aunque en general fue bien recibida. Por parte de un sector de la crítica se objetó que Melville utilizara elementos estéticos más propios del cine negro. Otros, en especial Cahiers du cinéma, le recriminaron una cierta derechización, una acusación de gaullismo (hacía poco del Mayo del 68). De hecho, el general aparece brevemente en el segmento en que se nos cuenta la estancia de Gerbier en Londres. Era un personaje por el que Melville sentía una gran admiración. Se dice, curiosamente, que las críticas de los cahieristas influyeron en que la película no tuviera distribución en Estados Unidos... ¡hasta su relanzamiento en 2006!

    Unos datos sobre la producción y edición: la película fue producida por los Dorfmann, como las dos siguientes (entre padre, Robert, e hijo, Jacques), en régimen de coproducción franco-italiana. Debido al incendio en los estudios Jenner, esta vez se rueda en los estudios de Boulogne-Billancourt. Cuando se restauró la película, al parecer la copia disponible estaba en muy mal estado de conservación, con un tono rosado, como declaró Pierre Lhomme (de hecho, la calidad de la imagen, supuestamente restaurada, de la copia disponible en DVD, editada por Universal-Studio Canal, no pasa de discreta). Y como en Le deuxième souffle, las relaciones entre Melville y Ventura fueron de mal en peor. A pesar de todo, nada de ello se traduce en la interpretación de Ventura, excelente en todo momento.

    En la próxima entrega, Le cercle rouge, Melville vuelve al terreno más seguro del polar, con otro extenso film (140 minutos), con lo que encadenará tres películas de larga duración.

  15. #115
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Esa larga espera del lanzamiento en los EEUU de El ejército de las sombras fue recompensada con varios premios de la crítica. Entre ellos el más importante fue el de la crítica de NY que la premió como mejor película extranjera del año 2006 .

  16. #116
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas



    La verdad no se por donde empezar con este film, me gustaría hacerlo ordenado y pulido, pero mejor que no, mejor mi estilo anárquico, con el cual me dejo muchas cosas sin comentar y mucho relleno para decorar, pero allá que salga lo que D. quiera. Mi primera impresión post-partido es una sensación de estar ante un proyecto grande, quizá un blockbuster de aquella época, el cual por X razones que intentaré desarrollar, creo que el film es irregular dentro de un nivel alto. Como bien dice Mad si se analiza únicamente el ritmo, muy bueno como siempre en Melville, los actores, TREMENDOS TODOS!!!: Desde Rocky Balboa, al "comisario", pasando por "la diabólica" (SE EXIGE REVISION DE CLOUZOT YA!!!!) hasta el papi de Matthew Kassovitz. Si se analiza por bloques estándares, o sea intro, nudo y desenlace, el primero y el tercero, me parecen formidables!!!!:

    - Ese comienzo, desfile aparte, con el traslado de Lino a los barracones de baja seguridad, con esas conversaciones tan superfluas made in Tarantino del estilo: "que mal tiempo hace hoy". Pasando después por la huída, sí INVEROSIMIL y de auténtico cabronazo, animar al otro para que eche a correr por un lado y él escaparse por el otro, claro, si Lino asesina al guardia tendría que tener alguna ventaja no?. Por cierto me encanta Lino Ventura en el film, como ya he dicho, pero ese rostro implacable poniendo por delante a la causa por delante de sus propios compañeros, es aterrador, incluso en el momento que decide no correr, en otro tarantinesco ida de olla del director francés, y GENIAL el letrero en los créditos finales, apuntillando que cuando fue nuevamente apresado, esta vez ya no quiso correr más. Hasta después de la ejecución del delator, me parece un film magnífico, aunque por la frase de dicho suceso de mi amigo MAD, parece que fue una ejecución implacable, pero nada de eso, hay un trabajo previo lleno de "cagadubtes", de como ajusticiarlo, esos momentos, mientras la futura víctima, escucha amordazado, me parece de una crueldad superior, a la escena nombrada de hacer correr a los prisioneros para ametrallarlos.



    - La parte final: cuando Lino, huido del matadero, se refugia en la casa para desaparecer del mapa X tiempo, con esos momentos de soledad, con sus visitas para elaborar el plan para ajusticiar a Mathilde, la diabólica (he dicho que se requiere urgentemente una revisión de CLouzot no?), para llevarnos a un final ligeramente feliz, muy lejos del fatalismo Melvilliano, pero eso dura un par de minutos, ya que Melville los ajusticia a todos en los títulos finales de crédito. Toda esta parte magnífica también.

    - El nudo, el desarrollo, no es que sea malo, pero esos momentos inverosímiles propios de "Mision Imposible X, más imposible que nunca", queriéndole dar un toque de super producción bélica que no pega con lo visto hasta ahora del universo Melville, por ejemplo el momento del submarino, me ha parecido totalmente de sobrado e innecesario, una manera de marcar músculo de cara la galería a lo Cristiano Ronaldo. Otro momento que me deja muchas dudas del porque de esa escena, es cuando en Londres, en pleno bombardeo, Lino entra en una fiesta con personal militar y haciendo un subrayado visual en el género de los oficiales, dominante femenino, y en algunos atuendos de los fiesteros, una falda escocesa; tanto si Melville intentaba hacer un inciso de como cambia los tiempos y que el personaje se hace mayor, o tanto si Melville intenta mostrar la guerra como algo normal del día a día, que ante un bombardeo, la gente prefiere darle a los bailoteos que ponerse a cubierta (hay explosiones muy cerca) me parecen escenas de transición que no aportan nada al film y a mi me ha parecido incluso anticlimática.



    Otros momentos que no me convencen, ya saben que no soy muy amante de las ideas y venidas, el ahora me voy y ahora vengo, la vuelta de Lino a Francia me ha parecido otra sobrada y otro momento de marcar músculo cinematográfico con escenas de aviación, esas escenas del plano lejano del avión me han parecido algo chapuceras y que cantaban mucho que eran de estudio. Además, si ya me parece inverosímil que un submarino vaya a recoger a dos pringados de la resistencia como si fuera un viaje low cost de Easy Jet, me parecía una sobrada importante, pero lo de movilizar un avión para hacer saltar sólo a un pringado de la resistencia, ufffff!!!!!! parece un derroche típico de las estrellas de ahora.
    Y como bien ha dicho Mad, la escena de la ejecución de los prisioneros con ese juego macabro, pues bueno, innecesario pero curioso, en la linea de rizar el rizo a la que estábamos asistiendo, pero es de prisión, como consiguen sacarlo de ahí, cuerdas y granadas de humo, y una incompetencia de los tiradores alemanes muy importante. Además de no haber ninguna vigilancia en los alrededores de la prisión es también difícil de creer. En resumen del apartado vinagrero, yo soy muy de Renoir, sino hay pelas para realizar escenas bélicas, no las hagas, elipsea y juega con tus actores, pues para mi Melville lo mismo, no creo que dichas escenas sean representativas del cine de Melville, pero de haberlas haylas y bastantes. Evidentemente hay momentos brillantes en dicha parte, curiosamente una de ellas, la de las torturas, si se usa elipsis para ello, y funciona de maravilla, dandole incluso el fotograma ideal para carátulas del film.

    Eso sí, para nada decir que el film no me ha gustado, es de lo mejorcito en cuanto a la "Resisteance" que he visto, lo dicho sus dos horas largas pasan como un tiro, y los actores ya no te digo, le daria un notable bajo, o sea el 7/10, que para lo que suelo dar y mi nivel de exigencia está muy bien , pero comparándolo con los notables altos continuos de esta filmografía, harán que se sitúe en la cola del pelotón.

    Última edición por Alex Fletcher; 26/02/2023 a las 22:31

  17. #117
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    Otros momentos que no me convencen, ya saben que no soy muy amante de las ideas y venidas, el ahora me voy y ahora vengo, la vuelta de Lino a Francia me ha parecido otra sobrada y otro momento de marcar músculo cinematográfico con escenas de aviación, esas escenas del plano lejano del avión me han parecido algo chapuceras y que cantaban mucho que eran de estudio. Además, si ya me parece inverosímil que un submarino vaya a recoger a dos pringados de la resistencia como si fuera un viaje low cost de Easy Jet, me parecía una sobrada importante, pero lo de movilizar un avión para hacer saltar sólo a un pringado de la resistencia, ufffff!!!!!! parece un derroche típico de las estrellas de ahora.
    Bueno, no son "dos pringados", son un grupo de militares, algunos de ellos ingleses, además de Gerbier y Jardi, que tampoco parecen ser solo dos pringados, sino relevantes personajes de la resistencia, en especial Jardi, una especie de cerebro en la sombra, que imaginamos tiene hilo director con De Gaulle. Yo el detalle del submarino tampoco lo veo inverosímil, ni el del vuelo en avión. De la costa inglesa a París hay pocos kilómetros y ese vuelo puede que tenga otras misiones además de dejar que Gerbier se lance en paracaídas. Hay que tener en cuenta que estamos a finales de 1942 y principios de 1943, o sea cuando las fuerzas aliadas empiezan ya a hostigar a los alemanes incluso en su propio país.

  18. #118
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    13. Círculo rojo (Le cercle rouge, 1970)



    Se dice que Melville afrontó este proyecto, una vuelta al polar después de L’armée des ombres (aunque también esta parecía, por momentos, un polar), espoleado por el éxito de Le clan des siciliens, de Henri Verneuil, estrenada el año anterior con un gran éxito de público. Incluso se apunta que la magnífica acogida del film de Verneuil, que había contado con Decaë en la fotografía, con Delon y Ventura como protagonistas (además de Gabin), y con Giovanni y Le Breton en el guion (todos ellos colaboradores de Melville en un momento u otro), despertó los celos del temperamental M. Grumbach.

    Sea como sea, de nuevo con los Dorfmann en una coproducción franco-italiana, y con Decaë en la fotografía, Melville rueda, con guion propio, otro polar, en la línea habitual de estilización extrema de su cine (y con profusión de sombreros y gabardinas ). Por lo que al reparto respecta, Melville tuvo que renunciar a sus pretensiones iniciales. Así, la tripleta de delincuentes que forman Corey (Alain Delon), Vogel (Gian Maria Volonté, impuesto por los productores) y Jansen (Yves Montand) tendría que haber estado compuesta, respectivamente, por Delon, Belmondo y Paul Meurisse, mientras que el comisario Mattei, interpretado por Bourvil (en un registro poco habitual en el actor, que murió el mismo año del estreno), estaba pensado para Lino Ventura. Como siempre pasa en estos casos, se puede jugar a los contrafácticos y especular en cómo hubiera sido el film con un reparto distinto. En todo caso, los cuatro me parece que están muy bien (incluso Volonté, actor que no suele ser muy de mi gusto, con tendencia al histrionismo, y con el que Melville tuvo muchos problemas durante el rodaje), aunque si me he de quedar con alguien elegiría a Montand, un actor que nunca me ha convencido demasiado en papeles ligeros, cómicos o románticos, pero que a los polars suele aportar un rostro cansado, circunspecto, envejecido (y tenía solo 49 años), que resulta de lo más convincente.



    Una vez más, como en otras películas (en particular Le samouraï), Melville abre el film con una cita, al parecer apócrifa, del místico bengalí Ramakrishna, que pone en boca de Buddha, a la vez que trazaba un círculo rojo, la frase siguiente: “Quand des hommes, même s’ils s’ignorent, doivent se retrouver un jour, tout peut arriver à chacun d’entre eux, et ils peuvent suivre des chemins divergents. Au jour dit, inéluctablement, ils seront réunis dans le cercle rouge”. La frase parece apuntar a un fatalismo ineludible, tan habitual en el cine de Melville.

    Aquí esos hombres son los citados Corey (que acaba de salir libre de prisión), Vogel (que se escapa, a pesar de viajar vigilado por Mattei, rompiendo la ventanilla de un tren en marcha) y Jansen, un expolicía alcoholizado, que vive aterrado por sus alucinaciones (que Melville ilustra con profusión de lagartos, ratas y serpientes, en una escena que resulta extraña dentro de su obra).



    Corey, que se topa de manera fortuita con Vogel, cuando este se refugia en el maletero de su coche para huir de la policía, tiene un plan. Consiste en el robo de una joyería de la plaza Vendôme de París, misión casi imposible a causa del sofisticado sistema de seguridad que protege las joyas. Para ello necesiten un tirador experto, lo cual los lleva a Jansen. Este, en uno de los detalles de guion poco creíbles, de la noche al día, pasa de un estado alucinatorio



    a recuperar su pulso y sobriedad (incluso se fabrica sus propias balas, detalle reproducido por Alain Corneau en Police Python 357, también con Montand).

    En paralelo, el comisario Mattei persigue a Vogel, que se le ha escapado literalmente de las manos.



    Mattei es un comisario peculiar, un tipo solitario que vive rodeado de gatos (que pertenecían a Melville), nos recuerda a los policías, astutos profesionales, encarnados por Meurisse en Le deuxième souffle o por Périer en Le samouraï (que también aparecerá en el film como Santi, el propietario de uno de esos habituales locales nocturnos con espectáculo tan caros a Melville).



    A Corey también lo persiguen, pero no la policía, sino unos matones enviados por Rico (André Ekyan), pez gordo del hampa con el que parece tener cuentas pendientes,



    entre ellas que se haya “apropiado” de su amante (Anna Douking), lo que nos viene sugerido por la manera como Corey se deshace de las fotos de la mujer (a la que Melville nos muestra solo una vez y completamente desnuda).



    La secuencia del robo ocupa buena parte de la película, rodada con la precisión y estilización típica de Melville, sin diálogos.



    Reconozco que, en general, las películas de “robos perfectos” nunca me han atraído demasiado (tampoco el de Le clan des siciliens, en este caso unas joyas transportadas en avión en un vuelo de Roma a Nueva York), pero la forma como lo rueda Melville es realmente espectacular por su sobriedad, sin concesiones a la espectacularidad gratuita, tan habitual en el cine actual.

    Pero el perista que se ha de hacer cargo de las joyas rechaza el trabajo, con lo que Corey ha de conseguir otro contacto. Este será, en una muestra de su astucia, el propio comisario Mattei, que le preparará una encerrona. Se traza así el círculo rojo en que el destino unirá fatalmente a los tres hombres, aunque, todo hay que decirlo, Melville fuerza mucho la situación haciendo que Vogel irrumpa de manera inesperada (Corey y Mattei se reúnen en una mansión que, luego veremos, está completamente rodeada de policías), para así poder encerrar en el círculo del destino a los tres protagonistas.

    Aunque prefiero tanto Le samouraï como Le deuxième souflle, Le cercle rouge me parece un magnífico film, que supuso el mayor éxito comercial de la carrera del director. Con la próxima entrega, Un flic, otro polar, llegaremos al final del recorrido, que coincidió lamentablemente con el final de la vida de Melville.

  19. #119
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas



    Tenemos otra vez el repertorio made in Melville al servicio, desde el dichoso fatalismo, dichoso porque me está empezando a destrozar todos los finales de su film, desde su azote elegante a la policía, elegante porque siempre ganan, pero no se salvan tampoco aquí (quizá no tan a martillo pilón como en hasta el último aliento que recurre a un texto explicativo para pedir perdón por anticipado) al recurrir a un ex policía corrupto o al uso del chantaje y extorsión de Mattei para finalidades de resolución del caso (tengo la impresión que Melville le da ese toque frío a lo Holmes a sus comisarios, donde su obsesión es resolver el caso pasando incluso por encima de la justicia, o mirando para un lado cuando es necesario, importándoles poco la gravedad de los hechos o el daño hecho por ellos, en resumen, empatía la justa o ninguna), esta vez Melville se muestra más suave con ellos, y no ejecuta al policía pringado de calle, por ejemplo al vigilante de la joyería, como si hace de manera implacable con los motoristas de Hasta el último aliento, desde también el desnudo marca de la casa Melville, en el film a comentar, la mujer es más florero que nunca, desde la fantástica estructuración del film, también marca de la casa, y muy parecido a hasta el último aliento, con una intro dilatadísima donde se nos muestra en paralelo al personaje de Delon y el de Volonté, y como acaban encontrándose, para mi, sin duda, es la mejor parte del film con diferencia; después nos viene la planificación del robo, también marca de la casa, véase Bob, el jugador por ejemplo, para terminar con la ejecución de este y huída o escondite para llevarnos a la fatalidad marca de la casa.



    Esta vez la policía va muy por detrás de los malhechores, es más, el comisario no sabe ni la existencia de dos de ellos, y los pilla casi por casualidad, por ejemplo cuando uno de ellos es abatido y Mattei se sorprende al ver quien es. Por cierto, a mi también me ha encantado Yves Montand, a pesar de que es su personaje donde hay algo de vinagre, pero no mucho, en la linea del ciclo, como bien dice Mad esa extraña escena presentación de su personaje con el desfile de una fauna selecta no muy propio de su cine, lo que hace relacionarlo inmediatamente con drogas duras o enfermedad mental, y de repente zas, curado y lúcido, y que lucidez, un MacGyver de categoría; el mismo renuncia a su botín, justificando que el personaje de Delon lo salvó de la locura, cuando este lo único que hice es contratarle sin contrato, un minutaje extra para justificar la cura milagrosa hubiera sido apreciado.

    Melville, o el director de fotografía, nos vuelven a mostrar la hermosura de la fealdad, con unos paisajes rurales tristotes, unas carreteras secundarias que en cualquier desvío hacía el bosque significa muerte, está claro que los Coen vieron esta peli o cualquier polar de Melville antes de hacer Muerte entre las flores, también la fealdad reina en las ciudades, no recuerdo en que ciudad acontece el film, París?, pero fuera donde fuere, aparte de los alrededores donde se realiza el atraco, todo sigue tan feo como de costumbre.



    Interesante los What if? que nombra Mad en cuanto a las primeras opciones de reparto y coincido que el resultado final es muy bueno, pero claro el reparto que se quería tampoco estaba nada mal. Por cierto, otro momento que me ha dado la risa, es en el momento de la huída de Vogel, cuando está a punto de ser apresado, y tiene que cruzar el río, se quita la ropa, cruza el río, se vuelve a vestir y a seguir tirando. Me parece una licencia algo inverosímil, ya que tener el tempo concreto de los perseguidores es algo inaudito, y cada segundo en una huída vale oro, pero a Vogel parece que es más importante ir seco. Evidentemente esto es más una anécdota tocahuevos, dicha escena ni es influyente ni tiene un gran peso en los acontecimientos, simplemente me ha sorprendido.

    En resumen, otro film de media alta en la linea habitual, pero yo prefiero otras dos, el cual una es perfecta y la otra se acerca a ello. El círculo rojo su primera parte ya citada me parece formidable, el robo en si, algo dilatado, pero de traca y mocador por su originalidad situándonos en un contexto temporal, ya que a ojos de hoy, dicha originalidad desaparece, y se confunde con inverosimilitud, y aquí hay una larga lista de films modernos abanderados de ello.




  20. #120
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje

    Esta imagen no es de la película de Melville, sino de un film de Chabrol.
    Y sí, la ciudad del robo es París, la icónica plaza Vendôme.

  21. #121
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    vaya tenía un 25% de acertar, ya que Anna Douking hizo 4 pelis según FA. En el buscador he puesto: el circulo rojo Anna Douking nudie, y salió esa entra otras.

    Aseguraré el tiro


  22. #122
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    De hecho, la película de Chabrol a la que pertenece esa imagen es "Juste avant la nuit".

  23. #123
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    14. Crónica negra (Un flic, 1972)



    Cinematográficamente hablando, Melville “murió con las botas puestas”. El director falleció con solo 55 años pocos meses después del estreno de Un flic, a consecuencia de la ruptura de un aneurisma mientras se encontraba en un restaurante, durante la preparación del que había de ser su siguiente película, “Contre-enquête”, un film de espionaje protagonizado por Yves Montand.

    Y digo lo de “las botas puestas” no solo porque murió en plena preparación de un film, sino también porque su última película fue un polar de manual, una muestra más del papel esencial que jugo en la consolidación del género. No obstante, que se trate, indiscutiblemente, de un film chez Melville, no impide decir que es, en cierto modo, un paso atrás respecto a sus restantes polars, por varios motivos.

    Por un lado hay una cierta reiteración temática, una repetición que quizá denotaba una transitoria falta de inspiración (lo que le llevó a una agria disputa con Howard Vernon, cuando este se lo hizo notar). Si en Le cercle rouge teníamos el robo de una joyería, aquí hay dos robos: el de un banco (la BNP), en una población costera del Pays de la Loire;



    y el de un cargamento de droga que se transporta en un tren, en una secuencia que pretende mantener la ficción del tiempo real (20 minutos).



    Por otro, la coproducción franco-italiana, de nuevo con Robert Dorfmann como productor, no parece que contase con los medios necesarios. Así, durante esa larga secuencia de robo en el tren se usan unas maquetas sencillamente pobretonas, cutres. Si cuando comentamos en su día los films ingleses de Hitchcock destacábamos lo evidente, a los ojos de un espectador actual, del uso de las maquetas, aquí, casi 40 años después, el efecto es, por momentos, ridículo.



    Además, supongo que por exigencias de la producción, Melville recurre a un actor norteamericano de segunda fila, Richard Crenna, como Simon, el cabecilla de la banda, cuya interpretación no resiste la comparación con los nombres de los actores franceses de los que hemos hablado en otros films (Ventura, Belmondo, Montand, Reggiani). Hay que añadir a todo ello la presencia testimonial de Catherine Deneuve, la esposa de Simon, en un papel de pura ornamentación, sin ningún contenido (desde luego, Melville no estaba interesado en los personajes femeninos, siempre parece que no sabe qué hacer con ellos en sus polars).



    Y, last but not least, esta vez incluso Delon no va más allá de una interpretación gris y rutinaria. Aquí se pasa al otro lado de la ley para encarnar al comisario Coleman, que a diferencia de los papeles interpretados por Meurisse, Périer o Bourvil, no es un astuto profesional, sino casi la otra cara de la moneda de Simon, amigo suyo y amante de su mujer. Pero este aspecto, lo que podría ser la equivalencia entre orden y delincuencia encarnada en dos personajes casi intercambiables, está poco desarrollado por parte de Melville.



    ¿Qué nos queda? La película tiene ritmo, aunque se empantana algo durante el numero casi circense del robo con helicóptero. Arranca de manera poderosa, para mí lo mejor del film: el robo del BNP durante un día lluvioso, en una población que parece desierta, azotada por un vendaval de viento y agua.



    Los asaltantes (entre los que hay otro actor norteamericano, Michael Conrad), para que no haya dudas sobre la autoría de Melville (no se acredita ningún guionista en los créditos, que vuelven a utilizar la fórmula “un film de Jean-Pierre Melville), lucen sombrero y gabardina, y llegan conduciendo un coche americano, un Plymouth.



    Para que el film sea aún más melvilliano, más reiterativamente melvilliano, el director recurre otra vez a la cita inicial, esta vez atribuida al comisario Vidocq (personaje histórico del siglo XIX que pasó de ser un delincuente a dirigir la Sürete en París): “Les seuls sentiments que l'homme ait jamais été capable d'inspirer au policier sont l'ambiguïté et la dérision…” (ambigüedad evidente en la relación existente entre Simon y el comisario). También a la existencia de un local nocturno, el de Simon, con su espectáculo de bailarinas supuestamente erótico,



    y a un final que nos retrotrae a Le samouraï. Cuando el comisario apunta a Simon con el revolver para proceder a su detención, este hace un gesto brusco como si fuera a sacar un arma, forzando a que su amigo le dispare, de la misma manera como Jeff Costello terminaba sus días en Le samouraï.





    No es una mala película, pero sí queda, en mi opinión, por debajo de buena parte de la obra de Melville. En todo caso, no empaña una filmografía que, en su conjunto, es más que notable. Con Un flic llegamos al final con lo que solo nos quedará cumplimentar el cuestionario Fletcher habitual y hacer balance del ciclo. Eso será la semana que viene, cuando Alex publique su comentario. Espero que también Abuelo Igor aporte sus comentarios cuando pueda.

  24. #124
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas



    Empezamos con el vinagrazo absoluto, para mi number one de las peores escenas, inadmisible, es simplemente inadmisible la chapuza maquetera que se nos deleita durante nada más y nada menos que veinte minutos, unas escenas que competirían mano a mano con el platillo volante de Ed Wood en Plan 9 from outer space. Aunque lo peor de todo que no es la primera vez, ya en el ejército de las sombras lo comenté que las escenas del plano del avión era muy chapucero y no hacía falta, pero claro, no dura 20 minutos!!!! Repito estas escenas molan y pegan para Ator el poderoso en el siglo XX pero no para la filmo de Melville, es, y repito con más fuerza, INADMISIBLE. Como me compré el excelente pack de Arthaus de Melville y después comparto una cuenta de Filmin, el cual siempre que tenías sus pelis, las veía dos veces, primero en BD y luego por FILMIN, pero dicha escena no la he podido soportar otra vez y me he saltado esos veinte minutos de tortura, que aunque tenga escenas de interiores interesantes, el lastre es irrecuperable.



    Ahora bien, y coincido con Mad, lo mejor del film es sin duda la introducción, una caramelito en la costa, en un día de lluvia y ventoso. Y también coincido del papel de la mujer en la filmo de Melville, pero las veces que sale Catherine Deneuve, simplemente lo rompe, su belleza es abrumadora, y no me he enamorado porque ya la conocía, pero repito, lo poco que tiene en pantalla, que por cierto, es algo más de lo habitual, me ha tenido embobado, y esa escena vestida de enfermera fatale, que no se si Tarantino la sacó de aquí para su Daryl Hannah con su parche famoso en Kill Bill (aunque seguramente la sacó de una exploit rara de las suyas), es un gran ejemplo de dicha salivación.



    Por cierto, por fin otro plano cenital o casi cenital en un film de Melville

    En resumen, coincido, paso atrás, que no en falso, de Melville, que claro, venimos de un nivel altísimo y este film sabe a poco. La semana que viene, Formulario express made in Fletcher.


  25. #125
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    Predeterminado Re: Jean-Pierre Melville: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    Empezamos con el vinagrazo absoluto, para mi number one de las peores escenas, inadmisible, es simplemente inadmisible la chapuza maquetera que se nos deleita durante nada más y nada menos que veinte minutos, unas escenas que competirían mano a mano con el platillo volante de Ed Wood en Plan 9 from outer space. Aunque lo peor de todo que no es la primera vez, ya en el ejército de las sombras lo comenté que las escenas del plano del avión era muy chapucero y no hacía falta, pero claro, no dura 20 minutos!!!! Repito estas escenas molan y pegan para Ator el poderoso en el siglo XX pero no para la filmo de Melville, es, y repito con más fuerza, INADMISIBLE. Como me compré el excelente pack de Arthaus de Melville y después comparto una cuenta de Filmin, el cual siempre que tenías sus pelis, las veía dos veces, primero en BD y luego por FILMIN, pero dicha escena no la he podido soportar otra vez y me he saltado esos veinte minutos de tortura, que aunque tenga escenas de interiores interesantes, el lastre es irrecuperable.
    La secuencia es demasiado larga y un tanto torpe, nada que ver con la precisión del robo de Le cercle rouge. Pero es verdad que lo que clama al cielo es el uso de unas maquetas de lo más cutres y ridículas. Me gustaría saber cómo lo justificaba Melville, no recuerdo haber leído nada sobre el porqué de algo tan sumamente mal hecho en la película de un perfeccionista. Probablemente faltaban recursos para hacer unos efectos especiales más resultones, pero ante la imposibilidad de ofrecer algo al nivel del cine de Melville, el director debería haber planteado la secuencia de otra manera.

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