El hecho de que los compositores entren a la mayoría de los proyectos bien avanzada la post-producción en la mayoría de los casos, da una idea de la importancia que se le concede a la música de cine (y al propio compositor cómo narrador/cineasta), hoy en día.
Si el compositor tiene 1 mes para componer y grabar en total, mal asunto, por que tendrá que tirar de técnica y oficio más que dejarse llevar por las reacciones emocionales de la película o el guión, lo que inevitablemente resultará en trabajos más rutinarios e impersonales, impecablemente ejecutados cómo profesionales que son en la mayoría de los casos, pero ya está. Sospecho que muchas más veces de las que creemos es por esto que grandes nombres asociados a proyectos jugosos han entregado partituras muy por debajo de las expectativas (pienso ahora en Marvel o DC, que debería ser una fiesta para los músicos, y está repleto de trabajos estimables cómo mucho).
Por otro lado está el tema de los infames temp-tracks del demonio, lo peor de lo peor. Me parece estupendo que se monte la película con bandas sonoras preexistentes para los ejecutivos en pruebas de concepto, pero el compositor JAMAS debería ver la película en la que va a trabajar con música de ningún tipo.
En primer lugar, porque eso, conscientemente o no, le hace sentirse minusvalorado de entrada (déjame hacer mi trabajo y luego vamos viendo lo que funciona, no y por que, ¿no os parece?), el director debería transmitirle lo que quiere narrándole la historia, los personajes, el tono y sus motivaciones, jamás debería hacer comentarios/sugerencias musicales a no ser que tenga conocimientos al respecto y sepa porque está diciendo lo que está diciendo.
En segundo lugar, la primera impresión de metraje con música es la que cuenta, y luego puede ser muy difícil hacerle ver a los productores y/o al director que en realidad lo que crees que funciona es otra aproximación musical completamente distinta.
Por último, en muchos casos tú música suele acabar despersonalizandose un tanto, seas consciente o no de ello, porque muchas veces se intenta componer algo que recuerde en su sonido a los temp tracks, y a la vez resulte fiel a ti mismo.
De modo que, idealmente, la cosa debería transcurrir de la siguiente forma:
-Idealmente, el compositor ya estará contratado en pre-producción, y dispondrá de un tiempo generoso para la composición y desarrollo temático del score. Concepts arts, el guión si ya lo hay, que el director le cuenta lo que quiere hacer y cómo hacerlo de manera detallada...
- Posteriormente, habrá reuniones frecuentes /comunicación constante no sólo con el director, sino el montador y la gente de sonido/fx/mezcla, para que la integración sea perfecta atendiendo a la intención narrativa.
-Sinceridad a tope. Hablad con el músico, y contadle lo que pensáis que va bien hasta ahora, lo que no, y por que. Seguro que estará más que dispuesto a realizar posibles cambios conforme vayan surgiendo. Si las visiones chocan en un momento determinado, despedirle sin más no es una buena idea, hablar con el educada y respetuosamente le hará ver que se valora su implicación en el proyecto y se confía en su profesionalidad/versatilidad. A la inversa también, si el compositor sugiere determinada aproximación musical y no lo ves, déjale hacer primero. Luego, ya se va viendo si si o si no.
Danny Elfman dijo una vez sobre el tema:
"Podré ser mejor o peor músico, eso queda a criterio de cada cual, pero tu me contratas supuestamente porque has escuchado cosas mías y crees que puedo aportar algo a aquello que quieres contar. Bien, perfecto.
Luego estamos en la sala, se me muestra la película, y me encuentro que está llena de, por ejemplo, tracks de Hans Zimmer.
Ningún problema... salvo que mi estilo no puede estar más alejado del de Hans. Si, los temps tracks se usaran sólo cómo música con la que mostrar metraje, vale. Pero luego resulta que se espera que el compositor componga algo similar. Y claro, sudores fríos".
Cómo dijo John Barry, "si quieres que algo que yo componga suene a Thomas Newman, haber contratado a Thomas Newman".
Respecto a Desplat, es cierto que despierta muchas envidias, y que está ahora mismo en una nube laboral, por dos motivos fundamentales:
-Su ritmo de trabajo anual es considerablemente mayor que el de la mayoría. Muchas partituras. Es decir, además de bueno, trabaja rápido y eficientemente, algo que se valora mucho en Hollywood. Recuerda al volumen de trabajo que llegó a tener Morricone en su punto álgido.
-La calidad media de la inmensa mayoría de ellos es elevada, encima saltando de género en género con una facilidad insultante.
- No parece verse afectado por todo lo comentado y que cuenta Ottman. Se cuneta que por su don de gentes y mano izquierda, a parte de ser todo un caballero europeo, convence a directores y productores, y su sonido, integridad artística y estilo no se ven coartados (sus largas conversaciones le costará, seguro). Vamos, que le suelen dejar hacer.
Todo ello es motivo de admiración y respeto, pero no debe ser fácil de asimilar por parte de colegas suyos igual de talentosos pero que no tienen tanta suerte (por su forma de ser, o carácter, por ejemplo). Respecto a la crítica, he llegado a leer a algunos comentar que qué pariente ocupando un alto cargo tendrá el francés en USA.
España, el país en el que se piensa que destacar a base de esfuerzo, tesón, constancia y trabajo duro es imposible. ¡Tiene que haber gato encerrado, seguro! En fin.
"La respuesta la dió el propio Desplat, quién en una ocasión dijo: "Si eres músico, te encantan las películas y quieres probar suerte en este trabajo, diría que además de tener formación y talento, has de saber escuchar, tener empatía, y ser humilde. Al mismo tiempo, se firme defendiendo tus ideas, pero siempre desde la educación y el respeto. Ah, y dedicale horas. Muchas."
Creo que no hace falta decir nada más.
Dejad a los músicos hacer, leñe. Pueden contribuir enormemente al producto final, pero sólo si se les deja.
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