Es un fragmento de la novela de JP.
Después llamó al funcionario de salud pública de Amaloya, que confirmó que un bebé de nueve días, que dormía en su cuna, había sido mordido en el pie por un animal, del que la abuela —la única persona que realmente lo había visto— afirmó que era una lagartija. Con posterioridad, el pie se puso tumefacto y el bebé estuvo a punto de morir. La abuela había descrito a la lagartija como de color verde con listas marrones. Había mordido al niño varias veces, antes de que la mujer la espantara.
—¡Qué raro! —comentó Gutiérrez.
—No, como todos los demás —contestó el funcionario, agregando que se había enterado de otros incidentes de mordedura: un niño en Vásquez, la aldea costera que venía después de Amaloya, fue mordido mientras dormía. Y otro en Puerto Sotrero. Todos estos sucesos se habían producido en los últimos dos meses. En todos, los protagonistas habían sido niños y bebés que dormían.