De MundoBSO:
Una vez más, se hace realidad el dicho un compositor no puede resucitar a un muerto, pero se espera que lo haga parecer más presentable, porque aunque Giacchino ha puesto todo su empeño en crear una música que sea útil a la película, que la eleve, la haga más intensa y más emotiva los resultados alcanzados se acercan más a un mal telefilme de los que pueblan las televisiones privadas los sábados por la tarde que no, desde luego, a la joya con la que Spielberg inauguró hace ya treinta años la saga jurásica.
No es culpa del compositor, sino de un filme que no está a la altura de su música. Es una película/parque temático filmado hecha solo para ganar dinero, planificada más con algoritmos que con ideas, más con mecánica que con emoción: es una cansina sucesión de luchas, de dinosaurios cada vez más temibles y de resoluciones de luchas cada vez más pueriles, tanto como los mensajes que pretende dar, como el discurso final que sonroja aún más precisamente por una música que está a años luz en categoría pero que no por ello lo hace serio y respetable.
En este contexto, es imposible que la música pueda aportar otra cosa que rutinarios parcheos, guiños sin fin e ínfulas de trascendencia que resultan muy impostadas y algo pomposas. Las referencias a Williams, además, no solo no ayudan sino que humillan aún más a esta película, la hacen más decadente. Si el propósito hubiera sido hacer una simpática serie B, una película al estilo de las de Irwin Allen (faltaría, eso sí, un reparto de viejas estrellas del cine), pues entonces la música no lineal sino atropellada, dispersa y caótica de Giacchino habría tenido su gracia. Pero es una película que forma parte de una saga y su banda sonora evidencia, pese a sus mejores intenciones, que la saga ya no da más de sí, tampoco musicalmente. No basta con hacer una música respetable para conseguir que la película lo sea también. Ni que lo parezca.
Y editorial:
Con John Williams revivieron los dinosaurios y con Michael Giacchino vuelven al peligro de extinción cuando se constata que todo lo que ofrece musicalmente Jurassic World: Dominion (22) es decadencia, es obsolescencia y es agonía. No es culpa del compositor, lo he comentado en la reseña que he publicado hoy, sino consecuencia de unos tiempos actuales en los que la industria está condenando a la extinción un modo de hacer música que ha dominado el mundo del cine casi desde su creación. Y no, el tema no es ahora y aquí los Zimmer y semejantes, que es un debate abierto sobre el que ya me he pronunciado y me seguiré pronunciando. El tema es la música sinfónica, grandes orquestas y coros incluídos, cuando solo es entendida como rellenaescenas, como un modo de amplificar el espectáculo, pero sin contar realmente nada.
Lo que hizo Williams en la película de 1993 fue extraordinariamente sencillo a la vez que extraordinariamente elaborado: dos grandes temas centrales (uno para el parque y el otro para la fascinación por los dinosaurios) y una serie de temas secundarios para el caos y el terror. Con recursos temáticos mínimos se alcanzó una expresividad y un contenido dramático máximo: en este vídeo mostré el enorme alcance y calado en el uso de los dos temas centrales. Esto es hacer cine con la música y esto precisamente es lo que más en riesgo de extinción está en la música sinfónica (¡la sinfónica!) actual, cuando se espera de ella que sea más llamativa que explicativa.
Hace dos semanas lo comenté en el editorial Dos mundos compatibles, donde por cierto abordé lo de la miniserie Obi-Wan Kenobi, cuya música pone también en riesgo de extinción la saga galáctica. Pero ese editorial creó cierto revuelo en las redes, básicamente porque no se entendió o porque se opinó sobre un destacado pero sin haber leído mis palabras en su contexto, lo que también suele pasar (¡la extinción del razonamiento!). En el Club MundoBSO contesté esto:
"Tal y como alguien ha apuntado hoy en día Williams es visto por la industria como algo jurásico, que debe desaparecer en cuanto él muera (por enésima vez: el libro de Eicke es suficiententemente revelador) y lo que ha traído Zimmer va a quedarse, asumidlo. Y es que además per se no es malo. Acaso Vangelis destruyó la música de cine, o antes de él el pop en los western, o antes del pop el jazz? La música de cine es abierta y ecléctica. Abrid los ojos. Lo que va a matar el sinfonismo tal y como lo legaron los grandes no es solo que se quiera Zimmer a toda costa -mil veces lo he dicho- sino la vulgarizacion del sinfonismo, reducido a música industrial, sin alma. ¿Y por qué? Por competitividad. Y como Zimmer se va a quedar, y lo realista es entenderlo, nada mejor que hacerlos compatibles. Podéis vivir en un mundo de ilusión y de fantasía. La realidad es la que es. Si queréis que el mundo Williams sobreviva, sed exigentes con quiénes hacen música sinfónica, no solo señaléis al mundo zimmeriano".
No, no es culpa de Giacchino, porque es un compositor que ha demostrado suficientes veces tener inteligencia y conocer los recursos dramáticos y narrativos de la música. Pero los que pagan estas películas no quieren la sofisticación ni complicación de la música sinfónica temática que exige un desarrollo, eso es algo jurásico, sino solo lo inmediato, que cause impresión y genere espectáculo. No es la música sinfónica la que está en peligro sino el modo de hacerla y aplicarla.




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