Cómo he dicho muchas veces, pese a mi edad y la época en que nací, probablemente Kenneth Branagh sea mi realizador predilecto, bien por lo íntimamente ligado que ha estado a momentos decisivos a lo largo de mi vida, bien por haber seguido de cerca su carrera teatral en los 80- 90 (y su eclosión junto a Thompson, recuerdo cómo lo de Ken & Em, se propagó cómo la pólvora por la nación, jóvenes precoces y extremadamente talentosos que sorprendían por su inteligencia, ingenio, cultura, y por su franqueza política sin cortapisas dada su corta edad; a este respecto recuerdo la polémica que hubo cuando Thompson dijo pública y contundentemente lo que pensaba sobre la Guerra del Golfo), bien por el romanticismo y vitalismo sin complejos que rezuma su cine.
Por otro lado, me alegré mucho de que su brillante precocidad no se llevase su humildad y agradecimiento, a prácticamente toda su troupe teatro (compuesta en su mayoría por actores legendarios y maestros suyos que le llevaban varias décadas, que en 1987 se habían ido con el joven Branagh a la recién creada Reinassaince Theatre Company) asombrados de lo claras que tenía las cosas) de casi 15 años de relación y amistad, la llevó consigo cuando dio el salto al cine, no sólo a los actores, sino también al diseñador de producción Tim Harvey, el compositor Patrick Doyle o el productor David Parfitt, por ejemplo.
Al lío.
Enrique V: Monumental debut, obra maestra absoluta y aún hoy considerada por muchos cómo posiblemente la mejor adaptación de una obra de Shakespeare que se haya visto en la gran pantalla. Magistralmente rodada y musicalizada.
Morir Todavía: Oferta de Sidney Pollack y la Paramount para hacerse cargo de un guión de Scott Frank que nadie quería por considerarse demasiado complejo. Obra tremendamente personal, de resonancias operísticas, y marcado romanticismo. Comienza a dejar patentes sus constantes temáticas y narrativas. Presentación de Patrick Doyle en USA. Gran película a reivindicar.
Más tarde, tuvo tiempo también para dedicar una película entera, simplemente porque le apeteció, a sus amigos de toda la vida (Los Amigos de Peter , que fue la presentación oficial en sociedad - esto es, fuera de UK- de Imelda Staunton, Hugh Laurie, y el gran Stephen Fry. Nostálgica y muy agradable, con una dirección y un guión más elaborados de lo habitual en este tipo de cintas.
Hizo lo mismo al año siguiente a gran escala con sus compis del teatro añadiendo algunas estrellas internacionales a la mezcla, cuando se largaron 6 meses a la toscana a rodar Mucho Ruido... conviviendo todos juntos en aquel paraje de ensueño, repartiendose las tareas (Doyle se moría de risa contando cómo por ejemplo le decía a Keanu Reeves una mañana: Hoy te toca a ti bajar al pueblo a comprar leche y huevos, surrealista), cómo una gran familia, lejos de interferencias artísticas de ningún tipo.
Ya era marciano en 1993, hoy en día ni siquiera es planteable hacer una película en semejantes condiciones, pero Branagh es del "método Coppola" en este sentido, la convivencia y las relaciones reales son fundamentales para dar credibilidad a las interpretaciones posteriores.
Obra maestra absoluta, de un Branagh en plenitud artística y personal.
Luego vendría la caída en desgracia con la enorme torta de su monumental, romántica, intensa, incomprendida y alucinante (Shelley meets Shakespeare) Frankenstein de Mary Shelley , su escándalo extramatrimonial con Bonham Carter, y el posterior divorcio de Thompson. Al año siguiente, purga de demonios interiores con la intimista, de nulo presupuesto y en blanco y negro "En lo más crudo del crudo invierno", primera película cómo realizador (y guionista y productor), en la que no aparece cómo interprete (muy significativo). Funciona, premio en el festival de Venecia al mejor director. Branagh, el autor.
Se anima y decide dar el todo por el todo filmando el Hamlet definitivo, esperando recuperar el favor de crítica y publico. 70mm, reparto espectacular, dirección colosal (planos secuencia, travellings..), partitura épico romántica de Doyle, más de 4 horas de duración... y aunque la crítica la alaba, no acaba de funcionar en taquilla, la prensa lo ataca con más intensidad que antes (megalómano, excesivo, narcisista, egocéntrico...), y los premios de la academia le ignoran por completo en las categorías principales, afectandole considerablemente.
Lo que nos lleva al exilio durante 4 años, reaparece en el 2000 sin haber aprendido nada, poniendo a Shakespeare (trabajos de amor perdidos) a bailar canciones de los 30-40. Se la vuelve a pegar en taquilla y esta vez la crítica también le destroza (Shakespeare y claqué, algo anda muy mal con Kenneth Branagh).
Hasta 2006 sobrevive haciendo cosillas cómo actor aquí y allá además del teatro por supuesto , y estando en Japón de vacaciones con su esposa, decide quedarse unos meses y filmar un Shakespeare allí mismo en tiempo récord (la comedia vitalista y pastoril Cómo Gusteis) . Recupera el favor de la crítica, al menos en parte, pero númerosos problemas de distribución hacen que la película tenga un estreno muy limitado a nivel mundial.
A finales de ese mismo año se va para Alemania con su viejo amigo Stephen Fry, quién ha terminado por fin su viejo proyecto de adaptar la flauta mágica de Mozart al marco de la primera mundial. Cantantes de ópera de primer nivel la protagonizan, vitalista y con imaginería visual muy potente, la película muestra a un Branagh tras la cámara al que no le pesan los años (probablemente contenga el plano secuencia más largo y elaborado de su filmografía),tremendamente implicado. De nuevo, y pese a que es alabada en USA, UK y Alemania, severos problemas de distribución hacen que no sea vista en muchos países, permaneciendo hasta la fecha cómo una joya desconocida.
2007, nueva adaptación de la obra teatral de Shaffer, Sleuth, con guión de todo un Harold Pinter (premio nobel de literatura en 2005), un Branagh en plena forma, en el festival de Venecia se la alaba moderadamente y la crítica internacional y la mayor parte del público no sabe hacer otra cosa que escandalizarse ante el hecho de que se hayan atrevido a hacer una nueva película, siendo la de Mankiewicz una vaca sagrada cómo es (que lo sigue siendo). Ignoro por que se empeñaron en llamarle remake. En fin, joya a redescubrir.
2011: Sopresa mayúscula y giro de 180 grados con Thor, que resulta ser francamente estimable dentro de lo que cabe y éxito de crítica y público. Bien por Ken, ¿pero hemos perdido al autor, al cineasta personal?
2013: Así parece confirmarlo Jack Ryan, sin duda su peor película sin ser mala en absoluto. Lo impersonal de las secuencias de acción, en un tipo que se había caracterizado por su destreza tras las cámaras, hace temer lo peor.
2015: Cenicienta. Sorpresa mayúscula. El Branagh autor se da la mano con su nueva faceta de eficaz artesano, en una adaptación en imagen real que bebe directamente de su Mucho Ruido... en su vitalismo y lo elaborado de muchos de sus encuadres. Maravillosa.




LinkBack URL
About LinkBacks
Citar