Al Ministerio de Cultura sólo le preocupan los proyectos e ingresos de los amiguetes, y organizar divertidos saraos donde se vistan con sus mejores galas, se premien todos entre sí y se rían las gracias unos a otros. Ésa es su única preocupación y el destino de los generosos presupuestos: ágapes, homenajes endogámicos y alfombras rojas. Para los responsables del Ministerio, el resto es incultura y zafia colonización.