El rodaje de la película llevó a las protagonistas a vivir en Madrid durante cinco meses a comienzos de 2024. Tilda Swinton, quien ya disfrutó de la ciudad durante el rodaje de Los límites del control, dirigida por su también colega Jim Jarmusch en 2008, cayó rendida: “Tengo que decírtelo: adoro Madrid. No solo porque Pedro esté allí, también porque tengo muchos otros amigos ahora. Vivo en el campo en Escocia y hace mucho que no pienso en mudarme a una ciudad, pero si alguien me obligara a hacerlo, Madrid es una de las opciones que están más arriba en la lista”, cuenta. “Hay algo ciertamente oscuro en ella que me recuerda al Londres de los 80 en el que yo viví. No es un alegre jardín, es una gran ciudad con las incomodidades que eso implica, pero tiene una forma de vivir tremendamente benigna y nutritiva. Además, los museos son de otro planeta”. Moore, por su parte, disfrutó por primera vez de la ciudad más allá de las pocas horas que le había permitido alguna gira promocional: “Viví en el barrio de Salamanca, un lugar precioso, e iba cada día a El Corte Inglés. Todos los días. Me encanta. Cada noche, al volver a casa, me decía a mí misma: ‘Julie, no necesitas ir otra vez’. Al final siempre acababa haciendo el camino con mi bolso”, cuenta entre carcajadas. “Compraba cosas, intentaba hablar español con todos. Vino mi marido a visitarme y le dije que tenía que ir a conocer el mejor supermercado del mundo”, continúa. “Creo que el arte en Madrid, además, es increíble. Nunca había estado en el Museo del Prado y me dejó sin palabras”, concluye con una enorme sonrisa.