Es que es una película desagradable y demasiado enfermiza y lidia con Saw II por ver cuál de las dos es más sádica y saca la mayor burrada en pantalla. La peli, por buscarle algún acierto, entra a saco desde el principio, y a los 15 minutos los cuatro protas ya están en la casa de Leatherface (y su tortura se prolonga durante la hora restante). En ese sentido no hay concesiones de ningún tipo, y hay bastante brutalidad y gore (aunque no sea muy explícito, cosa que agradezco). Es como la media hora final de Hostel pero alargada 80 minutos (que a mi no me se han hecho pesados).
Pero por otra parte, si se piensa en lo que se nos quiere ofrecer, la película es una verdadera estafa, como bien dice Elliot. La explicación de los orígenes de Leatherface se limitan a los primeros 10 minutos, y el resto es un calco del remake del 2004: cuatro chavales, viaje en coche, todos ellos capturados excepto la guapa protagonista que las pasa putas y tiene que salvar a los demás, y detalles más concretos (como por ejemplo lo de quitarle la cara a su novio, pasarla por la máquina de coser y ponérsela de máscara, en un desarrollo idéntico) . Encima, mientras que en la del 2004 el terror que pasaba la Biel era una cadena de decisiones que tomaba más o menos de forma lógica, aquí es de un absurdo que tira para atrás (o sea, que la prota ve como le arrancan los brazos y la cara a su novio, y cuando tiene oportunidad de escapar, ¿se vuelve a salvar a la amiga? ¡Venga ya!). La única diferencia es que al final no se salva la prota.
Así que, como todo es exactamente igual que el remake de hace un par de años, el film tira de guiños (el sheriff torturando al chico desertor, como si estuviera haciendo su papel de La chaqueta metálica) o toda la escena cumbre de la cena, inspirada claramente en el clímax de la primerísima versión (aunque mientras que allí sentías horror por lo que veías, aquí hasta te entra la risa).
Y para los que esperen ver a Leatherface en acción y esas míticas persecuciones motosierra en mano, lo llevan claro, porque aquí lo han reducido a la mínima expresión. El auténtico prota es el sheriff Hoyt, que ha pasado a ser un auténtico cabronazo que mata sin piedad (en la del 2004 también era un paleto desequilibrado, vale, pero todas las atrocidades las cometia Leatherface). Vamos, que podían haber llamado a la peli: "Sheriff Hoyt: El origen".
Resumiendo, ahorrarosla.